A partir de mañana se
celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, con una realidad
preocupante: muchas madres escogen el biberón y desaprovechan que su leche es
el alimento más completo que puede recibir el bebé. Lo protege de infecciones y
de alergias; mejora el vínculo afectivo, el coeficiente intelectual y el
desarrollo del lenguaje.
La Encuesta Nacional de la
Situación Nutricional en Colombia 2010 demostró que la introducción de
alimentos complementarios a la leche materna se realiza en forma precoz y la
calidad de la dieta es deficitaria en los niños de 6 a 8 meses de vida.
Hernando Méndez Morales,
pediatra especialista en lactancia materna, explica que todas las
investigaciones científicas, después de que el mundo se pasó a la cultura del
biberón, han demostrado que la leche materna es única e irremplazable y que los
niños que se enfermaban más, recibían lactancia por menos tiempo.
Nutrición
De acuerdo con el pediatra,
está comprobado que los niños que reciben leche de su madre tienen menor incidencia
de desnutrición y también de obesidad, pues los nutrientes son los suficientes,
aportados en la forma que requiere el niño.
La Academia Americana de
Pediatría y también la Europea coinciden en que el
bebé no necesita nada más que leche materna los primeros seis meses, ni agua,
ni jugos, ni frutas, ni sopas.
Infecciones
La leche materna, según el
experto, tiene componentes que benefician el sistema inmunológico, que en el
recién nacido es inmaduro.
Con su leche, la madre le
pasa al niño “las defensas” que ella ha fabricado y que actúan en el organismo
del bebé como si él mismo las produjera.
“En concreto, la leche
materna transmite células como leucocitos, linfocitos, células inmunoglobulinas
y enzimas, que son componentes que ayudan a que el bebé tenga menos
infecciones”, explicó el pediatra.
En la leche materna existe
una sustancia parecida a los interferones, unas proteínas producidas
naturalmente por el sistema inmunológico como respuesta para defender al
organismo contra infecciones virales.
“Los investigadores dicen
que, por los componentes inmunológicos, hablar de la leche materna es casi como
hablar de una sangre blanca que tiene la mamá y que se le da al niño para
protegerlo. Estos componentes vivos orgánicos solo los tiene la lactancia”,
agregó.
Alergias
Los niños alimentados con
leche materna durante sus primeros meses de vida, de acuerdo con el doctor
Méndez, tienen una menor incidencia a las alergias, como rinitis, asma y
eczema.
Anemia
El pediatra cuenta que el
argumento de muchas personas que suministran leche artificial a su bebé es el
mayor contenido de hierro, pero advierte que la leche materna contiene el
hierro en la cantidad y forma que el bebé necesita para utilizarlo en un 90 o
98 por ciento. Como si fuera poco, la madre le transmite al niño una proteína
llamada ferritina, que ayuda a que el hierro entre directamente por el
intestino del bebé para absorberlo mejor. “En cambio, del hierro del tarro, el
niño solo usa un 45 o 50 por ciento”, afirma el especialista.
Coeficiente intelectual
Según el pediatra, los
estudios de seguimiento han encontrado que los niños que recibieron lactancia
por mayor tiempo tienen un coeficiente intelectual más alto. Méndez asegura que
los componentes de la leche materna ayudan a madurar más rápido el sistema
nervioso central y la retina del ojo. Además, al succionar, los niños
desarrollan mejor los músculos faciales y, por ende, el lenguaje.
Afectivo
El pediatra dijo que los
estudios han desmentido la creencia de que el niño amamantado es dependiente o
no socializa. Se ha visto que –además de que el vínculo con mamá y papá es más fuerte– hay socialización, independencia, confianza en sí
mismo, menos maltrato infantil y abandono.
Principales problemas para lactar
Margarita Guarín, miembro de
la Liga de la Leche en Bogotá, cree que el principal problema con la lactancia
es desconocimiento.
Las consultas más frecuentes
que reciben en la Liga son sobre mastitis, grietas en los pezones y candia.
Las grietas, por ejemplo, se
dan porque el bebé succiona con una mala técnica o tiene frenillo. Si el bebé
agarra bien el seno, no debe doler.
“Uno no tiene que sentir
miedo para amamantar, la molestia debe durar máximo 20 segundos y ser
tolerable; si no es así, la mamá debe buscar asesoría. La postura es barriga
del bebé con la de mamá, brazo del niño afuera y la boca del bebé que tome la
mayor parte posible de la areola para que el pezón de
la madre se ubique en el paladar blando del bebé”, agregó Guarín.
ANDREA FORERO AGUIRRE
REDACCIÓN ABC DEL BEBÉ