El ejercicio es ahora una
medicina, podría ser tomando como un nuevo signo vital y tratamiento
El
ejercicio es fundamental para la salud.
El
Colegio Americano de Medicina del Deporte propone que los profesionales de la
salud empiecen a recetarlo.
Está
demostrado: una persona que pasa la mayor parte del día sentada tiene un riesgo
mayor de
desarrollar enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión, osteoporosis,
enfermedad cardíaca, distintos tipos de cáncer e
incluso de morir en forma temprana.
Por el contrario, la evidencia científica en torno a los beneficios de la
actividad física es cada día mayor.
Además de mejorar el estado general de salud de las personas, se ha comprobado
su efectividad en
la prevención y en el manejo de las enfermedades crónicas.
Esa es la razón por la cual el American College of Sports
Medicine propuso la iniciativa Exercise is Medicine (Ejercicio es Medicina), que busca motivar a
los médicos de atención primaria, y a otros proveedores de servicios de salud,
para que en adelante conviertan el ejercicio en parte del tratamiento de sus
pacientes.
Es más, enfatiza en la necesidad de que se evalúen, en forma regular, el
ejercicio y la actividad física en todo servicio médico y de salud, como parte
integral de la prevención y el manejo de la enfermedad.
El otro signo vital
Uno de los componentes clave de esta estrategia es el llamado a todo prestador
de servicios de salud a revisar y evaluar los niveles de actividad física de
los pacientes.
Éstos deben recibir consejería sobre planes de ejercicio y culminar su consulta
con una autorización y prescripción de ejercicio o en su defecto con la
remisión a un profesional experto y certificado.
Esta iniciativa busca que se registre la actividad física como otro signo vital
en cada consulta, a la par con la toma de presión arterial, pulso, frecuencia
cardiaca, frecuencia respiratoria y temperatura.
También les insiste a los médicos para que empiecen a motivar en sus pacientes
la práctica de ejercicio regular: 150 minutos semanales de actividad física
moderada.
¿Qué es el ejercicio saludable?
Para que le sirva al organismo, es necesario que el ejercicio cumpla con varias
condiciones. Se requiere, en primer lugar, que se desarrolle con cierta
intensidad, sostenida por un periodo de tiempo.
Hay que privilegiar actividades que impliquen
movilización de articulaciones o desplazamientos,
y que a su vez aumenten la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria, de
manera proporcional al estado de salud, sin que esto implique riesgo.
El plan de ejercicios y el tipo de actividad deben ser definidos por un médico
o por un profesional entrenado, a partir de las condiciones físicas y
estructurales de cada persona, su nivel de entrenamiento y las metas a
alcanzar.
Para los adultos, una buena guía, para empezar, sería hacer una actividad que
implique movimiento y que mantenga el corazón a una frecuencia cardiaca de 130
latidos por minuto, durante al menos 30 minutos seguidos, cuatro a cinco veces
la semana.
Caminar, trotar, nadar, bailar, montar en bicicleta son un buen comienzo.
Ciencia avala efectos positivos
En
las últimas décadas, múltiples estudios han permitido establecer con certeza, y
a la luz de la evidencia científica, cuál es la real utilidad del ejercicio
(evidencia fuerte) y en qué aspectos no se ha demostrado su beneficio en forma
absoluta, aunque se sabe que sirve (evidencia moderada a fuerte).
Los investigadores también se han ocupado de aquellos casos en los cuales se le
atribuye un efecto benéfico, aun cuando éste no haya sido aún respaldado a
plenitud (evidencia moderada).
Adultos
y adultos mayores
Evidencia fuerte
Menor
riesgo de:
Muerte
prematura
Enfermedad cardiaca
Accidentes cerebrovasculares (derrames y trombosis
cerebrales).
Diabetes mellitus tipo 2 (también conocida como -del
adulto-).
Hipertensión arterial.
Dislipidemia (colesterol alto).
Síndrome metabólico.
Cáncer de colon y seno.
Prevención de sobrepeso.
Reducción de peso, en combinación con una dieta adecuada.
Mejora la capacidad cardiorrespiratoria.
Prevención de caídas.
Menor depresión.
Mejora la función cognitiva (adultos mayores).
Evidencia moderada a fuerte
Mejor salud funcional.
Menor obesidad abdominal.
Evidencia
moderada
Estabilidad
del peso después de reducción.
Menor riesgo de fractura de cadera.
Mayor densidad mineral ósea.
Mejor calidad del sueño.
Menor riesgo de de cáncer de pulmón y endometrio.
Niños
y adolescentes
Evidencia fuerte
Mejor
capacidad y resistencia cardiorrespiratoria y muscular.
Composición corporal favorable.
Mejor salud ósea.
Evidencia moderada.
Menores síntomas de ansiedad y depresión.
Errores
al ejercitarse
1.
No hacerse un chequeo médico antes de empezar el plan de ejercicios.
2. Usar prendas demasiado ceñidas, pues dificultan el retorno venoso, y zapatos
inadecuados.
3. Ejercitarse inmediatamente después de comer.
4. No calentar ni estirar los músculos, antes y después de cada rutina.
5. Hacer ejercicio sin tener en cuenta la frecuencia cardiaca ideal (130
latidos por minuto es un ritmo adecuado para adultos sanos que empiezan).
6. Hacer la misma rutina siempre; eso reduce su efectividad.
7. Excederse en el peso y en el tiempo de ejercicio.
8. No hidratarse.
9. Creer que si el ejercicio no duele, no es efectivo.
10. Ejercitarse antes de dormir, pues puede causar insomnio.
JOHN
DUPERLY*
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
(*) Médico Internista, Doctorado en medicina del deporte. Fundación
Santa Fe, de Bogotá.