El
bullying en niños y jóvenes se puede prevenir con el
juego
Una
de las actuales preocupaciones de los padres de familia es el llamado bullying o matoneo escolar, fenómeno del que se ha hablado
extensamente en instituciones educativas, académicas y que ha prendido las
alarmas de las autoridades en el mundo.
El
tema ha sido tratado a profundidad en los últimos años: las causas,
consecuencias a corto y largo plazo, perfiles de las víctimas y victimarios;
casos de suicidios y asesinatos, resultado del maltrato sistemático en niños y
adolescentes, e incluso de teorías epidemiológicas.
Sin
embargo, para los padres de familia, quienes muchas veces desconocen cómo
anticiparse y preparar a sus hijos adecuadamente para enfrentar este tipo de
situaciones en la que aparentemente no tienen control ni mayor incidencia, es
fundamental conocer cómo pueden prevenir que sus hijos sean víctimas de este
tipo de intimidación o incluso que se conviertan en agresores de sus
compañeros.
Los
padres de familia deben empezar por entender que la conducta social, en un alto
porcentaje, es aprendida y se va conformando a lo largo del ciclo de vida tras
un largo proceso de socialización.
Así
lo explica María Clara Rodríguez, sicóloga de la Universidad de Los Andes con
Magíster en Investigación y Evaluación Curricular de la Universidad Pedagógica
Nacional: “Indiscutiblemente el mundo actual nos exige disponer de
mayores competencias para resolver las dificultades propias de la
convivencia, en la cual el problema no es que los conflictos se
presenten, sino la forma en que los resolvemos. En este sentido, el juego,
entre otras muchas herramientas, nos puede proporcionar tanto a los padres como
a los profesores las mejores oportunidades para recrear situaciones en las que
los niños puedan observar diversas rutas para afrontar problemas”.
Algunas
investigaciones realizadas por el Departamento de Psicología Experimental de la
Universidad de Sevilla y el Departamento de Sociología de la Universidad
Pública de Navarra, identifican algunas medidas educativas y preventivas que
los padres pueden tener en cuenta desde la infancia hasta la adolescencia, y
resaltan la importancia del juego como uno de los más valiosos factores
protectores para este tipo de riesgos.
“Los
padres y educadores tenemos responsabilidad frente a este proceso, la cual se
deberá asumir de manera activa buscando optimizar los momentos de encuentro con
los hijos”, resalta la psicóloga María Clara Rodríguez.
¿Cómo
ayuda el juego?
- Genera habilidades básicas de interacción social: El juego desarrolla desde
la más temprana infancia un sinnúmero de habilidades básicas para interactuar
con otros, tales como sonreír y reír, saludar, presentarse y presentar a otro,
hacer favores, así como también tener cortesía y amabilidad con los demás.
Desarrolla
habilidades para hacer amigos: Es mediante el juego como los niños y
adolescentes refuerzan a sus compañeros, reconocen en ellos sus fortalezas en
ciertas actividades y están más predispuestos a cooperar y compartir.
Incentiva
las habilidades conversacionales: Durante los espacios de juego libre y sin
mayor supervisión, los niños y adolescentes inician autónomamente
conversaciones espontáneas, invitando a otros a involucrarse e incentivar
diálogos que enriquecen su lenguaje y asertividad
para comunicarse.
Estimula
las habilidades emocionales: Generalmente los adolescentes y niños no se
comunican de la misma manera con los adultos que con sus pares y es en el juego
donde pueden autoafirmarse positivamente a través de la expresión de sus
emociones y la percepción de los sentimientos de los otros. Es esta la
oportunidad de los niños y adolescentes para enfrentarse a situaciones en las
que se van a ver obligados a defender sus derechos o sus opiniones.
Fortalece
habilidades para afrontar y resolver problemas interpersonales: Durante el
juego puede haber desacuerdos que llevan a los niños y adolescentes a
identificar el tipo de problemas interpersonales que se pueden dar en este
proceso de socialización, anticiparse a las consecuencias del conflicto por
experiencias pasadas, buscar soluciones, elegir la que consideran puede ser la
más adecuada y probarla. De esta manera y con una constante comunicación con
los padres de familia, los niños y adolescentes aprenden cuáles son las maneras
más asertivas para enfrentar algunas dificultadas interpersonales.
Reafirma
valores y principios: Desde muy pequeños los padres de familia inculcan valores
y principios en sus hijos, que ellos ejercitan y ponen en práctica cuando
interactúan con otros. Es jugando cuando los niños hacen uso de estas valiosas
herramientas y reafirman valores aprendidos en casa como el uso de la libertad
con responsabilidad, la solidaridad, la justicia, la tolerancia y la alteridad,
valor definido en una investigación sobre la educación en valores de la
Universidad Autónoma de Barcelona, como la capacidad o condición de reconocer
las características del otro, herramienta necesaria e imprescindible para
prevenir el bullying.
Inevitablemente,
los niños y adolescentes se ven enfrentados a interacciones sociales difíciles
y problemáticas como es el caso del matoneo escolar.
Mediante
el juego, los padres de familia pueden contribuir a preparar a sus hijos para
que enfrenten los conflictos de la manera más asertiva posible.
La
socialización óptima y positiva no es solo la ausencia de conflictos, sino el
establecimiento de vínculos interpersonales positivos y saludables.