En Cali no hay especialista para tanto enfermo

El déficit de especialistas también se relaciona con el tiempo. Luego de graduado un médico general, hacer la especialización y posteriormente una subespecialidad, le demora a ese profesional al menos seis años más.

Octubre del 2010 le llegó a Laura Serna con intensos dolores abdominales. Lloraba de día y de noche. Pasó seis meses entre cita y cita para consultas, remisiones, trámites, exámenes y lectura de los mismos. El argumento de su EPS es que no hay especialistas.

“Las citas eran cada quince días, cada mes –dice su esposo Óscar Osorio– ‘porque la agenda estaba muy llena y no había especialistas’, nos decían. Nos pusieron a voltear, pero ella se agravó tanto, que debió recurrir a una médica particular, ella le diagnosticó cáncer de ovarios y dijo que debía ser sometida de urgencia a cirugía”.

Laura, de 45 años, fue intervenida el pasado 21 de marzo. El cáncer había avanzado a las trompas de falopio y afectó el colon. “Ahora la especialista deberá interponer una tutela o hacer un cobro jurídico para que la EPS le pague, porque ni siquiera ya operada mi señora, autorizan la orden de la cirugía”, explica el esposo.

El abogado de la Defensoría del Paciente en Cali afirma que “el principal argumento que esgrimen las EPS cuando hacemos reclamación, es que hay un déficit de especialistas y que por esa razón hay un acumulado de pacientes. Lo que es muy delicado porque éstos se agravan más, sobre todo si son de alto cuidado y requieren atención especializada”.

Iguales reclamaciones ha emprendido el litigante en casos de niños con cáncer y con leucemia: “Esa especialidad tiene pocos profesionales. Estamos librando batallas intensas con EPS como Caprecom, Emsanar, Salud Cóndor y Coopsalud, para que les otorguen o agilicen las citas a estos pacientes”, dice el litigante.

Los pacientes no comprenden cómo con tanto egresado de las Facultades de Medicina, hay déficit de especialistas. Muchos coinciden en que esa es la excusa de las EPS para darle larga a tratamientos o cirugías de alto costo.

Pero William Duarte, gerente clínico del Centro Médico Imbanaco, ratifica la escasez de especialistas en áreas vitales como cardiología, neurología, oncología, endocrinología, nefrología, radiología, medicina interna y reumatología.

Marisol Álvarez, directora general de la Clínica Tequendama, explica que el mayor déficit está en los sub-especialistas. “Toda vez que la medicina tiende a las subespecialidades hay más demanda y ante la escasez de ellos, se va generando un retraso en la atención de los usuarios”, dice refiriéndose a médicos internistas que a la vez son reumatólogos o endocrinólogos o a los de las especialidades pediátricas.

La profesional señala que el cuello de botella se presenta porque los ministerios de Educación y de Protección Social autorizan, por ejemplo, tres cupos en pediatría para cada universidad, y luego uno solo para hematología pediátrica. “Ese nudo se refleja en la atención a la gente”.

, opina que “el crecimiento de las IPS con servicios especializados y en alta complejidad, aumenta la demanda de especialistas, pero la formación de los mismos no ha tenido el crecimiento ni la dinámica que se necesita”.

Y este es un problema en todo el país: “Hay ciertas áreas en las que se pueden estar especializando seis u ocho médicos contando todas las facultades del país”, señala Duarte, quien atribuye esta tendencia a la falta de estímulos para esas áreas. “Por ejemplo, hay pocos cardiólogos clínicos y si se subespecializan en apoyo diagnóstico y hemodinamia, área más lucrativa, abandonan la consulta clínica y prefieren dedicarse al área intervencionista”, dice.

Cardona señaló que en Cali tienen problemas con neumología pediátrica, nefropediatría, endocrinología pediátrica. “Así quisiéramos y tuviéramos presupuesto, añade, no hay a quien contratar porque ya están sobrevendidos y así, obtener una cita para un paciente es bastante remota”.

Lo más grave es que el área de pediatría es la segunda especialidad con más déficit. La gerente de la Clínica Tequendama dice que, por ejemplo, acceder a una cita con un hematólogo pediatra, el hemato-oncólogo pediatra, el neurólogo pediatra, el gastroenterólogo pediatra, se pueden llevar hasta seis u ocho meses de espera.

“El número de pediatras es bueno –señala Duarte– pero no hacen una segunda subespecialidad porque no hay cupos en el país y se acomodan a la pediatría general. Así que urge una revisión de programas y curriculum en las universidades”.

Sigifredo Muñoz, director de la Escuela de Medicina de la Universidad del Valle, dice que generar más especialidades o ampliar la cobertura de cupos no depende sólo de la institución, pues los postgrados se rigen por normas de los ministerios de Educación y Protección Social.

“Necesitamos condiciones académicas y tecnológicas para formar con calidad. Más docentes, porque los que hay son insuficientes para los 80 especialistas que Univalle gradúa cada año”, dice Muñoz.

El docente señala que se necesitaría que las IPS donde los médicos van a formarse les den el aval que los ministerios exigen. “Nos ponen en situación de desventaja, explicó Muñoz, porque las universidades privadas, que cobran matrículas más costosas, pueden hacer ofrecimientos económicos que pueden ser más atractivos para algunas IPS, pero como universidad pública no podemos hacer esas ofertas a cambio de que nos reciban residentes”.

A algunos sectores médicos les resulta paradójico que la Escuela de Medicina de la Universidad del Valle sólo ofrezca la subespecialidad de cirugía pediátrica y con un solo cupo, pero no hay en endocrinología, neurología, cardiología pediátricas ni allí ni en otra universidad.

A esto, Muñoz respondió que la Univalle sólo forma dos especialistas en cirugía pediátrica frente a pediatría que abre seis cupos o a medicina familiar, que tiene diez, para atender las directrices del gobierno en promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

Sin embargo, admitió que el HUV, la IPS donde más hay residentes de medicina y que más atiende a la población pobre no asegurada por violencia y accidentalidad de Cali y el Suroccidente, ha hecho que las especialidades se orienten más a traumatología y haya tenido que relegar otras secciones médicas de avanzada que han sido retomadas por otros centros asistenciales que no tienen esa demanda en trauma de población sin seguridad social.

Cupos universitarios vs. calidad académica

José Fernando Cardona, gerente nacional de la Nueva EPS, señala que no hay especialistas suficientes ni los docentes que se requieren para formar nuevos subespecialistas, por lo cual hay uno o dos cupos por universidad. “Nuestro sistema educativo tiene poca capacidad para generar especialistas, porque ello requiere dos docentes por residente -no cinco- que enseñen, supervisen, evalúen y lo acompañen y permitan entrenarlo bien y garanticen una formación idónea”.

Por ello hay debate con los centros asistenciales de alta complejidad, pues en otros países son estos los que forman y gradúan a los especialistas sin el aval de una universidad. “Pero esa es una propuesta muy arriesgada si un centro hospitalario no posee una vocación académica y de investigación que garantice la calidad académica para dejarle la responsabilidad de la formación”, señala Cardona.

El debate se torna más candente ante propuestas como las de dejar entrar especialistas cubanos, pero no ha calado mucho considerando el talento y vocación de los médicos colombianos.

“Hay que desarrollar una estrategia para ampliar los cupos de formación de especialistas en el corto plazo, porque si abriéramos cupos hoy, habría que esperar seis años para que se gradúen y puedan ejercer y mientras tanto, el país seguirá sufriendo de la escasez de especialistas”, concluyó.

Tenga en cuenta

Fuentes extraoficialesaseguran que el reducido número de cupos en las universidades para las sub y las especializaciones es una política de los mismos especialistas de las universidades para que el mercado no se sature en su área y así garantizar sus buenos ingresos.

“Llegar al título de subespecialista requiere casi 20 años de estudio y si las compensaciones económicas y profesionales no motivan lo suficiente, a lo mejor migran a otra área”, dice Marisol Álvarez, de la Clínica Tequendama.

Como migraron médicos generales a la gerencia en salud, especialidad que sólo se hizo necesaria con la Ley 100. “Es posible porque es muy fácil acceder a una especialidad administrativa: se puede laborar en el día y estudiar en la noche o los fines de semana, mientras que las otras son sólo presenciales y se deja de percibir ingreso”, dice Álvarez.

La profesional recomienda una opción central que se trabaje desde el Estado, para que haya un lineamiento entre lo que exige la Ley de Salud en la atención a los usuarios y las posibilidades de alcanzarlo. “Por ejemplo, pide que los niños sean vistos por pediatras; pero los cupos para pediatría son escasos. Allí no hay coherencia”.

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