Un francés ayuda con prótesis y
rehabilitación a niños y jóvenes que han perdido sus piernas
En
Colombia, según Derien, se necesitan más de 10.000
prótesis al año y sólo se producen 2.000.
Jean
Charles Derien se quedó en Colombia por la misma
razón de muchos extranjeros: lo flechó Cupido. En el 2000 creó
Hace
12 años, este francés se enamoró de una samaria y de las playas de Taganga, un pueblo de pescadores a 10 minutos, en carro,
del centro de Santa Marta, donde construyó una casa frente al mar.
Pero
la labor que realiza a través de su Fundación Por el Derecho a Caminar -con la
que ayuda a que niños y jóvenes de escasos recursos que han perdido sus piernas
tengan una prótesis y se rehabiliten- es otro motivo para que este hombre, de
60 años, biólogo y experto en reproducción humana, echara raíces allí, e
incluso, obtuviera la nacionalidad colombiana.
Como
otras personas a las que apoya, Derien sabe lo que
significa perder alguna de sus extremidades. Nació con el pie izquierdo
apuntando hacia la dirección contraria y después de muchas intervenciones, y de
una gangrena, le amputaron la pierna.
Pero
luego de que esto ocurriera, el 23 de mayo de 1968, dos semanas después ya
caminaba con su primera prótesis. Y dos años más tarde logró coronarse como
campeón de salto alto en los primeros Juegos Mundiales para Minusválidos, en
Francia.
Su
vida es prueba de superación. Por eso, tras conocer las historias de cientos de
'mochitos' colombianos -como llama cariñosamente a los amputados- decidió
invertir dinero y tiempo en ayudarlos. El primero fue Alexánder,
de 15 años, de Piedecuesta (Santander) a quien una
mina le destrozó sus dos piernas. Derien conoció su
drama por televisión y luego de localizarlo, prometió ayudarlo.
Así
fue como nació su fundación, en el 2000, que cuenta con un taller para fabricar
prótesis de alta calidad en Bogotá y ofrece rehabilitación mediante la
talasoterapia, en su casa de Taganga.
La
fundación, que tiene convenios con Éxito y Carrefour
para emplear a personas rehabilitadas, ha entregado 170 prótesis y fabrica dos
al mes debido a su costo (entre 3 y 10 millones de pesos).
Y
aunque ha sentido la satisfacción de ver caminar de nuevo a los amputados,
también ha pasado momentos dolorosos, como la muerte de una pequeña, de 7 años,
que en el 2005 no alcanzó a estrenar su prótesis porque un cáncer se la llevó.
A
pesar de esas situaciones, Derien sigue trabajando
para devolverles a los mutilados el derecho a caminar.
PAOLA
BENJUMEA BRITO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
TAGANGA (MAGDALENA)