El bioterio: la pureza al servicio de la ciencia

 

Por su condición de pureza, aislamiento del mundo exterior y la dificultad de acceso a sus habitantes, se podría decir que la Universidad de Antioquia tiene su propio "convento". Se trata del bioterio, el único del país con estándares internacionales y modelo de desarrollo en este tipo de infraestructuras científicas no sólo para Colombia, sino para Latinoamérica.

 

 

El bioterio, que funciona en la Sede de Investigación Universitaria, SIU, podría definirse como el sitio de mayor ambiente monástico del Alma Máter. Al punto, que incluso el ruido o la música del mundo profano no llega debido a que puede estresar a sus habitantes. En este mundo ideal, se cuida a los animales destinados para la experimentación científica y ocurren los procesos de análisis de importantes investigaciones.

El sitio, primero en su género en el país, está blindado por el silencio; el aislamiento a través de muros, vidrios; de puertas que se controlan mediante claves y tarjetas electrónicas de acceso por las que pasan unas veintena de personas —que tienen un cuidadoso contacto con los animales que allí viven—. Sus habitantes y la infraestructura tecnológica representan la "joya de la corona de la SIU".

Las especies en su mayoría llegan al bioterio después de importaciones desde otras latitudes internacionales y conservan su casta y linaje, gracias a las condiciones singulares en las que viven. Entre ellas: alimentación balanceada traída del extranjero para asegurar la calidad de sus componentes; restricción del uso de aparatos celulares, lociones y otro tipo de estímulos que puedan molestar a los animales por parte los investigadores; exigentes medidas ambientales y de asepsia que incluyen ducha previa, e igualmente uso de cámaras de flujo laminar y ropa especial que limita el contacto directo con los humanos e impide que se enfermen de agentes patógenos.

La viruta que se usa como cama es de pino cernido; su cantidad y calidad, así como el tamaño es estandarizado y controlado. Respecto al manejo de residuos, se tiene el transporte de las excretas según los protocolos de bioseguridad. Los animales sacrificados humanitariamente (por métodos como sobredosis de anestesia, exposición a gases letales) son incinerados. Algunos residuos que no representan ningún peligro se usan para compostaje.

"El bioterio ofrece las condiciones óptimas de mantenimiento de estos animales, en cuanto a esterilización, concentrado, materias primas, macro y micro ambientes, que garantizan la eliminación de variables que puedan afectar cada experimento. El animal presta el servicio y tiene que estar bien. La humedad, la temperatura y las garantías de calidad de vida son óptimas", dice el médico veterinario José Ignacio Calle Posada, quien coordina el bioterio.

Por eso, se cuidan hasta los horarios de vigilia, que terminan a las seis de la tarde, cuando se apagan las luces, aunque varias especies mantienen actividad nocturna. Es un trabajo de 24 horas que se monitorea desde un cuarto de control apoyado por cámaras de seguridad y tarjetas que facilitan el acceso autorizado de los científicos.

Puros y convencionales
Desde hace nueve años, cuando fue inaugurada la SIU y luego el bioterio, se han alojado en el sitio varias especies destinadas al servicio de los grupos de investigación que hacen experimentación con animales para luego aplicar los conocimientos en productos y servicios científicos.

La división del bioterio en zona de animales libres de patógenos específicos (SPF, por el nombre en inglés) y zona de animales convencionales, cumple con las normas de bioseguridad y establece la diferencia de los huéspedes. En la primera estancia, se ubican los animales "puros": los ratones, cobayos, ratas y hámsters que se importan especialmente. Estos animales están definidos microbiológica, sanitaria y genéticamente, condiciones ideales para poder experimentar sin riesgos de alteraciones que puedan afectar los resultados. En esta zona donde cada cuarto tiene su propio protocolo de bioseguridad, se tiene uno especialmente dedicado a la cría.

Separada por el área de descanso y una terraza, que acoge en los ratos libres a los científicos, está la zona de animales convencionales; es decir aquellos que tienen muy buen manejo de bioseguridad, pero que no requieren las condiciones de micro aislamiento de los que viven en SPF. Se trata de conejos, gallinas, caracoles, insectos, hámster y ratones derivados del bioterio SPF.

Entre otros procesos, se realiza el aprovechamiento de sangre de conejo, previa fijación de turnos y de acuerdo con las normas, los planes de rotación y el reglamento del Comité de Ética para la Experimentación con Animales, CEEA, de la UdeA. De tal forma que el manejo sea no sólo eficiente y bio-seguro, sino acorde con los parámetros y condiciones para la investigación experimental.

Otra sección es el insectario. En ocho cuartos climatizados están los zancudos, que requieren condiciones de humedad relativa especial y temperatura elevada; el pito, transmisor de la enfermedad de Chagas y las Drosophila melanogaster o las moscas de fruta, entre otros animales. De acuerdo con la opinión de José Ignacio "la única diferencia con respecto a bioterios de Alemania o cualquier otro lugar de Europa y Estados Unidos, es el idioma". De hecho, para la construcción del bioterio SIU de la UdeA, se consultaron científicos nacionales y a expertos de otras latitudes.

De esta forma se construyeron unidades manejadoras de gases con sus reguladores de C02, de aire filtrado, de electricidad y de otras condiciones, para el manejo aislado de cada sección.

Es un sitio pensado para los animales y para garantizar su salud. Por eso, desde la lavadora, la secadora hasta el autoclave por el que pasan todos los alimentos e instrumentos necesarios para la investigación, son cuidadosamente mantenidos. "Podrán decir los ambientalistas que el entorno de los animales es difícil, pero su estadía es ideal para las condiciones que requieren, están encerrados pero se debe considerar que tenerlos en el bioterio obedece a un interés netamente científico", afirma Calle.

En el bioterio no se cuidan mascotas, sino que se tratan responsablemente a animales destinados para la experimentación, fundamentales para la adquisición de conocimientos científicos y para generar beneficios en la salud y el bienestar social. Son seres puros y aunque no eligen estar en este "convento", su misión es prestar un servicio especial, no para Dios, pero sí para la ciencia.