Freno A Los Borrachos

Un informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, dado a conocer en el mes de mayo, produce escalofríos al mostrar que durante el 2009 murieron en accidentes de tránsito 5.697 personas en Colombia. Aunque son varias las causas que alimentan esta cifra –errores humanos, fallas mecánicas, mal estado de las vías–, la irresponsabilidad de mezclar licor y combustible sigue contribuyendo con una gran cuota a este dramático panorama.

Una muestra de esta situación son los datos divulgados por las autoridades durante el pasado puente festivo. En solo 36 horas, entre las 6 de la tarde del viernes y las 6 de la mañana del domingo, la Policía de Carreteras reportó que sus agentes detuvieron a 960 personas que conducían embriagadas, entre ellas 391 motociclistas. Ya son 4.279 los detenidos tan solo este año por dicha causa.

Y como muchas veces el ejemplo no entra por casa, o sea, por los investidos de autoridad, entre los borrachos al volante, al parecer, iba el personero del municipio de Candelaria (Valle), Erik Daniel Medina, quien causó lesiones a dos personas con su vehículo oficial. Otro reciente caso, tan penoso como indignante, que vale la pena citar, es el del director del Instituto de Recreación y Deportes de Bucaramanga, Fabián Rolando Méndez, quien, también bebido, el pasado 10 de abril atropelló a dos menores, a las que dejó gravemente heridas.

El pasado fin de semana fue crítico. Con algún grado de alcohol y muchos grados de estupidez, centenares de conductores convirtieron sus vehículos en armas mortales contra inocentes que se atravesaron en su camino. Mientras manejaban alcoholizados se transformaron en un peligro con el potencial de causar una tragedia, de perder la vida o de quitársela a los pasajeros o transeúntes inermes, así como de dejarlos discapacitados para siempre.

Medellín registró una de las cifras más altas: 180 conductores borrachos, luego de 971 pruebas de embriaguez. El 40 por ciento eran motociclistas, sector que pone ese porcentaje de las muertes en accidentes de tránsito en todo el país. La parca sigue su fúnebre marcha sobre ruedas este año. Ya 649 motociclistas han partido al último viaje en este medio de transporte y 5.700 han resultado heridos.

¿No vale nada la vida? Conducir en forma responsable, prudente, observando todas las normas de tránsito no es el hábito de muchos colombianos. En lo que va del 2010 se han impuesto 25.000 comparendos. Pero impresiona que, a pesar de las lecciones fatales, de los permanentes esfuerzos para concientizar y de las leyes severas, muchos consumen licor y no entregan las llaves.

Ya no solo hay que pagar un salario mínimo, pues ahora se inmoviliza el vehículo y se corre el riesgo de perder la licencia de conducción. La recién estrenada Ley 1326, del 2009, endureció los castigos con penas hasta de 27 años de cárcel para quienes causen muertos y heridos en accidentes de tránsito ocasionados por manejar en estado de embriaguez. Es justo que tan inconsciente irresponsabilidad se convierta en un agravante ante la Justicia. Pero muchos insensatos aún quieren irse por la peligrosa calle de en medio.

Hay que elogiar la labor de la Policía y pedirle no cejar en su esfuerzo por detener a los infractores, pues así salva muchas vidas. Desde luego, que se aplique la ley, que el Estado mejore las vías y la señalización. Que se incrementen las pesquisas de licencia falsas o expedidas sin rigor. Sobre todo, que los ebrios reincidentes pierdan de por vida, sin atenuantes, sus licencias. En todo caso, hay que prender las luces de alarma; hay que frenar a los borrachos al volante, pues son una verdadera amenaza para la sociedad