Santiago de Cali, una sala de
operaciones de nivel mundial
La
capital del valle del Cauca es pionera en procedimientos innovadores. Le
presentamos cuatro historias de quirófano con rostro, oído, cadera y cerebro
gracias a médicos colombianos que hacen 'magia' en los quirófanos caleños.
Datos que sanan
Con
la cirugía de cadera no artrósica se busca que la
articulación de la cadera funcione perfectamente, evitando así que los
cartílagos se deterioren por completo y causen dolor.
Cali
es pionera en procedimientos innovadores. Historias de quirófano con rostro,
oído, cadera y cerebro gracias a médicos colombianos.
Caminar sin dolor y sin cirugía
Hasta
finales de los años 90, para un paciente de artrosis (daño del cartílago en la
articulación de la cadera), la única opción era una cirugía de reemplazo de
cadera por una prótesis de platino.
Con
ese diagnóstico llegó Ramón Atehortúa, rector del
colegio Santa Librada, al consultorio del ortopedista Bernardo Aguilera, del
Centro Médico Imbanaco. Había pasado por muy buenos
ortopedistas, pero sólo le planteaban abrir entre 15 y 20 cms.,
extraer la cadera y reemplazarla.
Aguilera,
especialista en cadera y rodilla, venía desde 2005 aprendiendo la técnica
“cadera no artrósica” recién desarrollada en 2002 por
el médico suizo R. Ganz, quien descubrió que los
cartílagos se dañan y causan dolor con la fricción del movimiento cuando el
acetábulo del fémur (punta redondeada del hueso) no coincide ni encaja perfecto
con la cavidad del ilíaco (cadera).
Así
que Ganz ideó la forma de interve-
nir la cadera ingresando por pequeños orificios con microcámaras y un microbisturí
especializado para pulir esas áreas y corregir esa discordancia ósea sin
cirugía abierta. Para ello, el paciente es sometido a una tracción de las piernas y lograr abrir un espacio de
Cuando
Aguilera comenzó a presentar sus resultados, la comunidad médica se oponía.
“Sólo faltó que me lanzaran tomates”, dice él, pero con los 250 casos exitosos
realizados en estos cinco años, ahora todos le dan la razón.
“Los
pacientes venían cansados de las terapias y las infiltraciones y ahora están
contentos de recuperar su calidad de vida conservando su cadera natural, en vez
de llevar una prótesis. Es más, Atehortúa quería que
le operara la otra cadera sin causa justa”, dice sonriente el doctor Aguilera.
Reconstruyendo rostros y vidas
Vivir
22 años con un rostro destrozado no es fácil. Menos para Jenny Beatriz Navarro
Mosquera, una joven chocoana que a los 8 meses de edad le extrajeron su ojo
izquierdo por un tumor maligno. El cáncer le invadió la órbita y los huesos
adyacentes que forman el pómulo, dejándole un hundimiento en el que cabía casi
su propia mano cerrada.
La
niña creció escuchando las burlas de los niños de la escuela –sólo hizo séptimo
grado–, e incluso las de los adultos que la apodaban
“pirata” por usar un parche para disimular su deformidad.
Con
su rostro de tragedia pasó por donde varios médicos, que trataron de rellenar
“ese vacío” con grasa de su propio cuerpo, con resultados temporales. “Me
dijeron que debía esperar que vinieran unos médicos gringos para operarme y
quedaron en llamarme, pero todavía estoy esperando la llamada”, recuerda. Hasta
que llegó donde el cirujano plástico Diego José Caycedo,
del Hospital Universitario del Valle, HUV, a quien le preguntó de muy mal
genio: “¿Y usted sí me va a hacer algo que sirva?”.
Después
de los estudios previos con el grupo interdisciplinario del HUV, incluyendo el
psicólogo, el especialista empezó el proceso: enviar por mail a un laboratorio
en los Estados Unidos una escanografía tridimensional
del cráneo de la paciente con los huesos destruidos o faltantes. Y el
laboratorio le retorna al especialista al menos seis opciones de diseño de
implante aloplástico específico para paciente PCI.
Caycedo elige cuál de las opciones
le sirve más a su paciente, autoriza la importación del implante y con su equipo
de residentes del HUV, de
Desde
hace doce días Jenny, su mamá, su familia, están felices. Pero no son los
únicos: Viviana García y Manuel Imboll
vivieron el mismo proceso. “A Viviana le devolvimos
el rostro semidestruido con arma de fuego en 2007 y a Manuel, por un trauma en
accidente de tránsito en 2008. Ellos demuestran que los cirujanos plásticos no
somos sólo puchecólogos o lipólogos.
Y sin esperar que vinieran médicos gringos”, dice con humor el doctor Caycedo.
Rayos gamma al cerebro
Desaparecer
un tumor cerebral sin necesidad de abrir el cráneo no es una fantasía de Julio Verne.
En
el Centro Médico Imbanaco, CMI, los médicos
neurocirujanos Bernardo Pérez y Gerardo Hernández con su equipo de radiocirugía y la tecnología Gamma Knife,
logran resecar o destruir la lesión tumoral en una sola sesión, sin cirugía invasiva.
El
procedimiento consiste en irradiar simultáneamente 250 haces de rayos gamma en
una intensidad programada según el caso del paciente, en el punto preciso donde
está la lesión y sin afectar los demás tejidos o estructuras vecinas sanas.
Lo
mejor de esta técnica del ‘bisturí gamma’ es que puede llegar, sin los riesgos
de una cirugía invasiva, con el bisturí convencional,
a lesiones profundas y de difícil acceso en el cerebro.
409
casos en dos años les dan el aval a los neurocirujanos Pérez y Hernández y al
grupo interdisciplinario del CMI, que con la tecnología de punta Gamma Knife, pueden prolongar la expectativa de vida de pacientes
que llegan con un pronóstico de “no le quedan sino tres meses de vida”.
Para que nos escuches mejor
Con
un dispositivo de sólo 4.57 cms. de largo, el más
pequeño del mundo, y 25% más delgado que los implantes cocleares que se viene
implantando desde 1992 en Colombia, el niño John Alexánder Toro, a sus 3 años de vida, nació para el canto
de los pájaros, el ruido de los carros, el ladrido de su mascota y la voz de su
madre.
Se
trata del implante coclear de última generación, realizado en
Ahora
el niño y su familia entrarán en una fase de terapia del lenguaje para entrar
al mundo de las palabras. Así podrá bailar, cantar, comunicarse y hasta hablar
otro idioma distinto al materno, porque este implante coclear bilateral (en los
dos oídos porque su caso era extremo) de alta tecnología le permitirá
discriminar mejor los sonidos, las palabras, los ruidos.
Este
implante coclear es tan pequeño con relación a los existentes que aquellos
requerían que el cirujano otólogo tallara una pequeña cavidad sobre el hueso
del cráneo para instalarlo. Para el implante coclear Concerto
sólo se necesita una pequeña incisión y va bajo la membrana que recubre el
cráneo, lo que reduce el tiempo de la cirugía en al menos hora y media.
Tras
un minucioso estudio con audiólogos, psicólogos,
otólogos y de trabajo psicosocial, se decide si un
paciente es candidato para recibir el implante. “Como es un proceso muy costoso
(la evaluación y preparación prequirúrgica, el implante, la cirugía, la
terapia), se necesita saber si la familia está capacitada y comprometida para
continuar con la terapia del lenguaje mínimo tres años y así el implante sea aprovechado
al máximo”, dice la otóloga Santamaría.
En
otras palabras, es una inversión de más de $50 millones que no se puede echar a
perder y por lo tanto son los otólogos quienes deben tomar una decisión muy
juiciosa, explica Santamaría, quien es médico otorrinolaringóloga egresada de
Los
implantes cocleares le cambian la vida a niños, como a una menor que fue
implantada y hoy ya asiste a la escuela formal, habla normal y es
independiente. O a adultos mayores como una señora de 77 años que a los 75 esta
maravilla tecnológica le devolvió su capacidad de captar los sonidos más
remotos y hablar por celular.
La
otóloga cirujana Susana Santamaría, coordinadora del grupo interdisciplinario
de implante coclear de