'Bloque de búsqueda', de
familiares de enfermos abandonados tiene Hospital Universitario del Valle
La
institución recibe diariamente a unos 1.500 pacientes, la mayoría de ellos
tiene dificultades para pagar la cuenta.
Como
verdaderos detectives, cada semana el equipo de trabajo social resolver la
suerte de unos tres pacientes que por diferentes circunstancias son
abandonados.
Algunos,
incluso, permanecen hasta un mes en el centro asistencial.
La labor no es fácil. Los pacientes con el rótulo de 'difícil ubicación' son
cada vez más y las historias más tristes, dice Adriana Ramírez,
funcionaria de Trabajo Social, en Urgencias del HUV.
Como Carlos*, que apenas podía moverse cuando llegó a la sala de
urgencias del Hospital Universitario del Valle (HUV). Un 'buen ciudadano' lo
recogió en una calle del barrio Alfonso López, en el oriente de Cali, luego de
sufrir un derrame cerebral.
El hombre que lo llevó no era su gemelo, pero los ojos verdes y los rasgos no
dejaban duda de algún parentesco. Sin embargo, no volvió.
Sin dirección ni teléfono de su casa, en medio de una profunda depresión, fue
trasladado a un albergue en Cartago, a tres horas de la capital vallecaucana,
mientras el 'bloque de búsqueda', de Trabajo Social, ubica a su familia.
No hay donde ubicarlos
Hace dos días, después de más de dos meses de buscar a su familia, murió N.N. Jorge, víctima de un cáncer. Un escrito en un
papelito, en el que decía que no podían cuidarlo, fue todo lo que quedó de su
familia.
En cada uno de los siete pisos del hospital ocho profesionales y siete
auxiliares le dedican horas a buscar pistas que permitan retornar a los
pacientes a su hogar.
Los medios de comunicación locales, la Personería y la
Fiscalía, son sus aliados, pero no es suficiente. Por eso se han ideado hasta
búsquedas en terreno, acompañados de los mismos pacientes, para no dejar
escapar algún recuerdo que los regrese.
"No solo son ancianos y niños que dejan abandonados. La tarea más difícil
es con los jóvenes que han perdido la memoria víctimas de accidentes o de
acciones delictivas. Lo malo es que no contamos con una red que nos
apoye", dice Adriana Ramírez, mientras trata de tranquilizar a Pablo, un
joven al que por robarle el dinero con el que iba a pagar los servicios
públicos le dieron escopolamina.
A pesar de las dificultades, los funcionarios del 'bloque de busqueda' saben que no dejarán a los pacientes en la calle,
y buscarán soluciones para cada caso.
Sin embargo, la solución no es nada fácil. Trasladar a estos pacientes, a
alguno de los 17 hogares de paso que hay en la ciudad, casi siempre es un
imposible porque no tienen cupo. Además, la mayoría reciben ancianos, farmacodependientes o enfermos terminales con un pronóstico
de vida que no supere los seis meses.
*Nombre ficticio