El estrés también afecta a los niños

La tensión nerviosa durante sus primeros años de vida puede causar enfermedades en el futuro.

El estrés afecta cada vez más a los niños y a edades mucho más tempranas. Las consecuencias, señalan estudios, se harán sentir no sólo en sus primeros meses o años de vida, también a lo largo de su vida.

Los desencadenantes del estrés infantil son diversos (separaciones y divorcios, enfermedades, conflictos familiares, accidentes, duelos, problemas escolares o con amigos, cambios de casa o situación económica, sobrecarga de actividades y afanes, entre otros), pero sus consecuencias son similares.

Además de problemas de aprendizaje, concentración, conducta y relación, así como desequilibrios anímicos y psicológicos, el estrés sostenido puede producir en los pequeños alteraciones fisiológicas importantes.

"Uno de cada tres niños de entre dos y once años sufre estrés, superando a la cifra de padres que se reconocen estresados", concluyó el Estudio sobre hábitos de vida saludable, del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universidad de Valencia (España).

Bajo presión

De acuerdo con el mencionado estudio, uno de los principales efectos del estrés es la reducción de las defensas orgánicas de los niños, lo que amenaza su salud. Esto eleva la posibilidad de que sean vulnerables a las infecciones.

En la misma dirección apunta otra investigación de un grupo expertos de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en ingles), según la cual el estrés infantil puede determinar las enfermedades que va a sufrir una persona en la adultez y hace a los niños más proclives a padecer un mal crónico.

Según la APA, algunos estudios demuestran que el estrés padecido en la infancia debido a la pobreza o al abuso emocional puede fomentar las enfermedades del corazón, un mayor riesgo de inflamaciones y un envejecimiento temprano de las células.

Una investigación de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) confirma resultados de otros estudios que han establecido una relación entre el estrés de la infancia y futuros males cardiovasculares. La autora principal del estudio, Karen Matthews, asegura que los entornos impredecibles y estresantes llevan a los niños a estar demasiado expectantes frente a las amenazas reales o supuestas que perciben.

Reduzca la tensión

Para bajar los niveles de estrés en los niños los papás deberían tomar medidas como limitar el tiempo que éstos dedican a ver televisión y a los videojuegos, prestar más atención a cada miembro de la familia para así liberarlos de tensiones y ocupaciones y reducir el número de actividades extraescolares.

Conviene, además, mejorar sus hábitos alimentarios, manteniendo una dieta equilibrada y practicando deportes con regularidad, especialmente al aire libre. Además de elevar las defensas del organismo, los relaja, estimula su interés por pertenecer a grupos o a equipos y mejora sus patrones de sueño.

EFE REPORTAJES