Crece el riesgo de tuberculosis en la frontera entre EEUU y México

06:32 pm  - The Wall Street Journal Americas : 

La historia de un hombre ilustra la preocupación del desarrollo de una ‘supervariante’.

Washington , 

Estados Unidos

Gonzalo García era igual que muchos otros veinteañeros, con pelo negro de punta y dos anillos en el labio. Hace cuatro años, cuando vivía en esta ajetreada ciudad fronteriza, viajaba en su tiempo libre a Estados Unidos para ir de compras, conocer chicas y pasar un buen rato. No tenía idea de que estaba desarrollando una variedad poten­cialmente letal de la tuberculosisNo se sabrá nunca exactamente cuánto tiempo tuvo la enfermedad. García cuenta que empezó a perder peso y sentirse cansado y trató de buscar ayuda. Pero a los médicos les llevó más de un año averiguar lo que andaba mal. Tenía una cepa de TB que era resisten­te a las drogas.

“Muchos doctores me dijeron que no me pasaba nada”, recuerda García, en la clínica donde se mejoró.Hasta hoy, no se sabe si infectó a alguien en algún lado de la frontera cuando era con­tagioso. Pero su relato ilustra una inquietante preocupación entre las autoridades de la salud que aseguran que la frontera de más de 3.200 kilómetros que separa a EE.UU. de México po­dría convertirse en el caldo de cultivo de una de las variantes de TB más difíciles de tratar. Algunos estados estadounidenses como Cali­fornia y Texas y varios estados mexicanos ya registran tasas inusualmente altas de esta TB resistente a los medicamentos“Esta es una región muy propicia” para la TB resistente a las drogas, dijo Rafael Lania­do-Laborín, director de la clínica y laboratorio de tuberculosis del Hospital General de Tijua­na, que ha observado recientemente un influjo de nuevos pacientes.

Con cualquier variante de tuberculosis, puede pasar bastante tiem­po antes de que el paciente se dé cuenta de que la enfermedad está avanzada. “Uno va al trabajo, va de un lugar a otro”, explica. “Puede transmitir la enfermedad antes de saber que la tiene”.El número actual de casos de TB en EE.UU. y México sigue siendo pequeño y las tasas de la variante resistente a las drogas —MDR— distan mucho de ser tan altas como en India, China o Europa del Este, donde se ha conver­tido en una epidemia.

En 2011, el año más re­ciente del que se disponen cifras, México tenía 467 casos de MDR-TB, estima la Organización Mundial de la Salud, mientras que EE.UU. te­nía 124, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus si­glas en inglés). Las autoridades advierten que es crucial concentrarse en la prevención, por­que la enfermedad se transmite vía el aire y se puede propagar rápidamente. “Todos estamos conectados por el aire que respiramos”, dijo Thomas Frieden, director de los CDC.

En su forma resistente a los medicamentos, la TB puede ser mortal y el tratamiento dolo­roso; puede requerir más de dos años de me­dicación y posiblemente meses de aislamiento. Los costos también son altos: según un estudio reciente de los CDC, el tratamiento promedio en EE.UU. ascendía a unos US$140.000 y podía alcanzar los US$700.000.

Para las autoridades de salud, el desa­fío para tratar de controlar una enferme­dad que se transmite por el aire en un área tan grande como la frontera entre México y EE.UU. es enorme. Más de 150 millones cru­zan la frontera al año. Muchos, al igual que García, van y vienen por trabajo u ocio, con visas que permiten estadías breves. Hay dos centros de cuarentena de los CDC en la fron­tera para abordar cuestiones de salud. “La tuberculosis es la enfermedad más común por la que nos llaman”, dijo Steve Waterman, director del departamento EE.UU.-México de los CDC, en la División de Migración y Cuarentena Global de la agencia.

La frontera entre EE.UU. y México “no es como el muro de Berlín”, señaló David Shirk, director del Instituto Trans-Border de la Uni­versidad de San Diego. La gente vive en un lado pero trabaja en el otro y consumidores de am­bos países frecuentan los mismos centros co­merciales, explicó.

Las autoridades dicen que cuando se detec­tan casos de TB resistente a medicamentos en EE.UU., frecuentemente tienen una conexión con México. De los 14 casos en San Diego en­tre 2007 y 2011, la mitad eran mexicanos o te­nían un vínculo con el país, observó Kathleen Moser, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.

Parte del problema es que la tasa de infec­ción de TB de México es mucho más alta, en algunos casos hasta 10 veces mayor, que la de EE.UU. Las variantes resistentes empiezan a propagarse, aseguran los expertos, cuan­do los médicos les dan a los pacientes tra­tamientos similares una y otra vez. En otras ocasiones, los pacientes que no son super­visados de cerca abandonan el tratamiento antes de curarse.

Para combatir problemas como estos, el condado de San Diego y Baja California for­maron una alianza transfronteriza en 2006, Puentes de Esperanza, con fondos públicos y privados. Hasta ahora, ha proporcionado tra­tamiento para 44 pacientes, financiando los medicamentos, los exámenes de laboratorio y supervisando de cerca a los pacientes para que sigan las indicaciones.

No obstante, el financiamiento federal para el programa de US$600.000 se agotó el año pasado cuando la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional sacó dinero de Méxi­co para asignarlo a otros países con casos más severos de TB. En uno de los programas finan­ciados con fondos públicos, que preparaba a hospitales en México, por ejemplo, los médi­cos aprendieron a separar a los pacientes de TB del resto de la población. Cuando arrancó, “descubrimos que había personas con TB, VIH y neumonía compartiendo una misma habi­tación”, recuerda José Antonio Martínez, un consultor del proyecto.

El dinero no es el único problema. Como parte de los esfuerzos de prevención, los ex­pertos estadounidenses han cruzado regular­mente la frontera en California y Texas para hacer un seguimiento de los casos y ofrecer ayuda directa a los pacientes. Sin embargo la violencia relacionada al narcotráfico en algu­nas partes de la frontera está en alza, lo que obliga a los trabajadores a ofrecer asesoría sólo en el lado de EE.UU.

Autoridades de EE.UU. y México instan por la implementación de terapias directamente observadas. Aseguran que es la mejor manera de garantizar que los pacientes cumplan con el tratamiento. Pero estas terapias pueden ser caras y demorosas. Cerca de 30% de los pacien­tes en México no completan sus tratamientos, señaló Laniado-Laborín. El país carece de su­ficientes trabajadores de la salud para ofre­cer opciones de terapia de observación directa para cada paciente, señala Martín Castellanos, director del Programa Nacional de TB de Méxi­co. “No es posible: tenemos casi 20.000 perso­nas con tuberculosis”, añadió.