Por: REDACCIÓN
JUSTICIA | | 02 de Febrero del 2013
Con
la presentación en sociedad de su proyecto de Estatuto Nacional de Drogas, la
administración de Juan Manuel Santos dio esta semana un nuevo paso en su afán
por reorientar la lucha contra los narcóticos. (Lea: No habría un mayor estímulo al consumo: ONU).
Como
sugieren las últimas investigaciones sobre el tema, el Ejecutivo ubicó el
problema del consumo en el ámbito de la salud pública y no en el penal,
reservado para los traficantes. Además, cobijó con el concepto de dosis
personal a las drogas sintéticas, cuyo consumo no era tan significativo en
1986, cuando se sancionó el Estatuto vigente.
En otras palabras, una vez aprobada la ley propuesta por el Gobierno, los
colombianos podrían llevar encima, para su propio consumo, no solo marihuana y
cocaína, sino también anfetaminas, popper y éxtasis,
entre otras. (¿Qué le hacen estas sustancias a su cuerpo?).
Como
suele suceder con temas tan sensibles para la sociedad, la opinión se dividió:
de un lado, quienes creen que la guerra contra las drogas necesita enfoques
alternativos, y del otro, los que piensan que las posturas tolerantes con el
consumidor alientan el delito.
El
asunto, manejado por el Ministerio de Justicia, trasciende el tema punitivo,
pues repercute sobre el sistema de salud y toca las fibras de lo que somos como
sociedad.
Por
lo visto esta semana, en toda suerte de foros, no será fácil cambiar el
paradigma de la lucha antidrogas ni reemplazar la mentalidad del país exportador
de narcóticos por la aceptación de que Colombia es una nación amenazada también
por el consumo.
EL
TIEMPO consultó las opiniones del máximo representante local de la ONU para el
tema de las drogas, del Fiscal General y del Director de la Corporación Nuevos
Rumbos, una de las personas que más sabe sobre el consumo de narcóticos en el
país. Con matices, todos avalan la intención del Gobierno. ('Los adictos no deben ser tratados como criminales':
Fiscal General).
Adicción, un
problema de salud pública
Según
la Organización Mundial de la Salud, el abuso de sustancias trastorna la
fisiología del organismo y casi siempre altera el comportamiento. "Si bien
una adicción es de por sí una enfermedad, nunca está sola y sus manifestaciones
alteran las esferas de relación de los afectados", dice Felipe Atalaya,
psiquiatra experto en adicciones. Se trata de enfermos que requieren atención
integral: promoción de estilos de vida saludables, prevención del consumo,
tratamiento de la adicción y rehabilitación sostenida. "Esos son los
componentes del manejo de la historia natural de cualquier enfermedad, que son
responsabilidad del sector salud", afirma el asesor internacional en
drogadicción Rodrigo Córdoba. En esencia, es un tema sanitario.
De
hecho, las cifras de tendencia y prevalencia en el consumo desbordan lo
individual e impactan en las poblaciones, lo que ubica el tema en el campo de
la salud pública. "No solo por sus causas, sino por sus consecuencias en
términos de bienestar para la comunidad y de inversión de recursos para su
control, que requiere intervención oficial", dice Alberto Rizo, médico salubrista.
Considerar
la drogadicción como un problema de salud pública, como lo hizo el Congreso el
año pasado, es, según los expertos, la forma más avanzada para enfrentar el
problema.
Experto da claves
para los padres
Augusto
Pérez, director de la Corporación Nuevos Rumbos, es uno de los colombianos que
más saben sobre consumo.
¿La dosis personal puede reducir el consumo?
La
gente tiene miedo de que se incremente. Lo mismo pasó en 1994, cuando se
despenalizó la dosis mínima. Pensaron que íbamos a ser un país de drogadictos,
y no pasó nada. Claro, el consumo crece, como la población, pero es más bajo
que en Argentina o Brasil.
¿Por qué es tan difícil el debate de la
dosis mínima?
Los
que hablan del tema no saben. Fui a un debate en el que defendían la necesidad
de centros de tratamiento para problemas con éxtasis y anfetaminas. No hay
nadie en el mundo en tratamiento por éxtasis, porque no produce dependencia.
¿La gente conoce los efectos de estas
drogas?
No,
pero no son peores que los de las sustancias que ya tienen dosis mínimas. El
problema es la ignorancia y los medios son responsables. He oído a periodistas
que hablan de la marihuana como un estupefaciente, y no lo es.
¿Qué les dice a los papás?
Si
los menores de 18 años tienen algo en el bolsillo, intervenga, así sea
marihuana; no es lo mismo fumarla antes de los 18 que a los 25. Hable con
ellos, explíqueles que su cerebro está en desarrollo y que deben cuidarlo. Si
es un hijo mayor y anda con tres pastillas de anfetaminas, preocúpese: seguro
está consumiendo otras cosas.
'He pasado tres días
de fiesta usando drogas sintéticas'
Todo
comenzó cuando cumplió 18 años. Había probado el cigarrillo, el alcohol, la
cocaína y la marihuana, y ese día probó el éxtasis. Este empresario de eventos,
de 26 años, dice que, al principio, tuvo miedo: "Pero cuando me hizo
efecto me gustó, y por eso sigo consumiendo". Luego probó la ketamina (un anestésico), que se vende en ampolletas, y la
2CB, conocida como la droga de la élite, pues en Colombia una dosis cuesta
cerca de 150.000 pesos; de vez en cuando consume cristal, también conocido como
MDMA o éxtasis líquido ("un polvo blanco que se puede echar en agua o en
trago"). En un fin de semana puede gastar 300.000 pesos, pues le gusta
compartir con sus amigos. Tiene varios dealers
(jíbaros), que le llevan las drogas a domicilio. Alguna vez pasó tres días
seguidos en una fiesta con una mezcla de drogas sintéticas, cocaína y alcohol.
REDACCIÓN
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