El Hospital Universitario del Valle, otrora modelo para el resto del país,
se ha convertido en el mejor ejemplo de cómo la politiquería y errores
administrativos van condenando al fracaso a una institución pública de salud.
Lo que ahora sucede es que una entidad encargada de salvar vidas tiene que
lidiar con las denuncias de sus empleados que exigen un buen manejo
administrativo y cero corrupción.
Algo muy oscuro debe estar pasando para que los propios trabajadores,
incluyendo personal administrativo y médico, se quejen de la falta de insumos
para atender a los pacientes, de las demoras para realizar cirugías
programadas, de la congestión eterna en el área de urgencias y de la
deshumanización en la atención.
Todas esas críticas de los empleados apuntan en un solo sentido: la inefable
directora del HUV, María Lucero Urriago. Esta
funcionaria, señalada de ser muy cercana de los Juan
Carlos que han manejado la política regional en los últimos años, se ha
convertido en la piedra en el zapato de esta polémica.
En las protestas, los trabajadores exigen su renuncia y advierten las graves
anomalías que se están presentando en el Hospital, pero la respuesta de la
señora Urriago suena a disco rayado: “Aquí no pasa
nada. Quien quiera puede investigar y todo está bajo control”. Lo peor es que,
en efecto, nadie investiga. Los problemas derivados del crecimiento de la
nómina y la falta de insumos médicos para los pacientes parecen preocupar muy
poco a los organismos de control.
No entiendo cuál es el temor del gobernador Francisco José Lourido para meterle mano a esta institución. No hay duda,
la falta de recursos, las demoras en cobrar la prestación de servicios, el
desorden administrativo, la debilidad de la red de urgencias de los municipios
y la politiquería están llevando al traste con esta institución tan querida y
vital para la región.
Sólo para citar un caso, tengo información que dependencias como la
Dirección General aumentaron sus gastos entre el 2008 y 2009 en un 203%,
mientras la asesoría de Planeación creció 171% y la subdirección de presupuesto
subió un 298%. Basta una ronda con algunos empleados para saber que es vox pópuli el aumento de la
nómina de las cooperativas de trabajo asociado, que tienen empleados
administrativos y asistenciales, y que en la entidad se hace politiquería con
el recurso humano y financiero del HUV. ¿Qué más espera Gobernador?, el tiempo
se acaba.