Cinco Claves Para Vivir Mejor

ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO Empezó el año y en sus oídos todavía retumba el último villancico, en su espalda aún están marcadas las palmaditas que acompañaron los buenos deseos y en su billetera afloran las cicatrices de los gastos hechos sin compasión.

Tiene un saborcito amargo en la boca y una modorra en el alma, parecida al guayabo terciario, que hace que le cueste aceptar que tiene que bajarse del carrusel navideño.

Como llegó la hora de poner los pies en el 2010, hágalo sin acartonarse tanto; para variar, propóngase asumir la vida con más optimismo de ahora en adelante y ponga en marcha ligeros cambios que lo harán sentirse mejor. Lo bueno es que están al alcance de la mano, no cuestan nada y tampoco exigen sacrificios.

Esto no es el tarot, pero puedo garantizarle que si se esmera por estar bien física, anímica y mentalmente, lo que se proponga sin duda irá mejor este año, incluso para la gente a su alrededor.

Las siguientes son algunas propuestas.

RÍASE MÁS Y MEJORE SU HUMOR Entienda que la risa y el buen humor son un reflejo de la salud mental. No se trata de que se burle de todo, pero sí de que le encuentre el lado amable y gracioso a la vida.

Déjeme decirle que una risotada genuina pone en movimiento más de 400 músculos y produce endorfinas, esas sustancias amigables que alivian el dolor, mejoran el sueño, elevan la autoestima y hace ver las cosas de otro color.

No hay razón para no reírse; la risa es, incluso, contagiosa. Además, en la escala evolutiva, la única especie que ríe es la humana.

Es un signo de bienestar y de tranquilidad. Fíjese como propósito reírse más este año.

Empiece por hacer a un lado la idea de que todo hay que tomarlo con la cara larga y aburrida: la seriedad y la responsabilidad no riñen con la risa.

Además una sonrisa auténtica y proporcionada de manera oportuna es la llave que abre cualquier puerta y rompe el hielo hasta en las relaciones más difíciles.

USE EL MEJOR TRANQUILIZANTE Quítese la idea de que el sexo es algo aledaño e insustancial. Nada de eso: la sexualidad humana es una función vital que hay que cuidar y cultivar de manera sana y consciente. Propóngase hacer un análisis de su vida sexual y procure mejorarla.

No quiero meterme en su intimidad, pero sí contarle que el sexo tiene beneficios.

Le referencio sólo algunos, para dejarle la inquietud: se ha comprobado que como es un regulador hormonal, equivale a un tratamiento de belleza (da brillo a los ojos, mejora la calidad de la piel y del pelo, disminuye el acné), es un relajante y un buen tonificador de músculos, eleva las endorfinas –lo que lo convierte en la herramienta ideal contra la depresión–, alivia los dolores de cabeza, mejora la circulación, ayuda a mantener en forma el corazón y, créanme, es el mejor tranquilizante del mundo. Así que deje la pena y anímese.

APRENDA A DESCANSAR Al lema aquel de ‘trabajar, trabajar y trabajar’ hay que ponerle límites: puede que sea muy bueno para la economía, pero no tanto para la salud.

Permítame sugerirle uno distinto: ‘Trabajar, descansar y trabajar’. Métase en la cabeza que cuerpo y mente necesitan pausas y descanso para funcionar como Dios manda.

Empiece por dormir mínimo siete horas diarias y haga pausas durante la jornada laboral: levante la cabeza, mire por la ventana, párese, camine y estírese. Elimine la costumbre de llevar trabajo a la casa y respete y haga respetar sus fines de semana y vacaciones. Desconéctese y dedíquese con juicio a pasatiempos y actividades de su agrado; comparta con familia y amigos y recuerde esto: nadie es indispensable ni irremplazable.

BÁJELE AL ESTRÉS, CÓJALA SUAVE Como vida no hay sino una, no olvide que tiene un enemigo al acecho, silencioso y peligroso: el estrés. Estas son claves para controlarlo: Ante un hecho tensionante, cuente mentalmente hasta diez. Eso dará una pausa que transmitirá una sensación de control. Además lo relaja.

Fije los ojos, por un momento, en una imagen distante, lejos del problema que le causa tensión. Los ojos y el cuerpo tienden a relajarse.

Aléjese del lugar por un rato; esto tiene el mismo efecto que retirar la mirada.

Haga afirmaciones sencillas cuando se sienta tenso. Frases como ‘puedo controlar esto’, ‘soy capaz’, ‘sé más acerca de esto que otros’ disminuyen los reflejos que agitan la respiración y ponen las manos frías. La mente se aclara y sale a flote la parte que puede manejar la situación.

Respire profundo: ponga su mano en el estómago y procure llenarlo al inhalar e imagine que lo desinfla al exhalar. Hágala por cinco minutos cuando se sienta a punto de estallar.

Abra la boca: la presión hace que las personas aprieten la mandíbula y hagan crujir los dientes. Abrir la boca y mover la mandíbula relaja los músculos de la cara y de la parte alta del cuello. Se sentirá más tranquilo.

DEJE DE PARARLE BOLAS AL QUÉ DIRÁN Ya está bueno de vivir preocupado por lo que la gente le dice o por tomar sus decisiones con base en la opinión de los demás.

Entienda que no todo lo que le dicen tiene sustento. Permítame recomendarle que crea más en usted: dese un respiro y aprenda a oír sus corazonadas; en otras palabras, olvídese del qué dirán.

No se esfuerce por aparentar lo que no es o ubicarse en un sitio que no le corresponde. Recuerde que toda persona en la vida tiene un espacio, que es único.

No es obligatorio seguir la corriente o las modas; refuerce cada día su razonamiento propio, ponga sus ideas sobre la mesa y defiéndalas siempre con argumentos, sin discutir ni entrar en conflictos con nadie. Aprenda a aceptar con realismo y sin amargura las de los demás.

Revise cuántas cosas ha dejado de hacer, sólo por temor a la descalificación ajena. Retome las que le parezcan buenas y échelas a andar. No se trata de terquedad, sino de darse una oportunidad para ejercer, en toda su extensión, su individualidad. Esa es la base de la libertad.

Piense más en usted y no crea todo lo que le dicen. Incluso puede empezar por cuestionar lo que en esta página le escribo. ¡Feliz Año!.

7 son las horas diarias que en promedio debe dormir un adulto para descansar bien. El sueño reparador consta de una serie de etapas que deben surtirse por completo, para que mente y cuerpo recuperen las energías. También se recomienda hacer una pausa de cinco a diez minutos, por cada hora de trabajo