“Cali tiene que acostumbrarse a pensar en grande”

La revista America Economía Intelligence clasificó a la Clínica Fundación Valle del Lili en el segundo puesto a nivel nacional y en el séptimo en Latinoamérica por la calidad de sus servicios. ¿Qué significa para la Fundación este logro?

En primer lugar es un reconocimiento que hace una revista de reconocido prestigio internacional en el campo de la economía, una entidad extranjera sin ningún vínculo con la Fundación.

Nosotros el año pasado tuvimos un requerimiento o especie de encuesta de parte de ellos a la que no le dimos importancia, pero de todas maneras ellos hicieron sus investigaciones a nivel latinoamericano y ocupamos el puesto dieciséis entre miles de hospitales de la región. Este año volvieron a solicitar información, se les dio y tuvimos esta honrosa clasificación.

Ellos investigan no solamente la calidad de los servicios médicos, sino la calidad del trato al paciente, la seguridad del paciente, los aspectos docentes académicos, el compromiso de la institución con la sociedad, las relaciones específicas, ciertas estadísticas de relación cama enfermera graduada, índice de infecciones, etc.

Si se analiza que ellos están midiendo hospitales desde México hasta Argentina, este lugar es muy honroso pues vale la pena destacar que la Fundación solamente lleva 16 años prestando servicios, lo que es un tiempo muy corto para haber llegado al lugar que hemos llegado en prestigio y reconocimiento nacional e internacional.

La Fundación está cumpliendo 16 años de estar en estas instalaciones. El año pasado se hizo una ampliación y se puso al servicio un par de edificios nuevos y la Fundación ha venido creciendo exponencialmente. ¿Cuál es la clave en este contexto de tanta dificultad del sector salud que existe en el país para que una institución pueda tener este crecimiento?

Creo que el tema más importante es la estrecha relación entre la Fundación como institución y su cuerpo médico. La Fundación ha diseñado un esquema de prestación de servicios en el que los médicos son de dedicación exclusiva con la institución y a su vez la institución es exclusiva para sus médicos. Esta es una especie de alianza para el progreso, donde si a los médicos les va bien a la institución también.

Con esa seguridad y tranquilidad que da esta alianza es posible desarrollar cada día proyectos más ambiciosos e interesantes, porque el activo más valioso que tiene la institución no son sus instalaciones modernas o sus equipos de última generación, sino su recurso humano. Entonces yo atribuiría ese crecimiento a esta relación que se enmarca en exigencias muy claras de calidad y apego estricto a la ética profesional, lo que se refleja en un buen servicio.

Quiero volver un poco a la evaluación que hizo la revista America Economia Intelligence. Groso modo, ¿Qué es lo que distingue a la Fundación en los aspectos que mide la encuesta?

En primer lugar somos muy exigentes en la vinculación del personal en los distintos campos, desde los médicos hasta el más humilde de los servidores de la Fundación. Hay una base conceptual y es que antes de ser un buen médico o un buen profesional hay que ser una buena persona.

En la Fundación no existen diferencias en el tratamiento, la calidad del servicio ni los medicamentos que se dan a los enfermos que atendemos, independientemente de su estrato social o capacidad económica. Además, permanentemente estamos capacitando a la gente, motivándola hacia el buen trato con el paciente. Esto nos ha llevado a recibir la acreditación nacional e internacional en salud.

La segunda razón es que esta institución se diseñó para atender la alta complejidad en medicina y nos hemos preocupado de tener una tecnología y un nivel de atención de clase mundial.

En Cali cada vez que se proyecta alguna iniciativa, somos poco ambiciosos, no se suele pensar en grande. Pero uno ve a la Fundación Valle del Lili marca una diferencia frente a ese enanismo que tenemos en el Valle ¿Cómo fue posible hacer una clínica de estas dimensiones en una ciudad que tiene ese complejo enanista?

Esa es una buena pregunta y tiene varias respuestas. La primera, en mi formación personal una de las cosas que me enseñaron en la Universidad de Harvard es ‘think big’ o piense en grande, y piense en que se deben hacer cosas con calidad, seriedad y que trasciendan en la ciudad o en la región.

La Fundación la comenzó a mover el doctor Martín Wartemberg en el año 82 y encontró muchas dificultades como bien lo describe, como ese sentido derrotista y ese canibalismo que nos acompaña en la región. Entonces, ya en el año 89, comenzamos a generar entre la clase dirigente empresarial del Valle la necesidad de darle a la ciudad y a la región servicios de salud de alta calidad. No fue una empresa fácil, pero hubo una ecuación interesante y era una necesidad, una buena idea para resolverla y un grupo confiable al cual se le entregó la responsabilidad de desarrollar esa idea. Entonces logramos aglutinar las empresas más importantes de la región y pensamos de entrada en que esto no se podía hacer por etapas, sino que había que tirarse al agua y hacerlo en grande.

Y así se hizo, con muchas dificultades al principio, mucha gente nos extendió certificados de defunción prematuros, pero logramos salir adelante y demostramos que aquí sí se pueden sacar adelante proyectos ambiciosos.

Mucha gente cree que la Clínica Valle del Lili es una institución para ricos. ¿Cuál es el perfil del paciente promedio que atiende la clínica?
Ese inri nos lo pusieron desde el principio, porque como la construcción del clínica fue financiada por los ricos, porque es muy difícil que los pobres te financien, la gente pensó que era para atender a los ricos.

Pero sucede que el 70% de la gente que atendemos aquí es de estratos uno, dos y tres. Es gente que está en el Plan Obligatorio de Salud, POS, o gente que está en los sistemas subsidiados del Estado o que atendemos gratuitamente. La Fundación invierte más de cuatro mil millones de pesos al año en atender gratuitamente a gente que no tiene protección social de ninguna naturaleza.

Mucha gente se pregunta ¿por qué siempre que hay un soldado o grupo de soldados heridos en combate vienen a parar a la Fundación. ¿Hay un trato especial y preferencial para los miembros de las Fuerzas Militares?

Eso es algo que hemos mantenido con mucha discreción, porque no nos interesa hacer alarde de ser caritativos o generosos. Consideramos desde hace cerca de diez años que era un deber patriótico contribuir a los problemas de seguridad de Colombia, porque veíamos con inmensa tristeza como las minas quiebrapatas y las explosiones de cilindros desfiguraban, lisiaban y dañaban a nuestros soldados y policías. Y se tomó la decisión de atender soldados, policías e infantes de marina heridos en combate gratuitamente. Esto como una contribución patriótica a la solución del problema más grave que tiene el país.

Aquí los médicos y el personal administrativo y de enfermería cuando llega un soldado o un policía herido se dedican a atenderlo con un cariño y un afecto que me sorprende. Nos llena de satisfacción, poder aportar a la solución de un problema muy complicado que tiene Colombia.

Una de las críticas, quizás la única que le hago a la Fundación, es que es muy tímida para contar sus logros. Pero sé que la gran mayoría de trasplantes que se hace en el Valle del Cauca se hacen aquí. Cuénteme la labor que ha venido cumpliendo la Fundación en este campo.

Al tener como objetivo el manejo de la alta complejidad médica, obviamente entra el tema de los trasplantes de órganos sólidos y de médula ósea.

Por ejemplo, somos el único centro en el país que hace trasplante de hígado en niños, a través de donante vivo. Hemos hecho miles de trasplantes de riñón, cientos de trasplantes de hígado, corazón, páncreas y combinaciones de riñón y páncreas. Actualmente estamos en un programa muy interesante con el doctor Tintinago de trasplante de laringe, en un esquema experimental que no necesita inmunosupresión posterior al trasplante, utilizando células madre.

Gracias a estos resultados, nos remiten pacientes de todo el país y tenemos un programa de trasplantes muy activo. Lo mismo en médula ósea. Somos de las pocas instituciones que hace trasplantes con células de cordón umbilical en niños con problemas como leucemia. Es uno de los hitos de la Fundación en alta complejidad.

A propósito de hitos, sin duda en la historia de la Fundación, la creación de la Escuela de Medicina en alianza con la Universidad Icesi ha marcado uno de ellos. ¿Por qué no me cuenta cómo va esta alianza?

Nosotros hemos venido desarrollando un programa muy importante en capacitación de postgrado en medicina en distintas especialidades, pero consideramos que era fundamental tener en la región una universidad con parámetros de excelencia muy altos y encontramos en el Icesi a una entidad del sector educativo que compartía nuestros valores. Entonces fue muy fácil. Hasta hoy ya van tres grupos de muchachos que se están comenzando a formar con gran éxito, ya hemos tenido todas las aprobaciones de tipo legal que se requieren y eso tiene entusiasmados a nuestros médicos. Lo han tomado con mucha dedicación, le han invertido horas a ayudar a nacer esta criatura y nos hemos convertido en un hospital universitario y eso ha influido muchísimo también en la calificación que nos da la revista. Esto ha movido, ha sacudido a la Fundación. Estamos muy complacidos.

¿Qué proyectos a corto y mediano plazo está desarrollando la Fundación?

Queremos fortalecer hacia el futuro ciertas áreas que son básicas en medicina y una de ellas es una muy abandonada y es el área de rehabilitación integral de los pacientes. Se trata de una atención integral de rehabilitación que incluye desde niños con deficiencias de distinto orden como parálisis cerebral hasta pacientes politraumatizados. Estamos trabajando también en un centro de salud mental, de recuperación de pacientes con problemas de drogadicción, adaptación, depresión.

Otro proyecto es construir un hospital de menor complejidad, en donde puedan existir instancias para el manejo de pacientes que no requieren la sofisticación de esta clínica. No hay dónde mandar un paciente hoy para un tratamiento intermedio en medicina. Entonces eso a veces congestiona mucho la clínica. Sería un hospital de 200 camas de mediana complejidad para favorecer la rápida evacuación de pacientes de la Fundación, porque aquí los pacientes no deben permanecer por mucho tiempo porque le niegan la posibilidad a otros que están más enfermos de acceder a los servicios de la Clínica. Tenemos otro programa con gente de España para manejo del adulto mayor, personas de edad que cada vez se les complica más la atención y estamos mirando la posibilidad de construir un centro de atención del adulto mayor con servicios médicos, socialización, recreación.

Quiero salirme un poco del ámbito de la Fundación. En el Congreso y en el Gobierno hay una gran preocupación por el tema de la salud, se hizo una reforma, se cayó, hay en curso una nueva. ¿Cuál es la prioridad que debe atacar el Gobierno con esa reforma?

Yo diría que la Ley 100 es una obra maestra, es de lo más avanzado en el mundo en cuanto al concepto de cobertura universal de una población.

Desafortunadamente a esa orquesta que debía interpretar la sinfonía le faltó dirección, porque las leyes hay que ajustarlas permanentemente a la realidad. Y la realidad en medicina y en la Sociedad es dinámica. Aquí hace 15 años no se reforma el POS ni se introducen drogas para el manejo de enfermedades catastróficas, cuando la medicina evoluciona permanentemente. Ha habido un retraso permanente en el ajuste que hay que hacerles a las normas legales.

En segundo lugar, ha habido abusos con los medicamentos. En Colombia pasó algo atroz, se dio libertad de precios para los medicamentos, pero se prohibió su importación, entonces las casas comerciales abusaron.

En tercer lugar, la inseguridad jurídica a través de las tutelas. Se han cometido exabruptos en el gasto médico que nunca se debieron permitir. Infortunadamente, los jueces no tienen el conocimiento de lo que es apropiado o no en un tratamiento y además no piensan que por sentencias judiciales no se genera riqueza, sino gasto.

Entonces es muy fácil, aplicar un poco de sentido común, que es algo que el Ministro Santamaría y la nueva viceministra tienen muy claro. Uno, que la atención ilimitada en salud no existe en ninguna parte del mundo, tiene que tener unos topes muy claros. Dos, tiene qué haber un control de costo en la prestación de servicios médicos. Tres, tiene que haber una Superintendencia con dientes que controle la corrupción y los abusos que se generan. Y cuatro, debe haber una concertación con la rama judicial para definir los alcances jurídicos que la estructura del país puede dar, porque este no es un país de recursos ilimitados, la atención ilimitada no existe ni en los países más ricos del mundo. Siempre hay limitaciones.

Se trata, en síntesis, de aplicarle el sentido común a una ley que es extraordinariamente buena.

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