Editorial: Cifras para pensar y actuar

A la luz de los resultados arrojados por la Quinta Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2010, llevada a cabo por Profamilia y cofinanciada por el Ministerio de la Protección Social, el Instituto Nacional de Salud y Usaid, es evidente que las políticas sociales deberán darles prioridad a temas como los nuevos modelos de familia, el cada vez mayor número de hogares con jefatura femenina y la educación sexual. Este estudio, uno de los más importantes referentes en materia de demografía y salud sexual y reproductiva en Colombia, es una radiografía de los profundos cambios que en este tema están sufriendo la población y los hogares del país.

La Encuesta muestra que, en términos generales, ha habido avances en algunos aspectos de salud. Entre ellos cabe destacar que la afiliación al sistema de salud alcanzó el 88 por ciento, que se detuvo la creciente tendencia de embarazos en adolescentes (de 20,5 por ciento en el 2005 se pasó a 19,5 en el 2010) y que la tasa de fecundidad bajó, en ese periodo, de 2,5 hijos por mujer a 2,1.

Resulta positivo el incremento del número promedio de años de educación, sobre todo entre las mujeres; la reducción de la mortalidad infantil, los cambios en materia de desnutrición y el aumento de la atención institucional de los partos. Pese a ello, se estima que el 20 por ciento de niños menores de 5 años tienen incompleto su esquema de vacunación, que las enfermedades respiratorias y diarreicas no dan tregua y que solo la mitad de los niños que las padecen son llevados al médico.

También inquieta que entre 1995 y el 2010 el número de menores de 15 años que viven con ambos padres disminuyó del 66 por ciento al 56 por ciento, y que hoy el 32 por ciento de los niños viven solos con su mamá, frente al 3 por ciento que están con su papá.

Es claro que, cada vez con mayor frecuencia, son las mujeres quienes responden por la crianza y por la familia, se preocupan por educarse y regulan el número de hijos mediante el uso de anticonceptivos. Y, aun así, siguen siendo víctimas de abusos de sus compañeros y ex compañeros. Urgen estudios que aporten claridad sobre qué está pasando con los hombres colombianos. También deberían identificarse y enfrentarse las razones por la que el país ha sido incapaz de asumir con claridad la educación sexual de su población. No de otro modo se explica que el 73 por ciento de las mujeres tenga fallas en el conocimiento integral del VIH sida, y que el 17 por ciento no sepa nada de otras enfermedades de transmisión sexual.

Sorprende que en los colegios el encargado del tema sea, en un 30 por ciento de los casos, un profesor de anatomía o de biología o el asesor de un hospital o centro de salud (en un 19 por ciento). Por eso, no resulta extraño que el 56 por ciento de las mujeres nunca haya oído hablar del virus del papiloma humano, que se transmite por vía sexual y es responsable de 5.600 casos de cáncer de cuello uterino cada año.

La Encuesta Nacional de Situación Nutricional, divulgada junto con la de Profamilia, también arrojó datos preocupantes: uno de cada dos colombianos está con sobrepeso o es obeso y la mayoría tiene malos hábitos nutricionales; esto contrasta con la anemia que afecta a cerca de 3 de cada 10 menores de 5 años , y con el hecho de que las mujeres solo amamantan a sus bebés 1,8 meses en promedio, cuando la lactancia exclusiva debería darse hasta los 6 meses.

Es de esperar que el panorama pintado por estos estudios sirva para orientar políticas y programas que, a la larga, ayuden a fortalecer la salud y el bienestar de toda la población y a llenar los vacíos que han acabado por profundizar la brecha social. Legisladores y autoridades tienen la palabra.

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