Editorial:
Objetivos del Milenio: corte de cuentas
Por: EDITORIAL |
7:49 p.m. | 10 de Marzo del 2013
Colombia está cumpliendo
la tarea, pero es hora de redoblar esfuerzos, para que en poco más de dos años
el balance sea satisfactorio y no simplemente meritorio.
Concluyó el sábado en Bogotá una conferencia organizada por la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
con el fin de poner bajo la lupa los avances en el cumplimiento de los
Objetivos del Milenio en esta parte del mundo. En líneas generales, hay
satisfacción con lo alcanzado por un continente que hoy muestra buen semblante,
necesario para encarar los nuevos desafíos que ya se asoman.
Cabe recordar que en el año 2000, los 189 países
miembros de la ONU fijaron una hoja de ruta en materia de desarrollo humano,
entendido este como “aquel que sitúa a las personas en su centro”. Consta de
ocho metas, que las naciones se comprometieron a alcanzar en un plazo de 15
años. Son ellas: erradicar la pobreza extrema y el hambre; conseguir que toda
la población pueda por lo menos completar la primaria; promover la igualdad de
géneros; avanzar en la reducción de la mortalidad infantil, así como en la
salud materna; combatir el sida; garantizar el sustento del medio ambiente, y
fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Hay que comenzar por destacar avances halagadores. Por
ejemplo: mientras en 1990 48,4 por ciento de los latinoamericanos (204
millones) vivía en la pobreza, 13 años después constituyen el 28,8, cifra
equivalente a 167 millones. En cuanto a la pobreza extrema, esta se disminuyó,
en términos porcentuales, de 22,4 a 11,4. La mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del organismo, ha hecho
particular énfasis en que en este lapso 50 millones de latinoamericanos han
salido de esta franja. Sin duda, un avance que hay que reconocer y que obliga a
no desfallecer, pues todavía son 66 millones los que conforman el sector menos
favorecido de la población. Un esfuerzo en el que mandan la parada Chile,
Brasil y Venezuela, mientras que en el otro extremo se sitúan Guatemala y
Nicaragua.
En términos generales se destacan las mejoras en
cobertura de acceso a la educación, donde la región alcanzó el 90 por ciento;
en acceso al agua potable y en mortalidad infantil, cuyo índice disminuyó de 42
defunciones por cada 1.000 infantes nacidos vivos a 16, y en la brecha de
género en materia educativa. No son positivas, en cambio, las noticias en
mortalidad materna, área en la que ha incidido negativamente el problema del
embarazo adolescente entre mujeres desamparadas en servicios de salud, así como
en la lucha contra el VIH-sida. También hay que redoblar esfuerzos en
saneamiento ambiental y en fijar límites a la deforestación.
Mirando hacia el futuro, surgen como grandes prioridades
la lucha contra la desigualdad, lastre del continente, y la sostenibilidad
ambiental. Merecen también un lugar prioritario mejores condiciones de acceso a
mercados de países desarrollados, la cooperación mutua, la transferencia de
tecnología y asuntos puntuales como la masificación de los servicios de banda
ancha.
En nuestro país, el corte de cuentas muestra cumplidos
los objetivos en lo concerniente a reducción de la pobreza extrema y
desnutrición, pero contiene un llamado de atención. Hace falta apretar la
marcha en los ítems restantes para que en dos años la tarea esté completa.
El documento que recoge los avances es pesimista sobre
si Colombia podrá cubrir el trecho pendiente en asuntos como la nutrición de la
población, que, si bien no padece hambre, sigue mal alimentada; la mortalidad
infantil y materna; la deserción escolar en primaria, así como el acceso
universal al agua potable y al saneamiento básico. El país está cumpliendo la
tarea, pero es hora de redoblar esfuerzos para que en poco más de dos años el
balance sea satisfactorio y no simplemente meritorio.
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