Abusar de las bebidas
energizantes puede ocasionar problemas graves de salud. Alerta.
Cuando van llegando las 3:00 a.m. y el
‘parche’ está cada vez más prendido, a muchos jóvenes, por temor a quedarse
dormidos, se les ve tomando bebidas energizantes.
La escena se repite en los gimnasios, en la práctica diaria del
deporte y en los hogares cuando el estudiante requiere superar una dura prueba
académica o sentirse bien.
El uso de estas bebidas crece en Colombia y el
mundo, como crecen las dudas y temores que asaltan a los consumidores, médicos
y preparadores físicos por noticias como la de un reciente informe de la
Agencia de Medicamentos y Alimentos, FDA, de EE.UU., sobre una investigación
por la supuesta muerte de cinco personas en ese país por ingerir unas de las
marcas de estos productos.
El hecho ha conducido a poner la mirada en los
efectos de estas bebidas que algunos creen no pasan de ser estimulantes,
simples placebos o a la postre energizantes sin contraindicación alguna,
mientras otros profesionales advierten del grave riesgo de consumirlas en
exceso (más de tres latas al día).
El incremento de la ingesta de estas bebidas
aún no ha generado una llamada de alerta de las autoridades de la salud en
Colombia.
“Todavía no podemos decir que se trate de un
problema de salud, pero hay que ponerle cuidado, no solo por parte de la
sociedad médica sino de los padres, colegios, las EPS”, indicó el médico Juan
Manuel Arcusar, director científico de una empresa
social del Estado.
Asimismo, los sistemas de urgencias de
entidades hospitalarias no registran atenciones a pacientes con sintomalogía atribuibles a este consumo, ni mortalidad
alguna.
“Hasta ahora no se han presentado casos
atribuidos a estos energizantes”, dijo el médico patólogo José Ignacio Bacca, quien, sin embargo, precisó: “Esto de los
energizantes tiene sus riesgos, producen unos estímulos cerebrales y hormonales
que desencadenan en estados depresivos de mucho cuidado”.
La toxicóloga Marie Claire Berrouet no
cree que los energizantes sean bebidas malas, pero, dice, por los distintos
compuestos que tienen, es necesario educar más a la gente, para que tenga
moderación con su uso.
La profesional destacó que el consumo de un
energizante en una persona que no tenga mayores factores de riesgo, en las
cantidades adecuadas, sin combinarlas con otras sustancia
no genera problema.
“Pero si hablamos de poblaciones especiales
con riesgos cardiovasculares, un consumo masivo, se empiezan a generar los
problemas”, explicó la doctora antioqueña quien recalcó que muchas veces en los
servicios de urgencias no se tiene un conocimiento sobre esos riesgos.
“Las facultades de medicina deben preparar más
a los médicos sobre estos temas, tener más conciencia, indagar más sobre la
real incidencia del consumo de bebidas energizantes”, dijo la también docente
de la Fundación San Martín.
La toxicóloga recordó que algo que genera
mucha preocupación es que los jovencitos en las fiestas consumen bebidas de
este tipo con sustancias como éxtasis y alcohólicas y esto aumenta los riesgos,
lo que muchas veces los médicos generales o no los detectan o no les ponen
mayor atención.
“Desafortundamente en Colombia no hay
una legislación sobre el consumo de bebidas energizantes, como sí ocurre en
otros países como Canadá donde se regula esos consumos de bebidas, cafeínas,
aunque ya el Invima está haciendo los primeros
pinitos sobre el tema”, precisó la especialista.
El médico general Cristóbal Silvera anota, además, que “el peligro es que muchos de
estos productos llegan de contrabando y no se sabe cómo son producidos, no
tienen control del Invima”.
El
galeno agrega que en su consulta es preguntado constantemente por los jóvenes
si pueden consumir o no un determinado producto energizante. “Yo solo les
respondo que todo es bueno, pero sin abuso y sin combinar con drogas
o alcohol”.
Para Wadislao
Angulo, instructor de aeróbicos, los energizantes tienen dos caras. “Los hay
buenos y malos, por ejemplo, algunos tienen muchos químicos, pero también hay
buenos, como los que contienen complementos vitamínicos, como el complejo B”.
Indicó que siempre recomienda tomarlos con
moderación y que no se vuelvan un adictivo, y sobre todo, saber que mientras se
tengan problemas cardiovasculares se debe tener mucho cuidado.
"Cuando me tomo más de dos latas de un
energizante, el corazón se me quiere salir, me da como un “soponcio”
(taquicardia), me pongo muy maluco”, aseguró Henry, quien tenía la costumbre de
tomar este tipo de bebidas con trago para pasar el guayabo, pero desde ese día
que pensó que le iba a dar un infarto dejó de tomarla.
”A mí me pone es a volar, me recarga”, dice
Julio. “Lo que pasa es que uno no debe excederse: no tomar más de dos o tres”.