Haití, convertido en tierra de
todos los males
Tres
golpes lo han puesto de rodillas este año: un devastador sismo, un huracán y el
cólera.
En
esa trágica sucesión, el 12 de enero, un devastador sismo cobró casi
300.000 vidas y arrasó la mayor parte de Puerto Príncipe, la capital. Hace
apenas unas semanas, la fuerza del huracán 'Tomás' inundó buena parte del país
y azotó los todavía hacinados campamentos de refugiados, en los que ahora se
abre paso el cólera, una enfermedad que era prácticamente desconocida para los
haitianos.
Por
eso, porque no la entienden, muchos ven en esta nueva plaga la mano maligna de
alguna fuerza sobrenatural. Otros acuden a explicaciones más terrestres, un
plan del Gobierno para reducir el número de personas en los campamentos, o un
plan de EE. UU. para evitar que Haití se sobreponga a
tanto desastre.
El
viernes, la senadora Edmonde Suplice
pidió una investigación independiente sobre el origen de la epidemia de cólera.
La suspicacia se debe a que, en opinión de muchos, el avance de la mortal
enfermedad parece casi deliberado. La cifra de muertos ayer ya era de 917 y el
número se actualiza a diario, cada vez con un salto de decenas. Una vez más,
como en los días que siguieron al sismo, las agencias de ayuda dicen que la
donación que más necesitan son bolsas para cadáveres.
Impulsado
por la rabia y el miedo, el tema del cólera se tomó el debate político a poco
menos de dos semanas de las elecciones presidenciales y legislativas del
próximo 28 de noviembre. La oposición dice que el Gobierno planea usar la
epidemia para posponer los comicios, algo que ha sido negado una y otra vez por
la autoridad electoral.
Al
margen de los intereses de cada partido, las votaciones en las que se elegirá
al sucesor de René Préval -así como a los 99 miembros
de
A
este lúgubre panorama se suma la lentitud en la llegada de la ayuda prometida
por la comunidad internacional. Medio centenar de naciones comprometieron 8.750
millones de dólares para el plan de reconstrucción del país, pero se estima que
sólo se ha desembolsado el 15 por ciento de lo pactado para el 2010.
Con
su herencia colonial aún presente en la mente de los habitantes, Haití es recelosa
de la intervención extranjera, mucho más cuando los resultados no se ven con
prontitud.
Redacción
Internacional
Con EFE