Tres mil héroes compiten en las Olimpiadas Fides, para personas con algún tipo de discapacidad

Un grupo de niños inauguró anoche las olimpiadas, que se realizan desde hoy en la sede de Compensar, en Bogotá.

Esta vez, participan atletas de todas las regiones del país, desde Providencia hasta el Amazonas, y vienen invitados de Canadá, Puerto Rico, Cuba, Uruguay, Paraguay, Argentina, Venezuela y México.

Con dificultad, Miguel Gaona flexiona su pierna derecha, patea un balón y hace gol en un arco sin arquero.

El hombre, de 37 años, entrena en una de las canchas de fútbol de la sede recreacional de Compensar, en Bogotá, donde hoy comienzan las justas de las III Olimpiadas Iberoamericanas Fides.

Él es uno de los tres mil atletas con algún tipo de discapacidad que se congregan en este evento, considerado como uno de los más grandes del deporte especial en Latinoamérica.

Hoy es el debut de Miguel, quien padece una discapacidad mental que, a su vez, le atrofia la pierna, la mano y el ojo izquierdos. Dice que espera hacer muchos goles para su equipo y que quiere colgarse, por primera vez, una medalla en su cuello.

Miguel, que desde los ocho años de edad fue llevado por su familia a una sede de las Aldeas Infantiles SOS y nunca más volvió a saber de ella, asegura que cuando está en la cancha se siente libre, pleno, y que extrañamente su pierna chueca le permite moverse rápidamente.

Entre una jugada y otra, se olvida de que tiene una discapacidad que le impide llevar una vida normal y que lo hace depender de la institución que siempre se ha encargado y se encargará de sus cuidados.

Historias de superación -como la de Miguel- que dejan ver que los límites en las personas discapacitadas no existen, abundan por montones en este certamen.

Blanca Aponte es la atleta más veterana de toda las olimpiadas. Tiene 65 años y competirá en atletismo. "Me gusta mucho correr", dice Blanca con una voz que sale apretada, producto de la discapacidad mental con la que nació.

Su hermana menor, Rosalba, es su cuidadora y su más ferviente seguidora. "Eres una campeona", le dice Rosalba y le acaricia la mejilla derecha.

Desde que falleció su madre, hace varios años, ella se encargó de los cuidados de Blanca. "Para muchas personas es difícil e incómodo convivir con una persona como Blanquita, pero ella es mi angelito. Ayudarla es mi misión en la vida", cuenta esta pensionada de 63 años.

Maridel Chamorro es parapléjica de nacimiento. Y aunque nunca se ha podido levantar de su silla de ruedas, en el agua no hay quién la detenga.

Es la tercera vez que compite en estas olimpiadas, de las que siempre ha salido campeona. Tiene dos medallas de oro en su categoría: natación asistida en 10 metros.

"Cuando compito siento emoción, felicidad, una adrenalina muy fuerte. Si pudiera, viviría en una piscina", cuenta esta bogotana de 23 años.

A pocos metros de ella está Alexander Martínez, un hombre de 23 años que no necesita ver para correr como una gacela.

Viene desde Turbaco (Bolívar), es su primera vez en Bogotá y competirá en atletismo (100 metros) y en lanzamiento de bala.

Es alto, y como tiene las piernas largas, hace dos años le sugirieron que se entrenara en velocidad. Y aunque reconoce que al principio sintió miedo al correr, hoy disfruta de cada momento en la pista. Sobre todo del triunfo.

"Lo mejor de este evento es que lo hacen sentir a uno importante, que hacemos parte de la sociedad, que no hay exclusión. Acá podemos soñar que todo es posible", cuenta Alexander, estudiante de grado noveno y  quien vive con sus abuelos.

JOSÉ ALBERTO MOJICA P.
REDACCIÓN VIDA DE HOY