El
Tiempo
Editorial: Patentes y genéricos pueden coexistir
Por: EDITORIAL |
8:37 p.m. | 10 de Abril del 2013
No hay razón para pensar que las
patentes y los genéricos de calidad no pueden coexistir. El mundo cuenta con
los segundos, gracias al previo desarrollo de innovadores patentados.
La derrota
judicial sufrida el primero de abril por la multinacional Novartis
ante el Tribunal Supremo de la India, que rechazó su solicitud de patente para
el fármaco Glivec (su marca comercial del imatinib), fue vista con cierta simpatía por muchos sectores,
que han llegado a equiparar el resultado con el de David contra Goliat. El
Tribunal concluyó que Glivec, para tratar el cáncer,
no cumplía con el requisito de ser innovador, indispensable para obtener la
patente, sino que era la mejora de una molécula conocida.
Quienes
celebraron la medida aseguran que se sentó un precedente y se salvaguardó el
acceso de países pobres a medicamentos más económicos, bajo denominación
genérica.
El tema, sin embargo, debe ser visto con cautela. Una cosa son las patentes,
que la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Mundial de
Propiedad Industrial y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) reconocen como un indicador de desarrollo y un valor
irremplazable cuando se trata de investigar e innovar, y otra, los excesos en
los que incurren quienes las ostentan.
Para
el caso de la salud pública, la OMC determina flexibilidad en esta propiedad
intelectual y permite a los países dejar de lado las patentes cuando la
situación lo amerita, para producir los fármacos necesarios.
No
hay razón para pensar que las patentes y los genéricos de calidad no pueden
coexistir. El mundo cuenta con los segundos, gracias al previo desarrollo de
innovadores patentados. Y aunque los precios de los medicamentos han sido
determinantes en la crisis de las finanzas del sistema de salud, es erróneo
decir que la culpa la tienen los fármacos con patente; es más, en el país no
hay más de 20, entre los 14.000 productos con registro del Invima.
Eso nada tiene que ver con los abusos de los precios, situación que amerita una
discusión urgente en estos tiempos de reforma.
La
norma debe alcanzar un justo equilibrio entre quienes piensan que la calidad se
garantiza a punta de patentes y aquellos que alegan que la liberalización absoluta
es necesaria para garantizar el acceso. Colombia necesita medicamentos
efectivos, accesibles y de buena calidad, por encima de cualquier discusión.