ŔC—mo es la vida despuŽs del c‡ncer de pr—stata?
Con ex‡menes
frecuentes, una dieta balanceada y sin alcohol, se puede volver a vivir con
tranquilidad.
Al
ur—logo Antonio Joaqu’n Garc’a, un veterano en el manejo del c‡ncer de pr—stata
y miembro de la Asociaci—n Colombiana de Urolog’a, hizo un bosquejo de c—mo
ser‡ la vida en materia de salud del
Presidente, de aqu’ en adelante, que no dista mucho de lo que viven
cientos de hombres colombianos sobrevivientes de este c‡ncer.
La
intervenci—n quirśrgica que se le practic— al presidente Juan Manuel Santos
para extraerle el c‡ncer de pr—stata, que para su fortuna
estaba localizado, lo mantendr‡ con una sonda que conecta su uretra con su
vejiga durante 10 o 12 d’as.
Segśn
Garc’a, no es recomendable que los pacientes hagan ejercicios o actividades que
requieran fuerza porque la sonda se puede obstruir. Adem‡s, porque se pueden
presentar complicaciones, como hemorragias en la
herida que queda tras la cirug’a.
Por eso, el tiempo de reposo recomendado es de seis semanas para evitar
que la herida se abra. DespuŽs de este tiempo, explica el ur—logo, la persona puede hacer su
vida normal, inclusive si sus actividades le exigen un manejo de estrŽs elevado
y viajar constantemente como lo hace el Mandatario.
Sin
embargo, para cumplir con las recomendaciones mŽdicas el Presidente no asistir‡
a la instalaci—n de los di‡logos de paz entre el
Gobierno colombiano y las Farc que se realizar‡ en Oslo, Noruega, el pr—ximo 17
de octubre.
DespuŽs
de pasar las seis semanas de reposo, los pacientes sobrevivientes de c‡ncer de
pr—stata deben realizarse constantemente el examen de Ant’geno Prost‡tico
Espec’fico, que sirve para medir los niveles de PSA, una prote’na que en
condiciones normales debe estar en bajos niveles en la sangre.
Garc’a
explica que estos pacientes se deben realizar esta prueba cada tres meses durante el primer a–o despuŽs de la cirug’a. Al a–o
siguiente se deben practicar la prueba cada cuatro meses, y de all’ en adelante
cada seis meses de por vida.
Estos
pacientes, adem‡s, se deben practicar cada a–o una gammagraf’a —sea, para ver
el estado de los huesos, teniendo en cuenta que cuando
el c‡ncer de pr—stata reincide lo hace en la estructura —sea.
Y
es que segśn el ur—logo, los sobrevivientes de c‡ncer de pr—stata como Santos
tienen una expectativa de vida de 10 a–os en un 90%, y de 15 a–os en un 75%. Es
decir, que existe entre un 10% y un 25% de pacientes
que pueden recaer.
Para
reducir ese riesgo, adem‡s de los controles, se les
recomienda no consumir cigarrillo y llevar una dieta balanceada: muchas frutas
y verduras; consumir pescado y carnes blancas; y reducir el consumo de carnes
rojas, embutidos, enlatados y bebidas alcoh—licas.
Una
de las secuelas que puede dejar el c‡ncer de pr—stata tras ser removido es la
impotencia sexual. En las primeras semanas, segśn el ur—logo, es comśn y adem‡s
recomendable que el paciente tome medicamentos que le ayuden a
aumentar la cantidad de sangre que fluye en el pene para que pueda tener una
erecci—n natural.
Si
al cabo de un tiempo los medicamentos no funcionan, la
śltima opci—n es poner una pr—tesis mec‡nica en el pene del hombre para que
logre la erecci—n. Sin embargo, Garc’a sostiene que la mayor’a de pacientes
logra retomar su potencia sexual, y con el medicamento es suficiente.
Otra
de las secuelas que puede dejar la intervenci—n quirśrgica es la incontinencia
urinaria. Para evitarla los pacientes despuŽs de la cirug’a pueden someterse a
terapias de piso pŽlvico durante tres o cuatro
semanas, que consiste en una serie de ejercicios para fortalecer la resistencia
de los mśsculos pŽlvicos y evitar el escape de orina.
Todos
los hombres desde los 35 a–os deben hacerse cada a–o dos ex‡menes de
diagn—stico para detectar de forma temprana el c‡ncer de pr—stata. Pero si
existen antecedentes de la enfermedad en la familia, las pruebas deben
practicarse cada seis meses.
Las
dos pruebas que se usan para la detecci—n de tumores prost‡ticos son el Tacto
Rectal (TR), que debe ser realizado por un ur—logo y el Ant’geno Prost‡tico
Espec’fico, para medir los niveles de PSA.
Aunque algunos le temen a la visita al
ur—logo por el TR, esta prueba es clave porque determina la consistencia y
superficie de la pr—stata, para detectar la presencia de zonas endurecidas,
asimetr’a entre los l—bulos o nodulaciones, que se consideran anormales y
ameritan la realizaci—n de una biopsia.