Crean equipo biol—gico para cultivar piel

Oct. 13 de 2012

Por:Carlos Javier Cuervo O., Unimedios

Un biorreactor dise–ado por cient’ficos del Laboratorio de Ingenier’a de Tejidos de la UN recrea las condiciones —ptimas para el cultivo a gran escala de membranas artificiales. La sustituci—n de piel es uno de los aportes del equipo, que ya fue patentado.

La tarea cient’fica, desarrollada con juicio y entrega, da sus frutos. De eso dan constancia varios investigadores que lograron patentar una herramienta con la cual se podr‡ maximizar la producci—n de membranas sustitutas que ayuden a remplazar la piel da–ada por quemaduras u otras heridas.

Luego de varios a–os, los integrantes del Grupo de Trabajo en Ingenier’a de Tejidos (GIT), del Departamento de Farmacia de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia en Bogot‡, lograron fabricar una versi—n local de un biorreactor spinner.

Este es un equipo que ofrece unas condiciones ambientales de aislamiento que permiten cultivar fibroblastos, las cŽlulas propias de tejidos conectivos del cuerpo (epidermis, dermis y cart’lagos, etc.). El aparato puede funcionar sin utilizar una incubadora, como tradicionalmente sucede.

Los investigadores cultivan cŽlulas y soportes de col‡geno (superficie donde crecen los fibroblastos) para crear sustitutos que restauren las funciones que hayan perdido seres humanos o animales. Estos resultan de gran utilidad para remplazar tejidos da–ados cuya cicatrizaci—n natural es dif’cil.

El reto es obtener productos sanos, sin da–os en el patr—n cromos—mico. Para eso, se debe propiciar una eficaz divisi—n celular (mitosis) en el laboratorio, tal como sucede en un ser vivo. Este es un punto crucial, pues una inadecuada manipulaci—n del material puede originar fallas que lo inhabilitar’an para ser usado en humanos.

ÒTratamos de hacer por fuera lo que la naturaleza ha hecho tan bien. Trabajamos con mucosa oral y œlceras, pero siempre hab’amos estado limitados por los equipos. Ahora, con los nuevos desarrollos del laboratorio, modificamos las condiciones y podemos producir tejido a gran escalaÓ, asegura Martha Fontanilla, doctora en Ciencias BiomŽdicas y l’der del GIT.

Y es que, en la actualidad, uno de los desaf’os m‡s urgentes de la ingenier’a de tejidos es cultivarlos en grandes volœmenes, para beneficiar a una mayor cantidad de personas. Por esta raz—n, la Superintendencia de Industria y Comercio reconoci— el biorreactor como un modelo de utilidad y le otorg— la patente.
Condiciones propicias

Los procesos bioqu’micos y biol—gicos que se desencadenan gracias a la acci—n del biorreactor se encuentran controlados y permiten elaborar tejidos artificiales con caracter’sticas superiores a las de los cultivos est‡ticos (por ejemplo, una incubadora celular). As’, se desarrollan soportes grandes, un ambiente mejor controlado y una mayor ‡rea de cultivo.

Asimismo, el equipo permite el crecimiento de cŽlulas de fibroblastos en mallas de col‡geno. Y, a travŽs de agitaci—n continua, efectœa una distribuci—n m‡s adecuada de las sustancias utilizadas y una proliferaci—n celular en condiciones —ptimas de esterilidad.

El cultivo de tejido conectivo artificial se hace mediante un sistema de dispersi—n de gas que facilita la transferencia de CO2 y O2 en el material en crecimiento, al tiempo que optimiza la aireaci—n superficial.

La profesora Fontanilla asegura que los biorreactores normales tienen una capacidad de cincuenta mililitros, pero resalta que en el laboratorio de la UN lograron desarrollarlo de tal manera que su capacidad es de dos litros y funciona fuera de la incubadora de CO2.

ÒEl biorreactor nos permite manipular las condiciones del cultivo y as’ determinamos c—mo se comportan las cŽlulas, c—mo crecenÓ, asegura Diana Nieto, ingeniera qu’mica integrante del equipo de investigadores. Agrega que la importancia de este desarrollo se evidencia en casos como el de los diabŽticos, cuyas heridas no cicatrizan f‡cilmente porque no tienen suficiente ox’geno.

ÒEn estas personas los fibroblastos no son iguales a los de una persona sana. Sin embargo, con nuestro equipo, se simulan las condiciones del diabŽtico (bajo ox’geno) y, a partir de los resultados, determinamos si es esta la causa verdadera de la no cicatrizaci—nÓ, dice Nieto.

As’, el biorreactor determina los soportes y las cŽlulas propicias para cada caso; como las que est‡n involucradas en la se–alizaci—n celular y en el cierre de heridas, que son las encargadas de dar las —rdenes a otras cŽlulas para que comiencen el proceso de cicatrizaci—n o de regeneraci—n.

Sello UN

Cada uno de los integrantes del GIT ha contribuido a perfeccionar el biorreactor. Gracias a su entrega, los resultados del grupo ser‡n la base de partida para crear una empresa de tipo spin-off (derivada de la investigaci—n cient’fica) que est‡ pr—xima a ponerse en marcha con el apoyo de Colciencias.

De esta manera, se aprovechar‡ la capacidad instalada del laboratorio, lo que har‡ m‡s rentable el procedimiento, al producir una mayor cantidad de tejido para beneficiar a m‡s personas.

ÒEste biorreactor simula las condiciones y est’mulos naturales del cuerpo de una manera m‡s exacta que cuando las cŽlulas son cultivadas en una peque–a caja est‡tica de dos dimensiones. Esto se traduce en una mejor manufactura del producto, que llega a m‡s personasÓ, concluye el qu’mico Sergio Casadiegos, integrante del grupo.