Mediante una técnica similar a la que se usa para fijar prótesis
dentales al hueso, médicos colombianos están creando nuevos dedos para personas
afectadas por amputaciones.
Este equipo de especialistas está liderado por Ricardo Galán,
secretario ejecutivo de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, quien
asegura que estas son las primeras prótesis de su tipo en el mundo. "La
técnica -explica- consiste en adherir al hueso del muñón una placa con tres
abrazaderas de titanio, a la que se anexa un imán. La idea es que el implante,
que tiene la apariencia de un dedo real y es fabricado con resinas sintéticas,
se adhiera magnéticamente".
El primer beneficiado con esta técnica es John Barrero, policía
bogotano de 27 años que perdió la falange de su dedo cuando intentaba destrabar
la cadena de su motocicleta.
Barrero afirma que esta pérdida lo aisló socialmente: "Me
sentía un poco rechazado por la gente; me daba pena saludar, siempre ocultaba
la mano y como soy diestro, empecé a hacer todo con la mano izquierda", recuerda.
Un día se encontró con un caso similar al suyo, mientras
caminaba por el centro de Bogotá: "Vi a un señor
que se quitó un brazo ortopédico; le pregunté que en dónde se lo habían hecho y
cuando me respondió recuerdo haberle dicho: 'Yo quiero un dedo, así sea de
palo' ", cuenta Barrero. Así llegó al equipo liderado por Galán.
De acuerdo con el especialista, ya se habían diseñado prótesis
para reemplazar orejas, nariz y hasta ojos, "esta es la primera vez que se
crea un diseño exclusivo para los dedos", afirma Galán, y agrega que el
diseño de la placa es netamente colombiano y fabricada
en Alemania.
Estos implantes pueden durar entre 10 y 15 años, con los debidos
cuidados. El agente Barrero, por ejemplo, guarda su prótesis en un cofre
especial para mantenerla a salvo de contaminantes que puedan generar
infecciones.
Hernán Barón, técnico anaplastólogo y
diseñador del dedo de Barrero, opina que &ldquomás
que una situación estética o de funcionalidad, los implantes mejoran la calidad
de vida de los pacientes y los ayuda a recuperar su confianza&rdquo.
"Cuando regresé al trabajo mis compañeros no distinguían
cuál era el dedo amputado, eso me devolvió la moral", cuenta Barrero,
quien asegura que la prótesis le permite agarrar cosas y hasta escribir.
SANTIAGO CASAFÚS
Para EL TIEMPO