Condenan a hospital y universidad en Santander por contagiar a pacientes con VIH

En el entonces Hospital Universitario Ramón González Valencia 11 pacientes fueron contagiados con V.I.H. En el 2005 el sanatorio fue liquidado y pasó a ser Hospital Universitario de Santander.

Dieciséis años tardó la justicia en establecer que el entonces Hospital Universitario Ramón González Valencia de Bucaramanga era responsable del contagio a 11 pacientes (todos ya fallecieron).

El Consejo de Estado acaba de ordenar la indemnización a los familiares de tres de ellos.

El caso, que en 1993 originó en el país un escándalo en el servicio público de salud, originó el deterioro progresivo de los infectados que no recibieron ningún tipo de tratamiento oficial y fueron muriendo lentamente mientras en los tribunales las denuncias no avanzaban.

A pesar de que el hecho fue declarado de interés público, apenas ahora la Sección Tercera del Consejo de Estado halló responsable al Hurgv del contagio producido por malos procedimientos y deficiente manipulación de la sangre.

Por ahora, porque se está estudiando la inclusión de una cuarta persona, el hospital y la Universidad Industrial de Santander (UIS), que tenía un convenio docente-asistencial, deberán pagar a los familiares de tres contagiados 713 millones de pesos en respuesta a un proceso de reparación directa.

"La suma debe aumentar a más de 1.000 millones de pesos porque el Consejo debe incluir en su fallo a un cuarto paciente del que también se tramitó su demanda. Hay que aclarar que en el fallo se enuncia la responsabilidad del contagio pero no se reconoce que ellos hayan muerto de sida", señaló el abogado Óscar Humberto Gómez, representante de cuatro de las familias afectadas.

Triste noticia en su cumpleaños

El drama para los infectados comenzó el 12 de julio de 1993 cuando funcionarios del hospital citaron a 9 pacientes de la unidad renal para informarles que estaban contagiados del VIH.

Para esa fecha ya habían muertos dos (entre abril y mayo de 1993) y algunos tenían bastante deteriorada su salud pues, según Gómez, el hospital y la UIS nunca reconocieron sus errores procedimentales.

Uno de los infectados cumplía años el día en que le informaron sobre la temible enfermedad de la que en esa época se desconocían muchos factores y los tratamientos eran muy limitados.

"Recuerdo que ese muchacho, que ese día cumplía 29 años, me dijo que cuando lo llamaron él pensó que le iban a celebrar su cumpleaños y el regalo fue la peor noticia de su vida", comentó Gómez.

Mientras los infectados morían uno a uno sus humildes familias (la mayoría trabajadores informales) sufrían con sus penosas enfermedades y ocultaban la infección para no ser expulsados de las casas donde vivían en arriendo y no perder sus trabajos por el 'tabú', que para la época representaba el VIH.

Entre 1993 y 1999, investigaciones de la Fiscalía, Superintendencia Nacional de Salud, Instituto Nacional de Salud, Tribunal Superior de Santander y análisis internos del hospital y la UIS determinaron que en la Unidad Renal no se habían contagiado los pacientes.

En ese momento, el único fallo en contra lo emitió la Procuraduría que sí halló responsabilidad en el personal médico y en primera instancia destituyó al director de la Unidad Renal, Martín Aldana, y sancionó con drásticas suspensiones al resto del personal científico.

Los afectados con el pronunciamiento del Ministerio Público apelaron y en segunda instancia la Procuraduría revocó la destitución de Aldana, lo sancionó con 30 días alejado de su trabajo y las suspensiones de los demás médicos fueron reducidas.

En 1999, el caso llegó al Consejo de Estado, que se tardó 10 años en tomar la histórica decisión con la que acaba de condenar al hospital y la UIS.

Las demandas tuvieron tantos inconvenientes que al abogado Gómez y a varios periodistas les tocó servir como testigos y a los familiares renunciar al derecho que tenían las personas fallecidas de que se preservara sus nombres en la intimidad.

"Cada vez que solicitaba exámenes e información especializada el Tribunal Superior me decía que la ley no permitía revelar los nombres de los contagiados y esa norma en vez de ayudarnos nos estaba afectando mucho y finalmente todos los contagiados fallecieron", recordó el abogado.

"Tan solo esperamos que nos digan cuanto nos corresponde pagar"

Jaime Alberto Camacho, rector de la UIS, señaló que aún no ha sido notificado oficialmente de la condena pero reconoció que ya conoce el fallo y está atento a cumplirlo. "Tan solo esperamos que nos digan cuanto nos corresponde pagar", agregó el funcionario.

Luis Alberto Hernández, gerente del HUS, tampoco ha sido notificado y espera que el Consejo de Estado defina, en su caso, quien debe pagar entre el hospital o el agente liquidador del Hurgv.

El abogado César Romero, liquidador del antiguo hospital, no respondió a los llamados de este medio y los familiares de los infectados se abstuvieron de hablar por temor, según ellos, al escarnio público.

FÉLIX LEONARDO QUINTERO
Corresponsal EL TIEMPO
BUCARAMANGA