Editorial: Cáncer: el país podría estar mejor

Por: EDITORIAL | 7:51 p.m. | 08 de Febrero del 2013

La falta de prevención y las intolerables barreras de acceso a los tratamientos impiden que sea mejor el balance de la lucha contra esta enfermedad.

El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Se estima, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que por esta causa fallecen anualmente 7,6 millones de personas en el planeta, 34.000 de ellas en Colombia.

Aun cuando en las últimas décadas la ciencia ha dado grandes pasos para descifrar el rompecabezas biológico que es este mal, el problema está lejos de ser resuelto. Por tal razón, cada 4 de febrero las autoridades sanitarias internacionales plantean estrategias para atenuar su tendencia creciente.

La situación empeora cuando, a pesar de los avances, estos no llegan de manera equitativa a todas las personas, por cuestiones económicas o por fallas en las políticas de salud; prueba de ello es que el 70 por ciento de los decesos se registran en países de medianos y bajos recursos. A nivel nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Cancerología (INC), al año se presentan 70.000 casos, más de la mitad de ellos (38.000) en mujeres.
Hay que reconocer que Colombia ha hecho esfuerzos significativos para enfrentarse al cáncer. Para empezar, más del 95 por ciento de las personas afectadas están afiliadas al sistema de salud y, en teoría, con todas las necesidades que implica su tratamiento cubiertas. De igual forma, la población general podría favorecerse de las herramientas que en materia de prevención se han dispuesto por norma.

Pero las cifras dicen que algo no está bien. Según el mismo INC, en el 2010 el cáncer de seno fue la primera causa de muerte entre las mujeres, con 2.381 casos, seguida por el de cuello uterino (1.892), de estómago (1.709) y de pulmón (1.606), y entre los hombres, los tumores más letales fueron los de estómago (2.796), próstata (2.431) y pulmón (2.357). Muchas de dichas muertes son resultado de la falta de prevención, del diagnóstico tardío y de fallas protuberantes en el tratamiento.

Según los expertos, una tercera parte puede prevenirse y otro tercio puede ser curado si se interviene de manera integral y temprana. Justo son esos dos componentes en los que el sistema de salud queda en deuda.

De todos es conocido que la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad han estado prácticamente ausentes en todos los campos, al punto de que muchos casos son detectados en estados tan avanzados que los tratamientos que se aplican son inocuos.

A ello se suman las intolerables barreras que algunas entidades ponen a sus pacientes para acceder a las consultas especializadas, la demora en la entrega de los medicamentos, la falta de continuidad en los tratamientos y los engorrosos trámites para seguirlos, con el agravante de que, con el ánimo de ahorrar costos, muchas personas son remitidas a sitios que carecen de las condiciones necesarias para realizar atención integral al tenor de lo que ofrece la medicina de hoy.

El negocio es tan próspero que Colombia es uno de los países con el mayor número de entidades para tratar el cáncer por unidad poblacional en el mundo. Lamentable repunte, si se tiene en cuenta que la mayoría de ellas no pasan de ser garajes de poca monta, que se lucran a expensas del sufrimiento ajeno.

Mientras esto ocurre, organizaciones idóneas y de elevado nivel científico, como el mismo INC, están al borde de la crisis porque a muchas EPS les parece costoso remitir a sus afiliados allí. El país tiene todo para mejorar sus cifras contra el cáncer, incluso leyes sin reglamentar; lo que falta es regulación, control y vigilancia estricta para sancionar y erradicar, de una vez por todas, a los avivatos que se benefician inmoralmente de las necesidades y urgencias de la gente.