El Valle y su capital Cali padecen una situación crónica de déficit fiscal,
que ha limitado la inversión en capital social, en educación y en
infraestructura, necesarias para la competitividad de la región. Sus ingresos
tienen una alta dependencia de la Nación: transferencias para educación, salud
y saneamiento básico, Fondos Nacionales para Agua y Vivienda de Interés Social
y subsidios como los de Familias en Acción.
Reciben también recursos por dos grandes rubros que deben ser materia de
especial vigilancia y atención: el proveniente de las transferencias para el
MÍO donde la Nación aporta el 70% del proyecto; y el Fondo de Capitalización de
Emcali. Amén de recursos extraordinarios para el
Palacio de Justicia, el ‘Búnker’ de la Fiscalía y vivienda social (de las
‘caletas’ del narcotráfico).
Ante este panorama fiscal, se convierte en cuestión de vida o muerte lograr
recursos de los Fondos de Regalías que son un porcentaje de la bonanza minero- energética, estimada para el periodo 2012-2020 en $94,8
billones corrientes y que en lugar de concentrarse en pocas regiones se
destinarán a todo el país.
Para participar en estos recursos se requiere formular proyectos de alto
impacto para la competitividad, en temas como ciencia, tecnología e innovación,
e infraestructura. Proyectos que gozarán de mayor simpatía si se formulan, por
ejemplo, por una región y no exclusivamente por un municipio o un departamento.
Incluso, en temas de ciencia y tecnología podrían agruparse municipios y
departamentos que no hagan parte de una región. La asignación de estos
proyectos será decidida en principio por los gobernadores, alcaldes y representantes
del Gobierno Nacional, en algunos casos con participación de universidades
públicas y privadas.
Dado que la asignación de estos recursos no será automática, sino en función
directa de la capacidad de gestión y de formulación de los proyectos, es
preciso tener en cuenta estos factores: 1) la voluntad política de integrarse
en región, lo cual han logrado los actuales gobernadores con su interés de
conformar la Región Pacífica. Será necesario garantizar que los nuevos
mandatarios que se elegirán en octubre mantengan la misma decisión. 2) Atender
los Planes Regionales de Competitividad, que ya han priorizado las vocaciones
productivas, las vocaciones potenciales y las necesidades para la cumplida
ejecución de unas y otras. 3) Fortalecer la capacidad de formular proyectos en
el plano regional, lo cual implicará no sólo la identificación de iniciativas
de alto impacto, sino también la capacidad de hacerlo con sólidos cálculos
financieros. Y 4) garantizar un modelo de contratación de alto nivel, que esté
blindado frente a grupos de presión y la corrupción.
En síntesis, en un escenario fiscal carente de recursos propios por estar
comprometidos con el alto endeudamiento de los departamentos y municipios,
deben aprovecharse al máximo las transferencias, los subsidios, las partidas
extraordinarias que se obtuvieron en el pasado y ahora las regalías, todo lo
cual requerirá alta capacidad de gestión, unidad de propósitos y destrezas
técnicas para formular adecuadamente los proyectos que requiere la región para ser
más competitiva y así mejorar, por ejemplo, la tasa de desempleo que nos agobia
y las condiciones de convivencia y de seguridad, tan ausentes en nuestro Valle.