El déficit de Univalle

Trece años después de la gran crisis de la Universidad del Valle, cuando la institución educativa entró en un proceso de cesación de pagos producto del embargo que hicieron los bancos para pagarse cuantiosas deudas, nuevamente el centro de educación superior más importante para los vallecaucanos se encuentra transitando amagos de crisis.

En esta oportunidad las razones que han llevado a las directivas universitarias a lanzar una voz de alerta no son producto de erradas decisiones administrativas como en el pasado. Atrás quedaron los excesivos pagos pensionales, la acelerada inversión en construcciones innecesarias para la Universidad y la expansión en programas y centros de estudio que sobredimensionaron a la institución.

Hoy los riesgos son otros. El anuncio del Gobierno Nacional de presentar un proyecto de Ley de Educación Superior que permita vincular capital privado a las universidades públicas desató una controversia en el país. Y en nuestra ciudad llevó a que se destaparan los actuales problemas financieros de la Universidad del Valle.

Las cifras son dicientes. Mientras en el 2001 Univalle tenía en sus aulas cerca de 20.000 estudiantes, hoy cuenta con 31.000, lo que quiere decir que en diez años el número de alumnos aumentó en más del 50%. Sin embargo, lo mismo no ha sucedido con los recursos de la Nación que, de acuerdo con los datos de la misma Universidad, sólo aumentaron un 16%.

Las finanzas de la institución caminan sobre una cornisa. La gestión financiera de la Universidad del Valle en el 2010 arrojó un déficit de $9.572 millones, casi nueve veces más que el que tuvo en el 2009. Hoy, la Universidad logra equilibrar sus cifras gracias a ingresos adicionales por la venta de servicios y de consultoría, que le representan al año cerca de $19.000 millones. Este, sin embargo, no es el mejor escenario para una institución que debería tener su planta de académicos dedicada a la investigación y a la docencia en el pregrado, más que a la búsqueda desaforada de recursos propios mediante la venta de servicios.

No obstante, la explicación es contundente, los recursos que la Nación le gira a la Universidad Pública en Colombia y en particular a la Universidad del Valle son insuficientes y no alcanzan a cubrir la exponencial demanda de estudiantes.

El apoyo del Estado a la Educación pública universitaria tiene que ser decidido. Esta será la única forma de construir una Nación más justa y equitativa, en la que las clases menos favorecidas tengan al alcance una educación de alto nivel.

El compromiso del presidente Santos fue el de iniciar el camino a la prosperidad. Ese camino va de la mano con la inversión en la educación pública universitaria que permita preparar a la población más joven para el gran salto social y económico que espera el país.