Conozca más de los piojos, unos
parásitos que no respetan cabeza
Para
matar los piojos de la cabeza se recomienda se recomienda el uso de champús piretrinas.
Basta
el contacto con la ropa de un infestado para adquirirlos. Niños y adultos
corren igual riesgo.
Hay
pocas cosas tan contagiosas, tan molestas y tan mal vistas como tener la cabeza
infestada de piojos, un mal conocido como pediculosis o pediculos
capitis humanus.
Contrario
a la creencia popular, no hay personas más 'dulces' o sensibles a los piojos.
En cambio, sí hay factores que aumentan el riesgo de contagiarse.
Por
ejemplo, los niños se infestan más porque tienen mayor contacto físico en
juegos y en actividades escolares, y tienden a compartir elementos, como
peines. La alta acidez del cuero cabelludo y el desaseo se cuentan entre esos
factores de riesgo.
¿Cómo se pegan?
Los
piojos se adquieren a través del contacto directo o con almohadas, toallas y
prendas de vestir de alguien que tenga piojos. Vale decir que estos parásitos
pueden vivir hasta dos días sin succionar sangre (de ella se alimentan).
El
agua no los mata con facilidad; de hecho, su cuerpo tiene orificios que se
cierran al contacto con el líquido, y les permite sobrevivir hasta por varias
horas. Así que si el niño infestado va a una piscina, los piojos se desprenden
y pueden pasar a la cabeza de otro.
¿A
quiénes prefieren los piojos? ¿A hombres o mujeres? Habitan más en personas de
pelo largo, por eso son más comunes en las niñas. ¿Se pueden erradicar?
Sí,
lo ideal es consultarle al médico; él puede recetarle al afectado un fármaco
oral, cuyos componentes acaban siendo succionados por estos parásitos. Se
aconseja aplicar vinagre en el cuero cabelludo, para que las liendras caigan.
¿Y
en la casa? Toda la ropa, las sábanas, las toallas y las fundas de la casa del
afectado deben lavarse con agua caliente (50 grados centígrados) para que el
parásito muera. También se pueden dejar estos elementos en una bolsa plástica
cerrada por cinco días.
Son
negocio para una familia
En
Bogotá una familia vive, literalmente, de los piojos. Johanna
Cortés y su esposo Jair Guzmán montaron un
consultorio en un modesto local del occidente de Bogotá, donde ofrecen un
particular servicio: sacarles los piojos a niños, adultos y ancianos.
El
local parece un salón de belleza. Hay dos módulos, cada uno con su silla
giratoria y un espejo. La única diferencia es que aquí las tijeras son
reemplazadas por peinetas desechables y peines metálicos que 'barren'.
Justamente, los peines metálicos son el producto estrella de la empresa.
"Con estos importados de Estados Unidos podemos no solo sacar los piojos
sino también las liendres. Así garantizamos que las personas salgan con la
cabeza limpia", dice Johanna.
Cada
sesión cuesta 30.000 pesos y dura aproximadamente 2 horas. También tienen el
servicio a domicilio por 45.000 pesos. En época escolar atienden cuatro niños
diariamente, pero el número de clientes se duplica en temporada de vacaciones.
Trabajan
de lunes a sábado, tienen un local en Bucaramanga y anuncian una nueva sede en
Bogotá.
CAMPO
ELÍAS PÁEZ
MÉDICO DERMATÓLOGO
PARA EL TIEMPO