Ningún sistema sanitario, por desarrollado que sea, puede funcionar si
carece de referentes técnicos que determinen la investigación y el seguimiento
de la salud pública, y, asimismo, que regulen y garanticen la calidad de sus
productos de consumo. En Colombia existen tales referentes, pero,
infortunadamente, no tienen la fortaleza que exigen las circunstancias
actuales. Ese es el caso del Instituto Nacional de Salud (INS) y del Instituto
Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima).
El primero no tiene claridad suficiente sobre el papel que desempeña en un
contexto de aseguramiento y descentralización de la salud, y el segundo, nacido
tras la expedición de
Por eso, y a buena hora, el Ministerio de
El Invima, por su parte, está en mora de
convertirse en una auténtica agencia regulatoria, con
la capacidad de garantizar que todos los medicamentos que consumen los
colombianos sean de calidad. Hoy no pasa de ser una oficina dedicada a otorgar
registros de comercialización, dada su marcada debilidad técnica. Este
Instituto, que debería hallarse en todas las regiones, tendría que estar en la
cúspide de la pirámide técnica que responda por los fármacos, los alimentos y
las bebidas alcohólicas que se venden en el mercado colombiano.
El proyecto no es un embeleco del Gobierno que termina; de hecho, en él ha
trabajado el Ministerio varios años. Es perentorio que Planeación Nacional, el
Congreso de
La propuesta del Ministerio está lejos de plantear un simple gasto; es
necesario que se vea, por el contrario, como una inversión. Vale decir que,
además de la ganancia que conlleva para la salud colectiva y el ahorro que
representa la utilización más eficiente de los recursos, tendría efecto en
otros planos, como el económico y el comercial. Los tratados de libre comercio
exigen, por ejemplo, el aval de entidades sólidas y serias para los productos
que se muevan.
Pese a todo lo dicho, quizás el mayor impacto vendría dado por la certeza de
que, en materia de salud pública, el país iría por fin por buen camino.
Ojalá el nuevo gobierno no eche en saco roto esta
iniciativa, que beneficiará a todos los colombianos.
Las reformas del Instituto Nacional de Salud y del Invima
son tan necesarias para la salud pública como pertinentes para el próximo
gobierno