El
Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Cancerología presentaron este
miércoles el Plan Decenal para el Control del Cáncer 2012-2021, que pretende
que la enfermedad se trate de manera integral con el fin de reducir la
incidencia y mortalidad y aumentar la oportunidad en el acceso a los
tratamientos.
El
plan contiene seis líneas estratégicas: el control del riesgo de la enfermedad;
su detección temprana; la atención, recuperación y superación de los daños
causados por el cáncer; el mejoramiento de la calidad de vida de los pacientes
y sobrevivientes; gestión del conocimiento y tecnología para su control, y
formación y desarrollo de talento humano.
En
Colombia se diagnostican cada año 70 mil nuevos casos de la enfermedad (cifra
que podría subir a los 124 mil para el 2030) y 40 mil personas fallecen por
esta causa, es decir, unas 95 diarias en promedio.
De
acuerdo con Raúl Murillo, director del INC, estas estadísticas imponen grandes
desafíos en el control y forma de tratar la enfermedad.
Uno
de ellos es vigilar la calidad de los centros que prestan servicios oncológicos
en el país, que han aumentado en forma desmesurada; de hecho, en los últimos
dos años pasaron de ser 2 mil a más de 3 mil. El 85
por ciento de estos se encuentran en el sector privado.
Según
Murillo, “estamos verificando las condiciones de habilitación de
estos servicios. Hemos revisado, hasta el momento, 200 y solo uno las ha
cumplido”.
Murillo
añadió que “el 40 por ciento de estos servicios se habilitan como oncología
clínica (administración de quimioterapia), pero no hay atención integral de la
enfermedad ni de las urgencias que se derivan del suministro de la
quimioterapia”.
Al
respecto, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria Uribe, aseguró que “se trata
de un problema institucional. Tenemos 3 mil servicios oncológicos, pero cuando
se revisan las especialidades y subespecialidades del país, hay 800 oncólogos.
Hay un sentido comercial que nada tiene que ver con la salud de los
colombianos”.
Otro
los retos es mejorar el acceso a los servicios de salud y actividades
relacionadas con la prevención y la detección temprana, tratamiento y cuidados
paliativos, especialmente en dos tipos de cáncer: el de cuello uterino y el de
mama.
Y
es que las cifras son preocupantes. En el seguimiento a mujeres con anomalías
en su citología, el 27 por ciento no habían recibido un diagnóstico definitivo
o tratamiento durante los seis meses siguientes. Mientras tanto, la oportunidad
de la atención en el cáncer de mamá es alarmante: en Bogotá, más del 50 por
ciento de las mujeres sintomáticas se demoraron más de tres meses entre la
primera consulta y el inicio del tratamiento, empeorando así el pronóstico de
la enfermedad.
“Lanzamos
un plan que busca comenzar a ‘torcerle el cuello’ a la enfermedad. Hemos
avanzado en varios aspectos como reducción de la mortalidad de algunos tipos de
cáncer como el de estómago y el de cuelo uterino –aseguró Murillo–
pero necesitamos integrar la prevención, la detección temprana, la oportunidad
en los tratamientos y los cuidados o no vamos a tener ningún efecto sobre el
control del cáncer”.
Por
su parte, Laura Ramírez, vocera de la Fundación Simmon,
que reúne a 3.000 pacientes con cáncer, dijo que “el Plan es un buen trabajo
por parte del Ministerio y el INC. Creemos que es muy importante apuntarle,
sobre todo, a la detección oportuna del cáncer. Quisiéramos que coincidiera con
la reglamentación de la Ley Sandra Ceballos, que debió haber sido en el 2011,
porque mientras no se haga, muchos pacientes se van a seguir muriendo”
El
plan, además, cuenta con una evaluación y seguimiento que se centrará en cuatro
aspectos: monitoreo y seguimiento de las metas, participación efectiva de los
autores involucrados en su ejecución, estudios de casos definidos y una
evaluación a medio término en el 2017 y, finalmente, el reajuste de metas y
estrategias que se considere necesarias para su cumplimiento.
REDACCIÓN SALUD.