Envejecimiento y soledad
Marzo 21 de 2010

El paso de los años, el retiro y la soledad son realidades inexorables. El asunto es llegar a ellas de la mejor forma posible.

“Alabo a aquel francés que observó tan sutilmente: ¡Qué delicia!, ¡qué refugio encantador es la soledad!. Pero dadme, en mi retiro, una amiguita a la que pueda susurrar: la soledad es dulce” (1).

El más importante estudio longitudinal realizado hasta el momento, al respecto del envejecimiento, es el de la Universidad de Harvard que ha seguido durante 70 años a más de 800 personas (2). Este estudio muestra que hay factores potencialmente modificables sobre los cuales la persona puede trabajar para cambiar el destino de su proceso de envejecimiento.

Entre otros resultados interesantes sorprende, por ejemplo, que el carácter no es algo totalmente rígido; y por lo tanto que la gente puede, si se lo propone, cambiar ciertas actitudes enfermizas. Y que las mujeres que envejecen mejor no son necesariamente las que se encargan de otros, sino las que se dedican a enriquecer la vida de los más jóvenes, gracias a compartir sus propias experiencias con ellos.

Además confirma categóricamente conocimientos que ya se sabían, pero que adquieren una dimensión mayor al ser confirmados por un estudio serio. Por ejemplo, que llegan a una vejez saludable los que han sido capaces de mantener un peso adecuado, han hecho ejercicio cotidianamente, no han abusado del alcohol, no fuman, tienen una relación de pareja gratificante y estable, han ejercido control sobre las enfermedades físicas y mentales, han tenido una mejor educación que les permite un mantenimiento adecuado de su salud, tienen amistades estimulantes y divertidas; y gozan de una capacidad de adaptación e ingenio para enfrentarse a las dificultades cotidianas.

Además de los aspectos resaltados por este trabajo, la práctica clínica demuestra que el envejecimiento saludable es un arte que requiere una gran disciplina. Es una función de una combinación de factores, entre los que se destacan:

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Una preparación anticipada en todos los aspectos. Algo que la persona lleva a cabo antes de cumplir 50 pues ello determina cómo va a estar a los 70 o los 80.


. La aceptación verdadera del paso de los años. Que recuerda que el caso más patético y ridículo es el del viejo/a que se cree joven y se engaña desafiando la ley de los años.

. Entender que los factores positivos de la niñez suelen ser más determinantes que los factores negativos en el tramo final de la vida. Por lo tanto no hay razón para dedicar los recuerdos, obsesiva y exclusivamente, a las desventuras de la infancia.

. Una vida equilibrada, transparente, generosa con intereses que van más allá de los asuntos materiales.

. La habilidad para reactivar asuntos archivados o adquirir nuevos oficios y actividades. En otras palabras, para reinventarse.

. Y especialmente, aprender a manejar los desafíos de la soledad sin perder el sentido del humor.

1. Cowper, William, Retirement, 1782.

2. Vaillant, George E., Aging well, Harvard Study of Adult Development, Little Brown, Boston, 2002.