Diarrea, intolerancia a la
lactosa, cistitis y algo más
El
doctor Carlos Francisco Fernández responde las preguntas de los lectores.
Las
siguientes son respuestas a algunas preguntas formuladas por los lectores.
Recuerden que no remplazan la necesaria consulta médica.
Cuando
aparece la diarrea, ¿hay que detenerla o no?
María
Eugenia Castro, Bogotá.
Aunque
las diarreas más frecuentes son las provocadas por infecciones causadas por
virus, bacterias u hongos, también las hay tóxicas, irritantes y nerviosas y
las que son producidas por medicamentos u otras enfermedades. El médico debe
establecer la causa; en todo caso, el tratamiento primario consiste en reponer
los líquidos que el cuerpo va perdiendo (con agua, sueros y caldos), mientras
pasa. Eso es vital. No se recomienda el uso de antidiarreicos, pues restringen
el movimiento intestinal, demoran la recuperación y, por lo tanto, mantienen la
pérdida de líquidos.
¿Cómo
sabe uno que tiene intolerancia a la lactosa?
Miguel
Fernando Parra, Ibagué.
El
síntoma principal es que siempre que tome lácteos el estómago reacciona con
ruidos, gases e hinchazón. Ocurre cuando el intestino deja de producir lactasa,
una sustancia necesaria para que la lactosa (o azúcar de estos alimentos) se
digiera. Ensaye a dejar todos los lácteos por dos semanas; luego empiece a
consumir pequeñas cantidades de leche o queso. Vigile los síntomas y su
intensidad. Si conoce sus límites, podrá manejar el problema más fácilmente.
¿Por
qué ocurre la cistitis?
María
Victoria Ortiz, Bogotá.
El
ardor y la urgencia para orinar se debe, en la mayoría
de los casos, a infecciones de las vías urinarias bajas. La mitad de las
mujeres tienen, por lo menos, un episodio en la vida, y en muchas de ellas el
problema se repite. Las responsables son bacterias domiciliadas en la vagina y zonas aledañas, que infectan la uretra. Requiere
tratamiento con antibióticos, recetados por el médico.
¿Cómo
debe uno manejar los padrastros?
Giovanna
Ortiz, Cali.
Los
padrastros son esos trocitos de piel suelta en un extremo, que hay alrededor de
las uñas. Al parecer, en esa zona escasean las glándulas que producen sebo, por
lo que la piel se reseca y descama con facilidad. No se los arranque, mucho
menos con los dientes. Remójelos un ratico en agua o
en una mezcla con aceite y luego córtelos con unas tijeritas bien limpias y
afiladas. Comerse las uñas, mantener las manos húmedas o exponerlas a
detergentes y productos químicos, aumentan el problema. Si son frecuentes,
consulte con el dermatólogo.