Editorial: La píldora postcoito y los obispos
Por: EDITORIAL |
7:36 p.m. | 04 de Marzo del 2013
La aprobación por parte de obispos
alemanes de la píldora postcoito en mujeres católicas que hayan sido violadas, es una posición nueva que abre camino a
interpretaciones católicas más liberales de un recurso que hasta hace poco
estaba condenado.
La
Conferencia Episcopal de Alemania aprobó en días pasados el consumo de la
píldora postcoito en mujeres católicas que hayan sido violadas. No es un gran
avance. Es un pequeño paso. Pero, ante la condición refractaria de las
enseñanzas de la Iglesia en materia de moral sexual, puede considerarse una
importante novedad.
Los
obispos alemanes aclararon que su aprobación solo se extiende a los fármacos
que impiden la concepción y no a los que obstaculizan definitivamente el
arraigo de los óvulos fertilizados. Parece una interpretación demasiado
conservadora, pero sorprende en una Iglesia que prohíbe la píldora
anticonceptiva y el preservativo.
No
se trata, sin embargo, de un avance doctrinario, ni guarda relación con el
inminente cambio en la silla papal y en el Vaticano. Es apenas la reacción de
unos obispos acorralados por un escándalo que estalló a mediados de enero,
cuando dos hospitales católicos negaron asistencia a una mujer violada que
pedía que le suministraran la "píldora del día siguiente" a fin de prevenir
el embarazo indeseado. Este medicamento está aprobado por las autoridades
alemanas, pero su venta se realiza con receta médica.
La
negativa de los dos hospitales católicos obligó a la víctima de la violación a
buscar apoyo en un hospital protestante, donde lo obtuvo, y desató una lluvia
de críticas sobre la administración de centros de salud regidos por entidades
católicas.
Fue
tal el bochorno que el cardenal de Colonia, Joaquín Meisner,
anunció que estos y los demás hospitales católicos atenderían en adelante a las
mujeres violadas que temieran quedar embarazadas. El cardenal explicó que,
desde el punto de vista científico, la píldora postcoito no "mata una
vida" sino que impide que esta surja. De este modo, no contradice la
doctrina fijada desde el Vaticano.
La
prensa alemana, que ya había sido muy dura cuando se presentó el caso, criticó
la posición del cardenal. "Ver a los obispos discutiendo si la píldora del
día siguiente previene la concepción o la interrumpe parece una discusión de
otra galaxia", dijo el Süddeutsche Zeitung. De todos modos, y al margen de las consideraciones
justificatorias, es una posición nueva que abre camino a interpretaciones
católicas más liberales de un recurso que hasta hace poco estaba condenado.