Ateroesclerosis: una bomba de
tiempo
Es
como una bomba de tiempo, pero con el agravante de que no se sabe en qué
momento va a estallar. Y a cambio de explosivos, engendra sustancias igualmente
fatales: grasas de origen animal y a veces tóxicos del
cigarrillo que se van acumulando en las arterias poniendo en riesgo la vida de
gran parte de la población colombiana. No en vano la ateroesclerosis (mal
llamada arteroesclerosis) es la segunda causa de
muerte en el país después de la violencia.
Tal
como lo describe el internista cardiólogo Adolfo Vera “la ateroesclerosis es
una alteración estructural caracterizada por la formación de placas de ateroma
en las arterias de cualquier parte del cuerpo, las cuales se producen por la
acumulación de grasas”.
Estas
placas, a medida que van creciendo, endurecen y engrosan las paredes de las
arterias, ocluyendo la luz de estos vasos, lo que impide que puedan conducir
normalmente la sangre oxigenada para asegurar el normal funcionamiento de los
distintos órganos.
Cuando
la obstrucción es crítica –aclara Vera-- puede ocurrir un infarto, “pues se
genera un proceso inflamatorio de tal magnitud que hace que la arteria se rompa
o erosione. Pero cuando las plaquetas de la sangre acuden normalmente para
curar la lesión y sellar el sangrado, terminan de agravarla, pues al hacer
contacto con las placas forman un coágulo que cierra totalmente la arteria, lo
que lleva a que por falta de irrigación una parte del corazón deje de
funcionar”.
En
ciertos casos se presentan síntomas que permiten tratar este mal a tiempo, pero
en otros simplemente llega el infarto y con él, la muerte súbita. De ahí que
los especialistas insistan en llevar una dieta sana, controlar el peso
corporal, hacer ejercicio y no fumar.
Síntomas
Contrario
a lo que la mayoría de gente cree, la ateroesclerosis no sólo puede producirse
en las arterias del corazón, sino en cualquier parte del cuerpo como los
genitales, los ojos o los ovarios. Así lo aclara Carlos Eduardo Tenorio,
cardiólogo intervencionista y vascular periférico del Centro Médico Imbanaco, quien afirma que esta es una enfermedad
generalizada que puede atacar diferentes sistemas del organismo. Según la zona
comprometida, se pueden presentar diversos síntomas, así:
Corazón:
sensación de opresión dolorosa en el pecho que alivia con reposo,
palpitaciones, sensación de taco en la garganta, dificultad para respirar,
náuseas, mareo, sudoración fría, palidez y fatiga extrema. Hay quienes
presentan síntomas atípicos como molestias gástricas.
Cerebro:
accidente cerebrovascular que cursa, según el
especialista, con parálisis o debilidad de un lado del cuerpo, pérdida del
habla, disminución de la fuerza muscular y desvanecimiento, entre otros
síntomas. En ocasiones puede haber convulsiones, pérdida del conocimiento y
relajación de esfínteres.
Otras menos comunes:
Diagnóstico
Así
explica el internista cardiólogo Adolfo Vera las pruebas necesarias para llegar
a un diagnóstico preciso de la enfermedad:
Historia clínica: en la que se evalúan los antecedentes personales y
familiares.
Exámenes
de sangre: que miden los niveles de ácido úrico, trigliceridos
y colesterol.
Electrocardiograma:
realiza un registro gráfico de las alteraciones eléctricas del corazón,
indicando si hay insuficiencia arterial coronaria.
Prueba
de esfuerzo: da cuenta de la actividad eléctrica del corazón sometido a
esfuerzo.
Medicina
nuclear: implica la administración de fármacos que llevan al corazón a un
estado de estrés para analizar cómo trabaja en condiciones como la práctica de
ejercicio.
Ecocardiograma:
registra en imágenes las estructuras del corazón y sus características
generales.
Cateterismo
cardíaco: muestra el tipo de lesión o de compromiso, la estructura interna de
las arterias, si hay obstrucciones, en qué sitio y de qué longitud.
Angiotac: analiza el promedio de
calcio en las arterias y permite observar la aorta torácica y la abdominal.
Tratamiento
La
enfermedad no tiene cura, por lo que es posible que después de aplicado el
tratamiento, una o varias arterias se vuelvan a obstruir. Sin embargo, se puede
controlar evitando los factores de riesgo y aplicando alguna de las siguientes
alternativas de manejo:
1.
Farmacológico: los casos más leves se manejan con varios medicamentos que
Tenorio describe así: “betabloqueadores que
disminuyen la frecuencia cardíaca; nitratos con
efecto vasodilatador; inhibidores Iecas y Ara II que
evitan que el corazón aumente de tamaño y estatinas
para disminuir el colesterol”.
2.
Cirugía a corazón abierto: según el doctor Tenorio, esta cirugía está indicada
en pacientes que tienen varias arterias comprometidas con un grado de
obstrucción severo. “Consiste en realizar una incisión de unos
Para
ello se extrae una parte de la vena safena ubicada en la pierna, se adhiere
antes del sitio de lesión y se comunica en el otro extremo con la aorta”,
explica. Exige una semana de hospitalización y un programa de rehabilitación
que puede tardar un mes.
Las complicaciones van desde la infección de la herida hasta la muerte.
3. Angioplastia con stents: indicada
en placas de ateroma jóvenes, o sea las que aún no se han compactado.
“Durante el procedimiento, que dura unos 20 minutos, se introduce un cateter a través de una mínima incisión en la ingle para llegar
al árbol coronario. Se introduce un balón que abre la arteria obstruida y
aplasta la lesión y luego un resorte metálico (stent)
que evita que la arteria se vuelva a cerrar”, explica Vera.
La
ventaja de la angioplastia, según el doctor Tenorio,
aparte de que es menos invasiva y no implica puntos
de sutura, es que al día siguiente la persona se puede reintegrar a sus
labores.
En
el procedimiento existe el riesgo de que se reviente la arteria, se infarte el
tejido o se perfore un ventrículo.
Causas
Se
sabe que existe una predisposición genética para sufrir la enfermedad. Pero
según el cardiólogo Carlos E. Tenorio, la ateroesclerosis puede progresar con
los años en la medida en que se van desarrollando ciertos factores de riesgo
como: