El Editorial
Comunidades Seguras
Agosto 13 de 2009

¿Cómo organizar a la gente de una ciudad afectada por múltiples amenazas como Cali, para que ella misma sea capaz de prevenir los accidentes y los daños producidos por la violencia? Esa es la gran pregunta que ha despertado la realización, a partir de hoy, de la 18 Conferencia de Comunidades Seguras.

Según el principio que le dio origen a la iniciativa de Comunidades Seguras, en 1989, “Todos los seres humanos tienen un derecho igualitario a la salud y la seguridad”. Tal principio, expresado en la primera conferencia sobre prevención de lesiones y accidentes realizada en Suecia, se convirtió en el motor que ha desencadenado un movimiento presente ya en 133 comunidades debidamente certificadas, alrededor del mundo.

Sin desconocer la importancia de la presencia estatal en la prevención de riesgos que afectan la seguridad y la salud, el principio básico de las Comunidades Seguras está en la motivación a los integrantes de una sociedad determinada para que tomen el liderazgo en la búsqueda de lugares seguros para la vida en un entorno geográfico determinado. No es entonces una tarea dedicada en forma exclusiva a la represión de la criminalidad, pero tampoco se limita a revisar y formular recomendaciones sobre la existencia de riesgos contra la salud.

Con esos parámetros no puede parecer extraño que una ciudad como Cali aspire a formar parte del movimiento que promueve las Comunidades Seguras en el mundo, debidamente respaldada por entidades como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud o el Banco Interamericano de Desarrollo. Y que tiene en el Instituto Karolinska de Suecia su líder en todo el planeta, para lo cual ha designado seis centros certificadores, uno de los cuales está en Cali.

Se trata del Instituto de Investigaciones y Desarrollo en Prevención y Promoción de la Convivencia Social, institución que forma parte de la Universidad del Valle y es conocida como Cisalva. Con una larga y fructífera trayectoria en la investigación y el análisis de los fenómenos que amenazan la integridad de los caleños, el Instituto ha logrado que se le designe como el único en Latinoamérica.

Según lo explican sus directivos, antes que una prerrogativa ello implica “apoyar y promover el desarrollo de las comunidades seguras en la región, evaluar su trabajo y contribuir al conocimiento científico sobre la promoción comunitaria de la seguridad. Por tanto, uno de sus objetivos principales es promover las postulaciones en Colombia. La asignación de Cali como sede de la Conferencia de Comunidades Seguras en su versión 18, por primera vez en el Continente Americano, es la génesis de este incipiente pero próspero proyecto en el país”.

Durante los siguientes tres días, con el apoyo de la Alcaldía de Cali, el Centro de Eventos Valle del Pacífico acogerá a las delegaciones de las Comunidades Seguras en el mundo. Además de ser una oportunidad de mostrar nuestra ciudad a quienes asisten a su 18 Conferencia, también debe ser el punto de partida para que los caleños participen en una iniciativa llamada a mejorar su calidad de vida.