septiembre 2 de 2012 - 4:23 pm
La posible implementación por parte del Gobierno Nacional de dos artículos
consagrados en el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
que, prácticamente, prohíben todo el apoyo estatal a los cultivos de tabaco en
el mundo, es, por estos días, el dolor de cabeza de los cultivadores de la
planta en el país. Ello, pues de entrar en vigencia, temen por la sostenibilidad de su actividad productiva.
Así lo asegura Heliodoro Campos, gerente de la Federación Nacional de
Productores de Tabaco (Fedetabaco), quien está a la
espera de los resultados de la reunión que se celebrará durante noviembre en
Seúl (Corea), donde se definirá el tema.
¿A qué se refieren los artículos?
Manifiestan que los gobiernos que firmaron el Convenio Marco deben empezar desestimular la actividad tabacalera, desde varios puntos
de vista: prohibir el crédito destinado al sector tabacalero, lo que nos parece
supremamente grave porque es un sector productivo constituido, legalmente y
lícitamente desarrollado; prohibir la asistencia técnica, que es lo que nos
permite ser cada día más competitivos; y prohibir el apoyo del Estado al
sistema gremial que existe en cada país, caso particular de Fedetabaco,
y el apoyo económico a aquellas instituciones que hacen investigación para el
sector tabacalero. Me parece que son unas propuestas totalmente contradictorias
al desarrollo y al avance normal que tiene el mundo en materia agrícola, y esas
son situaciones que nos preocupan.
¿Cuántas personas se verían afectadas?
En Colombia somos alrededor de 15 mil familias quienes, de alguna manera,
estamos desarrollando la actividad tabacalera. Estamos hablando de unas 12 mil
hectáreas de cultivo. Hay algo bien importante y es que el tabaco es uno de los
principales generadores de empleo rural. Prohibir la siembra de tabaco
representaría perder alrededor de 3 millones de jornales que se generan al año
en el sector agropecuario.
¿Qué podría pasar en ese caso?
Lo que más me preocupa es que proponen la eliminación del cultivo y no dan
ninguna alternativa, no dicen qué sembrar, qué cultivar con iguales o similares
características de comercialización. Eso es lo grave. Si nos dijeran “pasen de
tabaco a este cultivo”, bueno. La OMS habla de sustituirlo por páprika, que es
una especie de ají. La pregunta es ¿quién va a consumir 6 millones de toneladas
de ají?, que es, mas o menos, lo que se produce de tabaco en el mundo. No hay
alternativas lógicas, viables, objetivas.
¿Han pensado en utilizar el tabaco en otro tipo de productos?
En eso vienen trabajando muchos países, indudablemente, pero ese otro uso
que se le puede dar al tabaco no está tan conformado en cuanto a su
transformación e industrialización, como hoy pasa con el cigarrillo; se puede
dar, pero es un proceso lento. Estamos haciendo lo que está ya
consolidado.
¿Qué les ha dicho el Gobierno?
El Ministerio de Agricultura está de acuerdo con que la actividad es lícita
y hay que conservarla. No sabemos qué pueda suceder, porque en la reunión
participa la Cancillería.
¿Han hablado con las tabacaleras?
Claro. En toda esta materia, ellos tienen una inversión y les interesa que
se cultive el tabaco, aunque si no lo cultivamos nosotros lo harán otros
países, porque hay que recordar que no todos firmaron el acuerdo. Por ejemplo,
Argentina, que es un gran productor, hasta el momento no lo ha firmado.
El negocio no se va a acabar porque en Colombia se deje de producir tabaco,
no se va a acabar mientras haya fumadores; mientras haya demanda, deberá haber
oferta en alguna parte del mundo. El peor escenario es que nos quedemos solo
con los fumadores y otros transformando, vendiendo cigarrillo pero nosotros no
produciendo la materia prima.
¿Estarían dispuestos a que les reasignaran los cultivos?
La pregunta es cuál, con iguales o mejores condiciones que las que tiene el
tabaco. Porque uno dice: “yo me voy a cultivar tomates. Si tengo un ingreso
bruto de 12 millones de pesos por hectárea, en tomate puedo sacar 40, pero eso
es en esta cosecha porque en la otra los puedo perder, porque no hay
estabilidad en los precios”. El costo del tabaco, aunque no tiene un incremento
significativo año a año, se sostiene.
Convenio Marco, la manzana de la discordia para los
agricultores
El 10 de abril del 2008, Colombia se suscribió al Convenio de Marco que es,
básicamente, un acuerdo con que la OMS que busca desestimular
el consumo de tabaco en el mundo, con el objetivo de reafirmar el derecho de
todas las personas al tener el máximo nivel de salud posible.
Actualmente, hay 168 naciones adscritas a nivel global, entre las que se cuentan
los Estados Unidos, España, Panamá y México. En el texto oficial, el artículo
17 (uno de los que preocupa a los tabacaleros), reza lo siguiente: “Las Partes,
en cooperación entre sí y con las organizaciones intergubernamentales
internacionales y regionales competentes, promoverán según proceda alternativas
económicamente viables para los trabajadores, los cultivadores y eventualmente,
los pequeños vendedores de tabaco”.
Aunque es menéster de cada Estado aplicar o no las
determinaciones, lo que preocupa a los tabacaleros es que las medidas
restrictivas que se han realizado hasta el momento (y ya han incidido en la
demanda) estaban allí contempladas.