Autoestima: fuente de energía, vida y buen ánimo

Sentirse a gusto con uno mismo es bueno para afrontar mejor los problemas y para sentirse saludable.

La autoestima es una verdadera medicina antienvejecimiento, sobre todo para las personas mayores, que se ven frecuentemente afectadas por depresiones o baja autoconfianza, provocadas por la soledad, el aislamiento o los estereotipos asociados a la edad.

Así lo explica José Antonio Flórez, catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo (España), que impulsa el programa ‘Autoestima, felicidad y salud’.

Según él, “la baja autoestima es cultivo para que se potencie el envejecimiento patológico, mientras que una autoestima elevada puede servir como protector contra enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, y contribuye a la longevidad”.

Por su parte, la psicóloga clínica Margarita Marqués asegura que la autoestima es considerada el sistema inmunológico de la conciencia. “Dada la relación entre cuerpo y mente, no resulta extraño que también potencie las defensas orgánicas”, afirma.

La autoestima puede subir o bajar dependiendo de los elogios o críticas que se reciben a diario. Sin embargo, hay una parte que se fomenta por los logros y otra que es innata.

Sin embargo, explica Marqués, siempre se puede aprender a fomentar la autoestima, fortalecerla y potenciarla, lo cual da fuerza y constancia para alcanzar objetivos.

Otros de los beneficios son descubrir lo que se quiere y luchar por ello, funcionar bien en las relaciones de pareja, en el trabajo y ser fieles a uno mismo, en vez de seguir los designios ajenos.

Incrementar el amor propio

En el Centro de Psicología del Baile, de la Universidad de Hertfordshire, en Londres, se descubrió que el baile no solo mejora y preserva la salud del corazón, sino que ayuda a mejorar la autoestima.

Para averiguar qué relación existe entre la autoestima y la actividad del bailarín, Peter Lovatt, psicólogo de la Universidad, realizó una encuesta a 14.000 personas. Aunque descubrió que las mujeres se sienten más seguras al bailar que los hombres, ambos tienen altibajos de confianza en sí mismos.

Lovatt encontró que ellas bailan sin temor desde la preadolescencia hasta los 16 años de edad, momento en el que aparece el temor al ridículo, aunque al entrar en la veintena recobran su autoconfianza.

En cambio, los varones van cobrando confianza de forma lenta y sostenida hasta que llegan a los 30 años de edad, momento en que la pista de baile los vuelve a intimidar.

A mediados de los 50 años ellas vuelven a confiar en su forma de bailar, mientras que ellos lo consiguen pasados los 60 años.

Por otra parte, sentarse con la espalda recta, además de beneficiar a nuestra columna vertebral, puede ayudar a ser psicológicamente más fuertes y felices, debido a factores mentales y hormonales.

De acuerdo con una investigación de la Universidad Marshall, en EE. UU., mantener una buena postura corporal no sólo reduce la sensibilidad al dolor lumbar, sino que además aumenta nuestra autoestima y seguridad (recuadro).

Es decir, hay más equilibrio emocional frente al bienestar psicológico y en relación con las otras personas.

Postura recta, más autoconfianza

Varios voluntarios asumieron una postura recta frente a diferentes situaciones. Los que asumieron una posición recta y dominante evidenciaron una capacidad más elevada de soportar el dolor y un mayor grado de tolerancia ante una situación de estrés eventual. Además, la postura induce a que el cuerpo libere testosterona. “El interlocutor de una persona que mantiene una postura dominante puede reaccionar sublevándose o asumiendo una posición sumisa. Para aumentar el sentimiento de control, lo mejor es sentarse con el pecho hacia adelante y buscando alargar el tórax”, dice Scott Wiltermuth, autor del estudio.

EFE