Editorial: El reto de la
prevención temprana
Por: EDITORIAL | 7:27 p.m. | 07 de Febrero del 2013
Los esfuerzos en materia
de prevención de consumo de drogas deben concentrarse en la familia, el
preescolar y la primaria. La responsabilidad no puede ser solo del Estado.
La
tercera parte de los estudiantes universitarios de Colombia ha consumido una
sustancia ilícita por lo menos una vez, y dieciséis de cada cien las usa con
alguna frecuencia. Estas son dos conclusiones del segundo estudio andino sobre
consumo de drogas entre los estudiantes, realizado por la Comunidad Andina de
Naciones (CAN), presentado el martes pasado.
El estudio, que se realiza de manera regular cada tres años, es
una valiosa herramienta para tomar decisiones en política pública sobre
prioridades determinadas con base en el análisis de las tendencias.
Para empezar, al comparar los resultados del 2009 y el 2012, se
encuentra un aumento del 5 por ciento de los hombres y del 2,6 por ciento de
las mujeres que fuman marihuana. Variación que es más evidente entre los 23 y
los 24 años de edad, donde se pasó de 9,4 a 18,1 por ciento, cifras que ubican
al país como el líder de este hábito en la región andina.
El uso de cocaína se muestra estable y con tendencia a la
disminución, aun cuando hay un ligero aumento entre los grupos de mayor edad.
Lo mismo ocurre con las anfetaminas, los inhalables y
el hachís, con incidencias por debajo del uno por ciento, lo que los
dimensiona, al tenor de los números, como problemas menores desde el punto de
vista epidemiológico, pero significativos desde la óptica social.
Hay que ser enfáticos: las cifras de bajo consumo no son para
nada tranquilizadoras. Por el contrario, son un fuerte llamado a generar
acciones específicas y a no bajar la guardia frente a ellas y, mucho más, si sus
tendencias son crecientes, como ocurre con los sintéticos y otros ácidos, como
el LSD, que peligrosamente pasaron a ocupar el segundo lugar de preferencia, al
ser usados por tres de cada diez estudiantes.
Es urgente observar cuidadosamente qué ocurre con el alcohol y
cuáles son los factores asociados al sustancial incremento del 5 por ciento de
su consumo entre mujeres jóvenes, no solamente por los efectos que para la
salud y el rendimiento académico tiene su ingesta problemática, sino también
porque esta condición está ligada fuertemente a la de otras sustancias, lo que
incrementa los riesgos a todos los niveles
En cualquier caso, que uno de cada tres estudiantes
universitarios haya consumido sustancias ilegales y que uno de cada siete lo
haga actualmente subraya la importancia de un problema que no puede ser negado.
Urge desarrollar programas serios y efectivos de prevención, que incluyan la
responsabilidad no solo de los estamentos gubernamentales y educativos, sino de
los padres y las familias. El problema no empieza en la universidad: se origina
mucho antes, y la puerta de entrada es el alcohol socialmente tolerado y no
pocas veces estimulado por la sociedad en general.
Es pertinente recordar que solo un pequeño grupo de los jóvenes
colombianos tiene acceso a la educación superior y que el consumo abusivo de
sustancias incrementa notablemente el riesgo de fracaso y deserción. Razones
suficientes para no minimizar los resultados tras la venda de la baja
significancia estadística, y ventilarlos con el objeto de promover un debate
nacional en procura de soluciones oportunas que les salgan al paso a
situaciones que fácilmente se convierten en irreversibles, dado el grupo de
edad que se referencia.
El país debe entender que ningún programa de esta índole, por audaz
que sea, supera los resultados de un decidido proceso educativo que incluya,
desde la familia, el preescolar y la básica primaria, la formación para el
manejo y control de los factores que condicionan el uso de drogas, que,
definitivamente, son más difíciles de enfrentar en la universidad y en la vida
laboral.