"Aunque se encuentra
en el armario de todo el mundo, la aspirina es un verdadero medicamento y no
debe tomarse a la ligera". Con esta afirmación John Baron,
uno de los investigadores más reconocidos de la Universidad de Darmouth (Estados Unidos), hace un llamado para que la
gente vea en esta pastilla no solo los beneficios de una vieja amiga, sino
también sus riesgos.
Como
se sabe, la aspirina ha acompañado por siglos a la humanidad en la pelea contra
los dolores y la fiebre, pero investigaciones recientes sugieren que puede
tener potentes poderes más allá de calmar el dolor de cabeza de un guayabo, y a
su vez muestran que tiene efectos colaterales, por lo que debe evitarse su
consumo en algunas personas.
Desde
el año 600 a. de C., los curanderos han usado la corteza del árbol de sauce,
que contiene una sustancia parecida a la aspirina, para tratar algunas
enfermedades. En 1897, Felix Hoffman, de la casa
Bayer, patentó la primera producción de aspirina, cuyo nombre químico es ácido
acetilsalicílico, que rápidamente se popularizó como analgésico,
antiinflamatorio y antifebril.
Desde
que un médico en California la empezó a recetar como anticoagulante para sus
pacientes infartados, aproximadamente en la década de los 40, centenares de
estudios han demostrado que las personas con enfermedad cardiaca que toman
aspirina en bajas dosis tienen menos riesgo de morir.
"En
el ámbito de la prevención cardiovascular y cerebrovascular, la aspirina tiene
grandes beneficios para los pacientes y una significativa disminución de costos
para los sistemas de salud", dice Efraín Gómez, presidente de la Sociedad
Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular; y es enfático en recomendar
que su uso y sus restricciones sean definidas siempre por el médico y no a
voluntad de los pacientes, movidos muchas veces por informaciones equivocadas.
Lo
que quiere decir el especialista no es otra cosa que la necesidad de ver con
rigor científico los innumerables estudios que sobre la aspirina se conocen.
Por ejemplo, hoy se sabe que tomarla regularmente con dosis definidas por el
médico reduce el riesgo de padecer cáncer de colon y que sus beneficios sobre
tumores de seno, de esófago y de próstata aún no han sido probados.
También,
que su uso no se recomienda en personas con cualquier tipo de sangrados,
enfermedades gastrointestinales, renales, durante el embarazo y en niños sin
receta médica. Y aunque es un producto de venta libre, la sugerencia más
importante es evitar su automedicación y consultar siempre con el médico si se
ha consumido por largo tiempo. Total, la aspirina, siempre será un medicamento,
así se lleve en todas las carteras.
Los principales efectos en el cuerpo
Secundarios
comunes: malestar estomacal, sarpullido,
náuseas, zumbido de oídos. Secundarios graves: vómito, ansiedad, cansancio
extremo, confusión; una reacción alérgica que cause dificultad para respirar,
enrojecimiento, comezón o hinchazón de cara, labios o párpados. Esto es una
urgencia médica.
Redacción
Salud