Desperdicio de medicamentos le costará al país 873,4 millones de pesos

Seis toneladas de drogas irán a la basura por expirar. Minprotección promete adoptar correctivos.

El vencimiento, y por tanto la obligatoria destrucción de 217.000 unidades de medicamentos -entre tabletas y ampolletas- para el tratamiento de enfermedades tan graves como el paludismo y la leishmaniasis, a la que se ve hoy abocado el Ministerio de la Protección, no es el primer caso de este tipo en esa cartera.

El 17 de agosto del 2007, el propio Ministerio ordenó a las 32 secretarías de Salud del país suspender la distribución de una cantidad no determinada de tabletas de Isoniazida, uno de los fármacos usados en el tratamiento de la tuberculosis, que habían sido remitidas a ellas, y que para la fecha se habían vencido. Otras 600.000 tabletas que el Ministerio guardaba en sus bodegas, también habían caducado.

En el caso de ahora, la solicutud de destrucción es de la Procuraduría General, según la cual el valor de lo que debe desecharse es de 873,4 millones de pesos. Los medicamentos, que se vencieron en el 2008, además incluyen grandes cantidades de flúor adquiridos hace varios años y ya se consideran residuos peligrosos.

Además de ordenar la destrucción, el organismo conmina al Ministerio a explicar por qué dejó vencer drogas para el tratamiento del paludismo (mefloquina), la leishmaniasis (stibogluconato de sodio) y elementos de diagnóstico para sífilis (kits de reactivos).

También la Procuraduría le pidió a ese despacho gestionar, con urgencia, la distribución de otra cantidad de fármacos que incluyen el Tamiflú, contra la gripa AH1N1, que están a punto de vencer.

Para el Ministerio Público, el asunto es serio y no sólo por la pérdida de recursos para la salud, sino también por la posibilidad de que se haya expuesto el bienestar y la vida de ciudadanos que necesitaban estos medicamentos.

En su informe, la Procuraduría le pidió al Ministerio aclarar las razones por las que esto está ocurriendo. Sin embargo, reconoció que la cartera, en general, ha desarrollado las acciones "necesarias y convenientes" para la adquisición, distribución y suministro de fármacos contra males transmisibles y de control especial.

Las explicaciones

Ante el llamado de la Procuraduría, Lenis Urquijo, director general de salud pública del Ministerio, aseguró que ya se inició el proceso de disposición final de los fármacos vencidos.

Afirmó que se trata de "una situación excepcional", porque las compras de esta clase de insumos se hacen teniendo en cuenta cálculos de los casos que pueden presentarse en los años siguientes. "En algunas circunstancias quedan excedentes, que por lo general son menores al 10 por ciento de lo adquirido", agregó.

Frente a la mefloquina (para el paludismo), que es el fármaco con mayor número de unidades vencidas, Urquijo asegura que ese medicamento se recibió en donación, en el 2007. "Unos meses después, el esquema de tratamiento de la malaria cambió, con lo cual la mefloquina quedó en desuso", anotó.

En cuanto al stibogluconato de sodio (contra la leishmaniasis), el funcionario explica que se adquirió cuando se presentó un desabastecimiento de Glucantime, que es el tratamiento de primera elección. "Obviamente, cuando se normalizó la provisión de este último, médicos e instituciones dejaron de utilizar el otro, por lo que quedaron remanentes", aseguró Urquijo. Frente al Tamiflú, sostuvo que todos los tratamientos disponibles se distribuirán antes de octubre del 2011.

Cuestionan el descuido

Las explicaciones del Ministerio, sin embargo, no han sido convincentes para algunos sectores. Álvaro Cardona, decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, afirmó que "es absurdo que en un país con problemas tan notables de salud pública, como la malaria, se venzan medicamentos en cantidades tan grandes; nada explica el hecho de que no se distribuyan antes de caducar". Cardona se mostró sorprendido "por la falta de correspondencia entre la gestión administrativa de los medicamentos y las necesidades de la población".

Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, lamentó lo ocurrido: "Estos fármacos son recursos públicos que no pueden dilapidarse, pues es inocultable que las necesidades del país en salud pública son inmensas.
Hubieran podido aprovecharse de algún modo. Es un problema de gestión", concluyó.

Tres preguntas

Responde Mauricio Santa María, ministro de la Protección Social.

¿Es normal que se venzan cantidades tan altas de medicamentos?

No, es una situación lamentable; la mayoría de esos fármacos caducaron en el 2008 y vamos a revisar con cuidado lo que ocurrió y a tomar los correctivos necesarios.

¿De quién es la responsabilidad?

Ya ordené que se adelanten las investigaciones correspondientes dentro del Ministerio, para establecer las responsabilidades de los funcionarios involucrados.

Algo similar ocurrió en el 2007, ¿qué hará el Ministerio para evitar que esto se repita?

La adquisición de estos medicamentos se hace a través de procesos de selección objetivos, que se calculan con proyecciones, y aunque estas no están exentas de error, esta cartera ha logrado controlar, de manera eficiente, los riesgos de desabastecimiento o de superávit. Nuestro compromiso es que la salud pública no se afecte por cosas como esta. La mejora en los procesos de gestión de estos insumos es prioritaria.

Quién es el responsable de las drogas

En el Ministerio hay una dependencia específica para esta tarea

En Colombia, la compra, distribución y suministro de medicamentos para el tratamiento de enfermedades transmisibles con impacto en la salud pública, o de control especial, está en cabeza del Ministerio de la Protección Social. Dentro de esta cartera el área asignada es la Dirección General de Salud Pública, que hoy encabeza Lenis Urquijo. En el 2007, cuando ocurrió un desperdicio similar al de ahora, estaba en ese cargo Gilberto Álvarez, que hoy está en la Superintendencia Nacional de Salud.

La Dirección de Salud Pública coordina la adquisición de los insumos, con base en los perfiles epidemiológicos del país y las recomendaciones que al respecto hace la Organización Mundial de la Salud.

U
na vez adquiridos, son almacenados por el Ministerio, que los distribuye a las regiones, previa solicitud, a través de las secretarías departamentales y distritales de salud.

Carlos F. Fernández
Sonia Perilla S.
Redacción Salud