Tras el sismo de 7,1 grados en la escala de Richter que sacudió a la ciudad el pasado domingo, es
necesario que en Cali se desarrolle una cultura de prevención ante sismos.
El geofísico PhD. Jorge Alberto Mejía todos los
días se acuesta preguntándose ¿cuándo será el próximo temblor? No porque sea alarmista,
sino porque conoce al dedillo la actividad sísmica de Cali. Es ingeniero civil de la Nacional y Doctor
en Geofísica de la Universidad de San Luis, Missouri,
E.E. U.U.
Mejía, actual coordinador del área de Sismología del Observatorio
Sismológico del Suroccidente, Osso,
dice que es muy raro haber pasado ocho años (desde el 15 de noviembre de 2004)
sin que en Cali se presentara un temblor como el del pasado domingo. Según él,
lo normal es que en la ciudad haya un sismo significativo cada cuatro años.
Resalta que la ciudad es afortunada al vivir esta situación, pues conocer el
riesgo sirve de recurso para prevenirlo. No obstante, piensa que la conciencia
de los ciudadanos frente al tema aún es poca y que es necesario que la ciudad
se empiece a preparar mejor, pues “tenemos todas las condiciones para sufrir temblores de grandes magnitudes”.
Fue un sismo de subducción. En Colombia tenemos la placa del Pacífico que
choca con la placa continental de Suramérica, en una zona que se llama zona de
subducción. Los sismos más violentos ocurren justo allí en la zona de choque,
donde la placa oceánica choca con el continente. Es normal que se den eventos
de altas magnitudes en esta zona, incluso superiores a 9 grados en escala de Richter.
Bueno, la expresión correcta es que tiene amenazas por todas partes. Estamos
en el centro de todas las fuentes de amenaza sísmica del país. Tenemos
subducción en el Pacífico, tenemos la falla frontal del Llano, tenemos las
fallas de Cauca y Romeral, que pasan cerca de Cali. Todo el sistema de fallas
pasa alrededor de la ciudad.
La palabra vulnerable en este caso quiere decir que podría sufrir efectos
delicados por un sismo. Cali tiene condiciones de suelo y tipologías
constructivas no muy apropiadas.
Blando. Es un tipo de suelo que amplifica el movimiento. Cuando llega el
sismo, el suelo comienza a vibrar. Eso entra en resonancia con la estructura de
las construcciones y amplifica el movimiento causando más daños.
La falla de Romeral está a una distancia de Cali inferior a la del sismo de
ayer, es decir, podría afectar mucho a la ciudad. Y claro, podría darse una
situación similar. La ventaja es que esas grandes catástrofes no ocurren a toda
hora y en todas partes. Bogotá también tiene condiciones de riesgo y hasta
ahora no ha tenido ningún evento mayor por terremotos. En Cali, un sismo de
mayor magnitud podría causar emergencia. Por ejemplo, el sismo del 2004, que
fue el último que afectó la ciudad gravemente, ocurrió a gran distancia y su
magnitud no fue tan alta (6,7 grados escala de Richter).
Acá podemos tener terremotos de 9 grados. La diferencia es 900 veces más
energía. Si ese sismo hubiera sido de mayor magnitud, quién sabe qué habría
pasado.
Hay tres áreas claramente demarcadas. Está la Cali antigua (Centro), que ha
sufrido bastante, pero es más o menos estable. Está la Cali de la Avenida Roosevelt, de la época del narcotráfico, en la que se
hicieron edificios de 15 o 16 pisos, en una zona de suelo blando que se
amplifica con casi todos los sismos intermedios o altos. Hay otra Cali que es
la del sector de Navarro, que está en construcción y no sabemos cómo va a
reaccionar.
Desde 1984 tenemos el Código de Construcciones Sismo Resistentes, que
establece niveles de prioridad y las clínicas están en el máximo. Deben
soportar mucha más carga que el resto de edificaciones y el Estado tiene
obligación de velar por ellas. A raíz del sismo del 2004 se hicieron
intervenciones, pero es importante que las clínicas se actualicen en normas,
porque cualquier tipo de daños en una casa de salud, así sean sólo de
mampostería, son delicados y afectan la seguridad de los pacientes.
Pienso que el hombre puede construir en cualquier parte. Lo importante es
que cuando se construya en una zona vulnerable, se tengan en cuenta los
parámetros necesarios.
Siempre le digo a la gente que estamos en una situación privilegiada porque
no hay lugar de La Tierra que sea asísmico.
Recordemos el terremoto de Armenia, en la Unión Soviética, que acabó con todo,
porque era una zona en la que nunca tiembla. Aquí en Colombia tenemos la
amenaza al frente, podemos vivir con ella y aprender a manejarla. La gente no
sabe qué hacer en los temblores, hay desconocimiento y no es una materia que se
dicte en los colegios. La cultura del sismo falta en la ciudad.
Hay que armarse de sentido común, es lo que más falta en esos momentos.
Siempre debe haber alguien que invite a la calma. Así el 80% de las
posibilidades de vivir está asegurado. Lo siguiente es buscar el mejor sitio
para protegerse.
Es muy raro que en ocho años no hubiera sismos grandes (desde el 2004 al
2012). El promedio en Cali siempre ha sido de un sismo grande cada cuatro años.
Estamos en una época de relativa calma, pero no quiere decir que vaya a
continuar así. Podemos estar en una etapa de infrecuencia, pero la Tierra
tiende a comportarse siempre igual.
Al contrario, está todo escrito. Cali es una ciudad altamente sísmica y hay
que prepararse. Lo del domingo es nuestra constante, tenemos que vivir con eso,
porque va a seguir pasando. Lo importante es aprender a convivir con el sismo y
tomar medidas.