Enséñeles que la
vida continúa
Colprensa
Los niños deben
saber la verdad de la muerte de un familiar. Inclúyalos en los rituales
fúnebres y hábleles claro.
Ante la muerte no se debe reprimir la tristeza, ya que así más daño se hace la
persona. Los pequeños deben llorar y vivir la emoción ya que es la única forma
en la que pueden sacar el dolor que llevan por dentro.
A los niños casi siempre les limitan la verdad. Con frases como ‘ahora tienes
un amigo en el cielo’ o ‘un ángel te mira, te ayuda y te cuida desde arriba’.
Esto no debe seguir siendo así.
“Al niño se le debe decir la física verdad. Hay una creencia errónea en nuestra
cultura y es que lo niños no entienden. Ellos sí se dan cuenta de lo que está
ocurriendo y lo sienten”, explica el sicólogo Pablo
Andrés Zapata García.
Es importante incluirlo en todos los procesos fúnebres del papá, la mamá o ser
querido que murió. Hacerlo partícipe de los ritos. Por
ejemplo, si es una familia creyente es importante que esté en el velorio, la
misa y las novenas, si las hay.
También se le debe explicar el porqué esta persona falleció, si fue por una
enfermedad, un accidente o muerte trágica.
Muchas veces la explicación que se le da al pequeño es que Dios se llevó a la
persona porque era muy buena y la quería en el cielo. Esto es perjudicial, ya
que puede poner al niño en un caos interno... ¿Si era tan buena por qué me
abandonó?
“En este tipo de casos, el niño explota cuando va creciendo, es la típica
persona que llega a la edad adulta llena de problemas y cuando se devuelve el
tiempo, los especialistas se dan cuenta de que no elaboró el duelo de la muerte
de su familiar” , explica el especialista.
Aunque sea muy pequeño se le debe ayudar a reconstruir su proyecto de vida. Si
fue la madre la que falleció, el padre debe dejarle claro que ahora están solo
ellos dos.
Así se vive el duelo
Cuando se afronta la muerte con tristeza, dolor y angustia, pero la vida sigue
siendo funcional en medio del desconsuelo, se trata de un duelo positivo, que
no afecta al pequeño; es un estado normal por la pérdida de ese ser especial.
Los teóricos dicen que un duelo normal se demora alrededor de cuatro meses,
dependiendo de la estructura y personalidad del ser. Cuando éste dura más
tiempo y se presenta con agresividad y depresión, se convierte en un duelo
patológico, para lo cual se recomienda visitar un terapeuta.
“Yo no creo en los períodos de tiempo, hay duelos que pueden durar toda una
vida, especialmente en los niños, esto depende del apego y la dependencia que
se tuvo con la persona que murió”, indica el sicólogo.
Por último, está el duelo resuelto, en el que los teóricos dicen que se puede
pensar en el ser querido sin sentir dolor.
“Personalmente, yo no creo en eso, para mi el duelo resuelto es cuando puedo
pensar en aquella persona, me duele, pero puedo seguir la vida. Siempre la
ausencia de un ser va a causar dolor, es inevitable”, dice el especialista.
Contexto:
· Se recomienda dejar que los pequeños lloren,
que vivan la emoción y así puedan sacar de alguna forma el dolor que llevan por
dentro.
· ¡Cuidado! No le debe dar calmantes a los
niños para los nervios, puede perjudicarlos. Esto se hace solo si el médico lo
recomienda.
· Después del duelo, se debe reconstruir el proyecto de vida. Esto es fundamental ya que la vida cambia y el pequeño puede verse sin un horizonte.