La desigual lucha por acceder a
la universidad
Los
estudiantes, en sus protestas, piden resolver la desfinanciación
de las universidades públicas.
Solo
37 de cada 100 bachilleres accede a educación superior. Los más pobres están en
desventaja.
Si
algo quedó en evidencia tras meses de discusiones y desencuentros entre el
Gobierno y la comunidad académica en torno al proyecto de reforma a la Ley 30,
es que el acceso a la educación superior es inequitativo
y restringido, aun en las universidades públicas.
De acuerdo con expertos, los bachilleres de escasos recursos hoy llevan la peor
parte. La mayoría, formados bajo un modelo de educación pública de baja
calidad, carecen de competencias suficientes para competir en igualdad de
condiciones por los escasos cupos de las universidades públicas (donde se
concentra el 90 por ciento de la demanda) y no pueden soñar con educación
superior privada, ya que su opción es endeudarse.
Según el viceministro de Educación Superior, Javier Botero, un estudiante paga,
en promedio por semestre, 3,2 millones de pesos en una universidad privada, un
valor que, en las públicas, es de 546 mil pesos. Sin embargo, hay carreras que
llegan a costar 14 millones de pesos.
"Los que no pueden pagar estos valores, ni ingresar a la educación pública
o a programas del Sena, se ven obligados a acceder al mercado de trabajo sin
calificación ni competencias laborales, a labores de baja productividad y
pago", dice Víctor Gómez, profesor del departamento de Sociología de la
Nacional.
Para algunos
"El sistema universitario es elitista en el tema de conocimientos pues
logran acceder los que van a los mejores colegios", dice Gabriel Burgos,
ex viceministro de Educación Superior. Pero no solo eso. Un 15 o 20 por ciento
de los jóvenes que logra un cupo en las universidades públicas podría pagar el
ingreso en alguna privada.
De acuerdo con el pedagogo Julián de Zubiría, un
joven de los estratos 1 y 2 de colegio público obtiene 65 puntos menos que un
estudiante de estratos 4, 5 y 6 en las pruebas Saber 11, requisito para entrar
a la universidad.
De otro lado, aunque las estadísticas oficiales señalan que la cobertura en
educación superior es del 37 por ciento, los académicos alegan que no pasa del
24. "Se comete un error al clasificar la formación del Sena como educación
superior, pues no lo es. A los 1'494.000 matriculados habría que restar los
482.505 estudiantes del Sena", explica Víctor Gómez.
Vale decir, además, que este año saldrán 670 mil bachilleres a buscar un cupo
en la universidad, pero solo el 35 por ciento podrá conseguirlo: 80 mil en las
públicas y algo más de 150 mil en las privadas. En cinco años este número se
elevará a 900 mil. Y esto ya complica el panorama.
Diálogo
"Que el Gobierno tenga oídos abiertos"
Sergio Fernández, líder estudiantil.
La
Ministra reiteró que está lista para concertar. ¿Ustedes van a invitarla a la
primera reunión?
Para nosotros es muy importante poner los términos de las reuniones con el
Gobierno. Eso lo define la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) en su
conjunto.
¿Cuándo va a estar lista su propuesta alternativa de reforma?
El otro año, esperamos en el primer semestre.
¿Qué es lo primero que van a abordar en la discusión?
Si la educación es un derecho fundamental o no. Hoy, 1 de cada 2 universitarios
está en una institución privada, que por lo general es mediocre, excepto las de
alto costo.
¿Qué esperan del Gobierno?
Actitud de oídos abiertos, pues la comunidad universitaria tiene propuestas.
Reforma
'En las 'U' públicas hay una crisis'
Juan Carlos Orozco, Rector de la Universidad Pedagógica.
¿Alguna vez ustedes pidieron el retiro del proyecto?
Siempre fue una posibilidad por la forma en que se construyó.
¿Cree que el retiro fue por el movimiento estudiantil?
Sin lugar a dudas, el proceso de movilización fue fundamental, pero también el
pronunciamiento de académicos y otros sectores.
¿Por qué decían que debía discutirse en el Congreso?
En las universidades estatales padecemos una crisis de financiación y, en ese
sentido, la propuesta introducía mejoras significativas que, aunque no
resolvían estructuralmente el problema, resultaban mejores que las que contempla la ley 30.
¿Qué esperan de los estudiantes?
Que sean muy sensatos en este proceso, pues la sociedad les ha otorgado una
responsabilidad muy importante y tienen que estar a la altura.
REDACCIÓN
EL TIEMPO