Entre pertinencia e impertinencia
Las exigencias de
"pertinencia" a
Sin duda,
Pero toda moneda tiene dos caras.
Hay quienes esconden la segunda, la "impertinencia", como se esconde
al niño especial en las familias de abolengo. Ella corresponde a ese espíritu
libre e independiente que se arriesga a decir las cosas que no son comúnmente
aceptadas, que confronta verdades establecidas, que imagina cosas que no
existen y problemas que no se han planteado, que crea cultura además de
repetirla, y que es fundamentalmente crítica.
Durante el siglo XX vivimos
extremos que nos pueden servir muy bien para entender lo que no hay que hacer.
El primer extremo es el de una universidad absolutamente pertinente, tan
alineada con el sistema que se volvió indistinguible de él como aquella de
El otro extremo es el de muchas
universidades latinoamericanas y europeas conocidas por nosotros durante los
años 60, en las cuales imperó una posición contestataria a ultranza; la
oposición destructiva a todo y también a su contrario. Un infantilismo político
que la llevó a aislarse en forma autista de la sociedad y, en lugar de
movilizar fuerzas a favor de sus tesis, generó una profunda desconfianza y un
rechazo de las mismas. Aunque se autodenominó la defensora del interés público
se constituyó de hecho en el principal argumento y motor para el fomento de la
educación privada.
El equilibrio entre
pertinencia e impertinencia hace a una buena universidad. La ausencia de ese
equilibrio justo y delicado entre las dos genera universidades minusválidas
como las descritas anteriormente. La pertinencia es la búsqueda de lo
eficiente, es la forma de llevar a cabo los grandes planes de la sociedad, es
el hombro empujando en la dirección acordada por una mayoría. La impertinencia
es el espíritu alerta, la duda, el control de calidad, el filtro de los
errores.
Mientras que la pertinencia
busca la utilidad la impertinencia busca la verdad. Mientras que la pertinencia
ayuda a realizar los planes de gobierno la impertinencia ayuda a mantener el
norte del Estado. Mientras que la pertinencia es necesaria hoy, la
impertinencia forja el mañana. Los países que han desarrollado un sistema
universitario fuerte y que se soportan en él para su desarrollo económico,
social y cultural reconocen este hecho y respetan, defienden y financian las
dos caras de la moneda.
Por: Moisés
Wasserman. Rector de