Cerca del 12 por ciento de los colombianos (unos 5 millones de personas) se
encuentran en condiciones de desnutrición o, en el mejor de los casos, pueden
comer solo lo que les regalan.
Esa conclusión es una radiografía sobre lo que en materia de seguridad alimentaria está viviendo el país, según lo indicó este
lunes la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), en la Segunda Cumbre de Regiones del Mundo sobre Seguridad Alimentaria, a la que asisten 30 representantes de
diferentes países del mundo, en Medellín.
El atraso del país en la materia se hace más evidente cuando la FAO muestra
cómo otros países latinoamericanos como Cuba, Argentina, Chile y Uruguay están
generando proyectos para garantizar la alimentación de sus pobladores.
Incluso, Perú está por delante de Colombia en ese aspecto.
Raúl Benítez, director de la FAO para América Latina, dice que hace falta
más voluntad política. "En el caso de Colombia nos está haciendo
falta un empujoncito más. Hubo una reducción importante en la década del 90,
pero se estancó", aseveró, al tiempo que estableció que les falta
a los organismos trabajar de manera más coordinada.
El viceministro de Agricultura, Ricardo Sánchez López, argumentó que el
territorio rural del país necesita fortalecerse en todos los frentes, con retos
como lograr que aumente el número de egresados universitarios que estudian
carreras agropecuarias, porque el año pasado solo sumaron el uno por ciento del
total. "No hay globalidad que valga sin localidad que sirva", indicó,
al reconocer las problemáticas del campo.
Para el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, lo imperativo debe ser
devolver la dignidad al campo y evitar que las personas que lo habitan sigan
siendo simples supervivientes.
Panorama mundial
En el ámbito global la situación no es muy diferente. Según la FAO, en el
mundo padecen de hambre 867 millones de personas, cifra que las organizaciones
mundiales que luchan por el tema como FAO y ORU/Fogar,
están convencidas de que se puede reducir con el compromiso de los gobiernos.
El caso de Latinoamérica sigue siendo preocupante, aunque hay avances en
materia de reducción del hambre en Perú y Brasil.
"Sin embargo, las cifras aún no están en cero, y tenemos que trabajar
más", acotó Benítez, quien agregó: "Sabemos que esto toma tiempo;
entonces, para acabar el hambre que hoy viven las poblaciones, los gobiernos
deben transferir dinero y alimentos básicos a esas personas".
La cumbre sirve para que los diferentes países planteen sus estrategias para
mejorar la alimentación.
José Manuel de la Sota, presidente de la Organización Latinoamericana de
Gobiernos Intermedios (Olagi) y gobernador de la
provincia de Córdoba (Argentina), sostuvo que tres provincias de su país
(Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos) conformaron una región y construyeron un plan
estratégico con empresarios, universidades, sindicatos y sociedad civil.
"A la industria de los alimentos la estamos apoyando. En Córdoba
entregamos becas a los mejores estudiantes que quieran formarse en este sector,
y a todos los estudiantes y docentes les financiamos el transporte
público", afirmó Sota.
Por su parte, Coumba Ndioffene,
presidente de Poitou- Charentes,
programa de mejoras en los procedimientos caprinos de Senegal (África), afirmó
que la situación en su nación no difiere mucho de la de los demás países del continente.
"Estamos trabajando fuerte en el tema caprino, para que la gente no
solo consuma la carne, sino que puedan criar las cabras para explotarlas con la
producción de leche y queso", agregó el funcionario.
En el certamen, Dao The Anh, director del Centro de Investigación y Desarrollo para
el Sistema Agrario de Vietnam, reveló que, contrario a lo que se cree, su país
sufre por el arroz.
"En nuestro país tenemos escasez de arroz, que es nuestra base
alimenticia. Tenemos un millón de personas con problemas de alimentación, el 8
por ciento de la población total. El Gobierno nacional tiene dos estrategias:
Lograr que las personas desde la base, en cabeza de la familia, mejoren la
seguridad alimentaria. De otro lado, tenemos un apoyo
económico, técnico y científico para que los cultivos desde pequeña escala
puedan tener un proceso más estable. Con el arroz hemos hecho una extensión de
cultivo para suplir la demanda, a través de la cooperación bilateral con
África, y con Cuba en América Latina", sostuvo.
Dos ejemplos en
Antioquia
Los casos de los anfitriones de la Cumbre, Medellín y Antioquia, han sido
resaltados por los invitados al certamen internacional.
Según el alcalde Aníbal Gaviria, en el 2001 en Medellín murieron 130 niños
por desnutrición y actualmente, indicó, la mortalidad por este flagelo en
menores de cero a 5 años es inexistente. "La voluntad política, el diseño
integrado de programas y la suma de voluntades son los factores que deben
predominar en una buena política de seguridad alimentaria,
como lo han hecho Medellín y Antioquia, con programas como Buen Comienzo y
Maná", indicó.
Buen Comienzo es el Programa de la Alcaldía que atiende integralmente a los
niños y sus familias durante sus primeros cinco años de vida. Se les brinda
acompañamiento en salud, nutrición, atención psicosocial
y estimulación adecuada, a través de encuentros quincenales y visitas de
seguimiento y acompañamiento en el hogar. En Antioquia la situación es más
crítica, y según el gobernador Sergio Fajardo se agudiza por la violencia. En
este departamento 348.568 escolares de 117 municipios se benefician del
programa Maná, la estrategia de complementación alimentaria
para la población escolar.
La responsabilidad de
los gobiernos locales
Paul Carrasco
Vicepresidente de la ORU/FOGAR
A los 830 millones de personas con problemas de desnutrición e inseguridad alimentaria en el mundo se suman más de 150.000 actores
indirectos. ¿Cómo lograr que este proceso de equidad en la alimentación se dé y
exista una real disminución de los afectados por desnutrición y la inseguridad alimentaria?
Lo que planteamos es que esto no puede ser un proceso solo desde los estados
naciones, es imposible. Las regiones, los gobiernos intermedios y municipios
debemos desarrollar metodologías y aplicarlos a procesos directamente en el
territorio para eliminar este problema, aún más cuando se calcula que para el
2015 el 69 por ciento de la población del mundo va a vivir en los centros
urbanos.
¿Quién va a garantizar la alimentación?, ¿el mercado?, ¿las transnacionales?
No, los gobiernos municipales y departamentales son los que van a tener que
responder por la alimentación y la equidad, garantizar el acceso y la
producción alrededor de esa población que necesita alimentarse.
En esa medida, son esos mismos gobiernos locales los que deben determinar
cuáles son las potencialidades productivas de sus territorios. Esto
involucra la historia y la cultura del territorio donde vive un grupo de
personas que históricamente sabe hacer producción, de acuerdo con sus
condiciones. Pero, además, esa producción debe estar ligada al
requerimiento energético de los seres humanos de las urbes y que habitan cada
región.
Hay una simbiosis, no se trata de dar alimentos, se trata de incentivar la
producción, rescatando el saber hacer territorial, unido al requerimiento
energético que cada pueblo tiene. No es el mismo requerimiento el que tiene una
persona que vive en Medellín que el de una persona que vive en Quito, por lo
que la producción está ligada al estilo de vida de los pobladores.
Ese es uno de los elementos fundamentales para garantizar una seguridad en la
alimentación; y no solo una seguridad, sino también una soberanía alimentaria, porque una cosa es la seguridad, que implica
el acceso al alimento; y otra es la soberanía, el hecho de tener acceso a una
alimentación correcta, con proteínas, vitaminas, carbohidratos.