La familia caleña rompe los
esquemas tradicionales
El
37% de los jefes de hogar son mujeres y 6 de cada cien niños no viven con los
padres. La situación económica, la violencia y el desplazamiento son algunas
razones de este fenómeno.
Hogares y violencia
Según
los registros del Hogar de Acogida de Bienestar Social, el tipo de violencia
más frecuente en la familia es el físico-psicológico en un 40%, seguido de sólo
psicológico con 35% y de físico-psicológico y sexual con 14%.
Luego viene solo el abuso sexual con 4%, la violencia social con 3% y la
violencia psicológica, patrimonial y económica con 2%, entre otros.
En Cali, el 51% de los niños menores de 15 años vive con ambos padres; el 33%
vive solo con la madre pero tiene el padre vivo; un 3% vive solo con el padre
aunque tiene la madre viva y un 6% no vive con ninguno de los padres aunque
ambos están vivos. Esta mujer y sus dos hijos acudieron al Hogar de Acogida de
la Familia en busca de protección, tras huir del hombre cabeza de hogar que se
había convertido en su verdugo. El maltrato ha afectado el núcleo familiar.
Después
de soportar años de maltrato y humillación de su esposo, Carmenza
Garavito explotó un día de febrero y rompió el
cristal opaco del mundo que la encerraba. No aguantó más los puños y vejámenes
que recibían ella y sus cuatro hijos y decidió abandonar con ellos el hogar.
El
modelo de familia tradicional que le enseñaron no le funcionó y, contra los
principios tradicionales, huyó del esposo que se había convertido en su
verdugo.
Sin
dinero, sin casa y sin más parientes, terminó en el Hogar de Acogida que tiene
la Secretaría de Bienestar Social de Cali, un lugar que ha albergado
transitoriamente en 18 meses a 251 familias como la de Carmenza,
mientras superan la crisis.
En
ese mismo sitio estuvo durante diez días Patricia, una señora de Montebello, con su hijo de 9 años. El pequeño dormía con un
cuchillo debajo de la almohada dizque para proteger a la mamá del maltrato que
le propinaba el papá.
Bertha González, una mujer del
barrio Santa Elena, está en trance de formar hogar aparte con su anciana madre
ya que su hermana las expulsó de la casa, no sabe bien por qué. Un día que Bertha regresaba con la mamá del hospital la hermana le
había cambiado la chapa a la puerta y aún no hay comisaría, policía o juez que
logre que regresen a su hogar.
Pero
no todos quieren una familia como la de Bertha o Carmenza. Victoria Eugenia Correa, empleada de una compañía
textil, decidió vivir con su cuñada (ambas divorciadas) y sus dos mascotas en
su apartamento del nororiente de Cali. Ellas son su familia nuclear hace diez
años.
Entre
tanto, Andrés y Daniel Alejandro, un estilista y un mensajero decidieron
compartir sus vidas como pareja y no descartan armar una familia con hijos
adoptados ahora que la ley lo discute.
Definitivamente
la familia caleña de hoy no es la misma de antes. Según el ‘Eje de Familia’ de
la Secretaría de Bienestar Social, los tradicionales hogares con familias
nucleares conformadas por parejas con hijos o sin hijos se han modificado para
dar paso a hogares monoparentales; es decir, con una sola cabeza de hogar e
hijos solteros.
De
igual manera, se están conformando familias de parejas con o sin hijos pero que
incluyen otros parientes (como hermanos, primos y cuñados), familias
conformadas sólo por hermanos o amigos y hasta hogares unipersonales. Incluso
están surgiendo familias homoparentales o compuestas
por padres homosexuales con hijos que vienen de una relación anterior de alguno
ellos o de ambos.
Según
la encuesta de demografía con que cuenta Bienestar Social y Profamilia,
hoy en Cali el 37% de los jefes de hogar son mujeres, un porcentaje que está
por encima del 34% del promedio nacional.
Como
si fuera poco, en esta ciudad sólo el 51% de los hijos menores de 15 años viven
con sus padres, cuando el promedio en Colombia es 56%, lo que evidencia el
nivel de desintegración de la familia tradicional. Y, peor aún, seis de cada
cien niños no viven con ninguno de sus padres.
En
toda esta modificación de la familia tradicional conformada por padre, madre e
hijos han influido factores como la migración y el desplazamiento que es muy
alto en Cali, las parejas homosexuales que han salido del clóset, el abandono
familiar, el maltrato, el madresolterismo y la unión
libre, dice el informe acopiado por el Municipio.
Pero
también aspectos del entorno como la situación económica, el aumento en la
expectativa de vida, la drogadicción, las violencias, los programas de
fecundación y los divorcios, entre otros, han modificado de manera importante
la estructura familiar, indicó la secretaria de Bienestar Social, Mariluz Zuluaga.
“Cuando
uno o ambos padres salen o dejan de tener presencia en su hogar, o se da una
sustitución de la pareja por diversas razones, los hijos y quienes se quedan
afrontan cambios en las relaciones de género, en el manejo de autoridad, en las
relaciones personales, la afectividad, redes de parentesco, economía de
remesas, herencias, solución de conflictos, etc.”, explicó Zuluaga.
La familia caleña
Margarita
Saldarriaga, coordinadora de la maestría de familia
de la Universidad Javeriana, sostiene que la
estructura familiar no es una, son muchas estructuras familiares y no son
exclusivas de Cali aunque aquí hay unas particularidades.
Pero
hoy, debido a la globalización, es difícil que la familia caleña no esté permeada por lo que pasa en el mundo. Sin embargo, dice que
la familia “en Cali tiene particularidades por cosas marcadas aquí como la
parte folclórica expresada en el baile, la bohemia, la ‘banalidad’ o
superficialidad en muchas cosas”.
“Yo
siento que en Cali la gente está muy pauperizada y eso tiene que ver mucho con
lo que ha pasado aquí en los últimos años, con la ausencia de liderazgo, los
fenómenos delincuenciales, pandillas urbanas, conflicto armado, narcotráfico.
Eso ha empobrecido la ciudad y los núcleos familiares y de valores”, sostiene
la académica.
Por
eso -explica- se ha agudizado la violencia entre padres e hijos, entre
hermanos, entre vecinos y es imposible que la familia se mantenga al margen de
esto.
Esa
apreciación coincide con los datos que maneja Bienestar Social, que muestran
que los niveles de ingresos por debajo del mínimo vital afectan al 40% de
madres, padres y adultos y trabajadores independientes, y la pobreza aguda al
20% de los jefes de hogar con empleo.
De
allí que cada vez haya más hogares con un solo padre, hijos de diferentes papás
y de distintas mamás y, también, la llamada ‘familia elegida’, que no se
conforma entre consanguíneos sino entre amigos.
Juan
Carlos Vargas, asesor científico de Profamilia,
sostiene que Cali está por encima del promedio nacional en los indicadores de
afectación nuclear de la familia, lo que resulta preocupante sobre la que está
pasando aquí con la familia.
A
decir de los analistas, los papás están hoy como rueda suelta, absorbidos
por el trabajo, laborando 24 horas, rendidos, cansados, distantes
emocionalmente entre ellos, no ven a sus hijos y no son vistos por sus hijos.
Pese a ello, “allí hay familia pero no es la tradicional, está atomizada”,
concluye la psicóloga Saldarriaga.
Juntos, pero incomunicados
También
la falta de comunicación y el aislamiento de padres e hijos dentro del mismo
hogar parece ser un sello de la familia moderna.
“Ahora
uno va a un restaurante y se encuentra a un señor y una señora y sus hijos
adolescentes en la mesa. El señor tiene un blackberry,
la señora también y no se conversan entre sí. Los hijos también tienen un
celular y cada uno está por su lado, no hay la posibilidad de conversar, de
preguntarse sus cosas, porque ya ni siquiera se miran a los ojos”, comenta la
psicóloga de familia Margarita Saldarriaga.