Las aulas virtuales, una pantalla real


Por LILIAM SUAZA J.

Los profesores de la Universidad de Stanford Daphne Koller y Andrew Ng crearon, a principios de este año, la empresa de educación interactiva en línea Coursera.org. En este portal educativo participan prestigiosas universidades; los cursos son gratuitos y en línea, lo único que requieren es un computador y acceso a internet. Al culminar el curso, se otorga un certificado, una vez superadas ciertas pruebas.

Esta iniciativa no es única: Harvard y MIT, por ejemplo, se unieron para ampliar sus programas educativos en línea, a través de la plataforma de código abierto edX. Aunque estás universidades ya contaban con cursos en línea, la novedad de edX radica en que, para acceder a los cursos ofrecidos, se requieren tan solo, aparte del inglés, algunas nociones básicas de matemáticas y ciencias. Otra oferta educativa del mismo tenor es iTunes U.

Actualmente, Coursera ofrece más de 200 cursos en línea en áreas tan diversas como ciencias sociales y humanidades, biología, ingeniería, música, matemáticas, diseñados por profesores de Stanford, Princeton, Michigan, Toronto, Melbourne, École Polytechnique Fédérale de Lausanne, Edinburgh y otras universidades.

Según Koller, el objetivo es que "los estudiantes de todo el mundo, más allá de su país, circunstancias familiares o financieras tengan acceso a educación de calidad ya sea para ampliar sus conocimientos o aprender cosas valiosas". El acceso gratuito al portal contribuiría a democratizar la educación y a disminuir las inequitativas diferencias de oportunidades. Por otro lado, el certificado que se otorga podría ayudar a la obtención de mejores empleos; esto dependerá de la vinculación de los sectores productivos al proyecto.

He tenido la oportunidad de participar en uno de los cursos que ofrece Coursera y aunque tengo sentimientos encontrados frente a esta experiencia me siento motivada por lo que he hallado. Estamos registrados 89.000 estudiantes de muchos países del mundo; semanalmente se introducen los temas en pequeños segmentos a través de videos que tienen una duración de entre 5 y 18 minutos. No se trata de exposiciones planas, sino que frecuentemente se abren espacios de reflexión mediante preguntas, lo que contribuye a que el estudiante interactúe con el material.

Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención es la participación de esta enorme comunidad global en los foros y redes sociales donde convergen multitud de culturas, intereses, fortalezas y habilidades. Se percibe en las opiniones y en los diálogos, el esfuerzo y el entusiasmo por aprender, que, me atrevo a afirmar, van más allá del mero deseo de obtener el certificado.

Sin embargo, aún no es claro cómo se va a manejar la avalancha de información generada en los foros y redes sociales. ¿Qué hacer para que ni los profesores ni los estudiantes se sientan perdidos ante semejante caos informativo?

Algunas de las dificultades tienen que ver con las asesorías y el acompañamiento a grupos altamente heterogéneos, así como con el control de la identidad de los participantes. El problema mayor, sin embargo, es el de garantizar la efectiva formación en las competencias académicas y laborales que exige el mundo globalizado de hoy, como la capacidad para solucionar problemas, el trabajo en equipo, el desarrollo de un pensamiento crítico y la innovación.

En nuestro país, desde hace más de una década se han hecho esfuerzos importantes liderados por el Ministerio de Educación Nacional, MEN, para promover y desarrollar la educación virtual, entre ellos se destacan los siguientes: la transformación de cursos presenciales en virtuales, el Programa Nacional de Uso de Medios y TIC, la construcción de bancos de objetos de aprendizaje, y recientemente la estrategia de Recursos Educativos Digitales Abiertos, con el apoyo de la UNESCO. También se ha buscado fortalecer la capacidad de innovación educativa a través de las políticas definidas en el Plan Decenal de Educación (2006 – 2016) y el Plan Sectorial de Educación 2010 – 2014, donde se establecen compromisos para promover, desarrollar y fomentar el uso educativo de las tic.

Aunque estos esfuerzos han sido importantes, aún falta mucho por hacer y mucha parte de nuestra población por impactar con estos programas. Recientemente la Oficina de Innovación Educativa con Uso de Nuevas Tecnologías, con el apoyo de expertos nacionales e internacionales, determinó que "se deben revisar los esfuerzos de los años anteriores y proyectarlos hacia una mayor apropiación por parte de las Instituciones de Educación Superior, a los nuevos contextos y paradigmas...". Razón por la cual suscribió un convenio con la Corporación Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada RENATA, para el fortalecimiento de dichas instituciones en la producción, gestión y uso de los contenidos educativos de acceso público.

La Universidad de Antioquia, a través del Programa de Integración de Tecnologías a la Docencia, ha realizado esfuerzos significativos en la formación de la comunidad universitaria para el uso de las tic, a través de servicios de capacitación, asesoría y acompañamiento. El MEN, en 2005, le otorgó a este programa cuatro premios en el concurso de méritos objetos virtuales de aprendizaje y, en 2009, le otorgó a la Universidad un reconocimiento especial por su compromiso en el uso de los medios y las tic en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

También se destaca el ofrecimiento de programas virtuales que se ofrecen, desde la Facultad de Ingeniería, a través del programa Ude@. Actualmente tiene cuatro programas de pregrado en las ingenierías de Telecomunicaciones, Ambiental, Industrial y Sistemas y tres programas de posgrado: Maestría en Gestión Ambiental, Especialización en Ingeniería Ambiental y Especialización en Pequeñas Especies. Según el Informe de Gestión y Resultados Sociales 2011 de la Universidad, el 31,5% de los cursos de pregrado que se ofrecen, es decir 1.258, están publicados en las plataformas de aprendeenlinea y ude@.

Sin embargo, subsisten en la comunidad académica fuertes inquietudes con respecto a los recursos, los procesos, los procedimientos y los resultados alcanzados, todo lo cual debe ser objeto de una evaluación permanente.

Estamos frente a una oportunidad sin precedentes para que nuestra comunidad académica se entere de la forma como las universidades más acreditadas del mundo se están preparando para llegar, a través de la web, a centenares de miles de estudiantes. Para ello es necesaria la participación activa en los cursos, la cual nos dará elementos de juicio adicionales que nos permitan responder preguntas fundamentales, como las siguientes: ¿Cómo mejorar el diseño de los cursos en la web? ¿Qué estrategias nuevas de aprendizaje plantear? ¿Cómo proponer la relación profesor alumno y entre alumnos? ¿Cuál es el uso que estamos haciendo de las tecnologías? ¿Cómo mejorar la evaluación? ¿Cómo motivar la investigación? ¿Qué papel deben jugar los foros y las redes sociales?

Este esfuerzo nos ayudará en el debate sobre nuestra propia realidad académica –lo que tenemos y lo que estamos haciendo– y a mejorar o revaluar el diseño de los cursos tanto virtuales como presenciales, las estrategias de aprendizaje, la evaluación, el uso de herramientas tan familiares a las generaciones de hoy como internet, los teléfonos inteligentes, facebook, la nube, etc. Otros beneficios tendrán que ver con la adquisición de nuevos elementos para el análisis de currículos y programas, la renovación del interés y motivación en profesores y estudiantes para ampliar sus conocimientos, el uso de nuevas herramientas en el proceso enseñanza-aprendizaje y el mejoramiento de la competencia en inglés, entre otros.