Las urgencias y las emergencias no son lo mismo

Estos servicios que atienden problemas de salud que no dan espera, requieren de un uso racional.

Aunque las urgencias y las emergencias parecen la misma cosa, en realidad no lo son, tanto que para el personal de salud representan la diferencia entre la vida y la muerte.

Se habla de una urgencia cuando una situación puede llegar a comprometer, en un momento dado, la vida de un paciente; la emergencia, por su parte, no da espera, y si la persona no acude a un centro hospitalario con prontitud, en cuestión de minutos su vida puede correr serios riesgos.

En otras palabras, la urgencia permite reaccionar hasta cierto punto; las emergencias no, deben manejarse de inmediato, porque cada instante corre contra la vida del paciente. Un ejemplo de emergencia es una herida con arma de fuego en el tórax; el afectado puede fallecer de 20 a 40 minutos después de recibirla.

Es una urgencia si, por ejemplo, se trata de una fractura en un brazo; su valoración da un poco más de espera, lo mismo que su manejo y estabilización, pues no representa un riesgo alto para la vida del paciente.

Las heridas penetrantes en tórax, abdomen o cerebro, los golpes de cualquier tipo que impliquen la pérdida de conciencia y las quemaduras extensas que impidan al afectado movilizarse, por sus propios medios, son tres ejemplos de emergencia que ameritan atención inmediata.

Claro está que si se trata de niños, lo mejor es considerar que todo es una emergencia. Hay que consultar de inmediato en salas de urgencias.

Estas áreas, ubicadas en centros asistenciales, están preparadas para atender lo peor, las 24 horas del día.

En ellas se reciben pacientes afectados por patologías que representan un riesgo real para su vida.

Vale aclarar que aunque no todas las urgencias son graves, hay que atenderlas, para evitar complicaciones.

El ejemplo típico es el de las personas que consultan por golpes, varios días después de ocurridos. Es probable que si se tratan en forma tardía, presenten otros compromisos que requieran mayor tiempo y especialización, pues seguramente las complicaciones serán mayores.

Por esa razón, en cuanto a urgencias se refiere, la primera recomendación es dejar de pensar que uno sabe qué hacer en estos casos; el consejo del vecino, el remedio de la tía o el ejemplo de lo que le pasó al amigo, no pueden ser parámetros para definir si se consulta por urgencias o no.

Quienes ingresan a estas áreas suelen pasar, en primer lugar, por un triage, un método para clasificar a los pacientes, que permite saber qué casos son prioritarios.

No es para menos, pues en Colombia es común encontrar en estas áreas consultas externas o urgencias no vitales. Esto suele ocurrir cuando a una persona le niegan o le demoran una cita de consulta externa en su EPS; dado que ella considera que su problema de salud sí es prioritario, consulta por urgencias, pues en el peor de los casos tendrá que esperar horas para que lo vea un médico, y no días. Además, en urgencias siempre atienden.

Lo ideal sería que el sistema de salud contara con la capacidad de brindar respuesta y manejo a estas personas, en sitios distintos a las salas de urgencias.

En accidentes de tránsito
Cuando están involucrados automóviles y motos:

Solicite ayuda a la línea de emergencias (en Bogotá es la 123) y suministre los datos básicos del accidente, como lugar en el que ocurrió y el número de involucrados; mencione si hay incendio o algún riesgo adicional. Respecto a la víctima: no la mueva, para evitar daños en la columna vertebral. Si debe hacerlo, que sea en bloque, tratando al máximo de no doblar la columna del paciente. En caso de que haya heridas externas que estén sangrando, se recomienda la compresión directa. En ningún caso administre bebidas o comidas al afectado, hasta que sea valorado por un médico que establezca su estado.

Heridas por arma blanca o de fuego

Trate de identificar el sitio de la herida; en caso de estar en las extremidades, aplique compresión directa. Si el paciente no tiene heridas en el área posterior del cuerpo, póngalo boca arriba.

Mauricio García, Presidente de la Asociación Colombiana de Medicina de Urgencias y Emergencias.
Para EL TIEMPO