Jaime Rubiano,
director del hospital , responde a acusaciones de
“privatizar” la institución y falta de insumos.
Falta de insumos,
“privatización de los servicios”, falta de gestión... todo tipo de acusaciones
se oyen por estos días en contra del director encargado del HUV, Jaime Rubiano.
El médico se defiende explicando que al hospital ni siquiera la Nación le paga
cumplidamente y señala que detrás de “tanta
alharaca” hay
intereses para conseguir la dirección.
Mire, yo soy director encargado y aspirante, por lo
que en el proceso de selección no puedo meterme mucho. Pero puedo decirle que
el concurso es transparente y sigue la normatividad jurídica que la
procuraduría le exige.
Actualmente hay cinco servicios del hospital que,
según la definición de ellos, están “privatizados” desde hace doce años (pero
en realidad se trata de una tercerización). Primero, RTS, que atiende los
pacientes renales crónicos haciéndoles diálisis. Son pacientes muy costosos y
requieren tecnología que no tenemos. Entonces, se decidió hacer una alianza con
un particular que puso recursos y tecnología. Vigilancia y aseo también
funcionan así, al igual que cardiología no invasiva. Lo mismo los 800
contratistas que tenemos.
Cuando llegué esa área tenía una deuda de $7000
millones. Es un servicio costoso. Para operar el angiógrafo
hay que tener al mes $1500 millones en insumos. Actualmente el presupuesto para
insumos es de $2000 millones, cuando llegué era de $4000. Entonces, sentido
común: un tercero pone lo de la operación y yo pongo el personal. Hay que
resolver de alguna manera, porque ya tengo investigación de la Procuraduría por
lucro cesante de un equipo que no funciona hace dos años.
En la medida en que se acerca la elección de un
cargo público tan interesante como este, empiezan a aparecer fuerzas
interesadas en el cargo. Yo me imagino que tanta alharaca últimamente es parte
del juego político. Y claro, he oído de varios grupos. Pero puntualmente no sé.
A uno no le queda tiempo para mirar la parte política.
Cuando yo llegué al hospital, la deuda con los
proveedores era de $80.000 millones. Y aunque es cierto que les debemos, ellos
nunca se van. El problema del hospital no es que no produzca plata: acá se
facturan $15.700 millones al mes. Si nos pagaran puntualmente, de ese valor
debería haber tenido $8.000 millones el 5 de enero, solo llegaron $1.800
millones el 28.
Usted lo ha dicho. El ministerio acaba de girar
$2300 millones en enero y al hospital le pagaron $1800. Si se hace el promedio
de lo que le llega al hospital por giro directo al mes es el 25 %. Debería
llegar el 50 %. En diciembre debieron llegar $23.000 millones por concepto de
los últimos tres meses. Sin embargo solo llegaron $8000 millones. Dígame yo
cómo sostengo la operación de un hospital que vale $10.000 millones mensuales,
con ese recurso.
El dinero de la estampilla, por ejemplo, en julio
no lo giraron, ni en agosto, ni en septiembre, ni octubre, ni noviembre...
apenas lo consignaron en diciembre 28. El hospital no es inviable: funciona si
le pagan en el momento y la cantidad que factura. El gobernador, los senadores,
todos hemos presionado. El Superintendente ha venido, nos ha prometido. Y nada.
El gran problema son las intervenidas. Con Calisalud perdimos una plata. Caprecom
nos debe $23.000 millones. Selvasalud nos debe
$12.000 millones y Salud Cóndor, $10.000 millones.
Yo no puedo negar que eso pasó. En diciembre no
llegaron los $50.000 millones que tenían que llegar. En enero sufrimos el
coletazo y por eso escasearon los insumos. Sin embargo, ya solucionamos gran
parte de la situación y tenemos un 90 % de los insumos. Pero en ningún momento
hemos dejado de prestar el servicio.
Hemos bajado $3000 millones mensuales en costos. Si
se hubiera seguido en el desorden en que estaba, el hospital ya hubiera
cerrado. Este año vienen proyectos nuevos, como endoscopia y resonancia nuclear
magnética, se va a sistematizar el hospital para que la facturación deje de ser
el desorden que es hoy. Teambién vamos a comprar un
resonador magnético.
Estoy convencido de que así ha sido. Por todas las
aspiraciones de los grupos políticos por mantenerse allá, hay una guerra que no
deja administrar. La presión, las imprecisiones, las opiniones sin fundamento.
Estoy en ese mismo plan: sudando petróleo, sudando sangre y sudando lágrimas.